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España España · Cádiz
Críticas de Woker
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
2
22 de abril de 2020
35 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spin-off de una popular distopía patriarcal de HBO ambientada en la era del machismo moderno que refleja la crudeza diaria con la que son tratadas las esposas de aquellos multimillonarios misóginos que infestan nuestro planeta. Ironías aparte, la carencia absoluta de trasfondo y la nula explicación que justifique el comportamiento del transparentado antagonista no supone un agujero de guión en el argumento ya que el espectador promedio aceptaría estas premisas como reales e incluso cotidianas, que es lo realmente inquietante de la cinta. Dicho esto, sería injusto calificarla de ciencia-ficción porque el único avance tecnológico aquí mostrado sólo encajaría en algún capítulo cutre de Smallville con villano despechado, como de igual forma dista de encajar en los cánones del thriller al no lograr esa cota de suspense o incomodidad que uno esperaría encontrar en esta reimaginación podemita del clásico de Wells que a buen seguro se convertirá en carne de cañón para acaparar la cartelera de un domingo de sobremesa de Antena 3 en los meses venideros. Es más, debido a la incongruencia de determinadas situaciones, sumados a los numerosos cambios de humor radicales de la protagonista, uno se atrevería a enmarcar su género como comedia y de las malas, digna de la parrilla de Divinity.

El aliado Leigh Whannell se saca de la chistera una historia más inverosímil y alejada de la realidad que las de sus anteriores Saw e Insidious que habrían hecho petar Matrix si el guión hubiese caído en manos de los agentes mientras este susodicho pasaba sin pena ni gloria por allí. Si miramos con atención la célebre frase “What the hell”, descubriremos que dicha frase y personaje en cuestión comparten sospechosamente 6 de sus letras. ¿Desafortunada relación o mera coincidencia? Sin salirnos de lo absurdo, no olvidemos de que entre un repertorio plagado de actuaciones más que justillas, Elisabeth Moss destaca en su reiterado papel de mujer oprimida y de paso eleva el síndrome de Kristen Stewart a un nuevo nivel jamás antes visto donde la expresión de amargada se camufla con la de alegría y las convierte en imposibles de distinguir para el ojo humano. ¿La parte positiva? Que podría haber sido mucho peor si tenemos en cuenta que, a día de hoy, se rumorea que Elizabeth Banks, la ilustre directora, guionista, actriz y puede que también maquilladora de la última aberración de Los Ángeles de Charlie, tiene en su agenda (en la política, concretamente) dirigir una secuela bajo el empoderador nombre de “La mujer invisible”. Pillen sitio.
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Woker
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3
2 de diciembre de 2021
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Festival de cosplay digno de una convención patrocinada por AliExpress que pone en práctica la curiosa maniobra de marketing de atacar a su fandom más selecto como sistema de defensa preventiva ante las críticas adversas. Mientras en occidente se origina una guerra ideológica con Twitter como campo de batalla, en el país nipón nunca llegan a plantearse siquiera tales tonterías y reniegan categóricamente de la enésima iteración por parte de Netflix de sabotear otro de sus tesoros audiovisuales. Siendo realistas, hoy día cualquier plataforma de streaming actual vejaría de modo similar el contenido original de una obra artística para encajarlo en los imperantes intereses culturales, aquellos que insisten en adaptar toda creación a un marco histórico que no le corresponde y que por supuesto tampoco le queda bien porque en un principio no fueron concebidas con esa mentalidad que es ahora insertada por imposición corporativa. Corren malos tiempos para los amantes de obras maestras. Quizá las habríamos visto representadas de forma mucho más fidedignas de haber sido producidas una o dos décadas atrás. No obstante, esto no quita que ya se hayan dado otros casos sonados de otros animes donde los propios japoneses no consiguieron estar a la altura que se merecían cuando tocaba pasar al formato live-action: Death Note, Attack on Titan o Devilman son rotundas muestras de ello.

Cowboy Bebop es jazz que suena melancolía, cigarrillos a medio fumar, un pasado del que no se puede escapar y lidiar con la decepción de recompensas que nunca serán cobradas. Sin embargo, este Cowboy Bebop L.A. es un caso particular; pretende homenajear y tremenda fidelidad a la animación original, pero a medida que su desarrollo avanza, se toma libertades creativas muy discutibles que acaban por echar por tierra (y por espacio) sus amagos iniciales de buena fe. Unas libertades que encajan dentro de unos marcos muy específicos donde algunas bromas, parodias, sátiras o indirectas no tienen cabida en la sociedad de Demolition Man que algunos quieren. Asimismo, tampoco sería justo incluirla en la categoría de abominación porque tiene la suerte de que el listón ya estaba demasiado bajo desde hace tiempo. Y es que aquí se reúnen las bazofias atemporales de Dragon Ball: Evolution y la versión norteamericana de Death Note, entre otras lindezas.

Christopher L. Yost nos propina un escupitajo en toda la jeta a los fans que alguna vez creímos que este proyecto desembocaría en algo potable. Cuenta con la visión creativa de Shinichiro Watanabe, pero limitan tanto su participación que prácticamente es baladí. Ficha a Yoko Kanno, pero echa mano de su antología y sus nuevas canciones no tienen la calidad esperada. Absorbe por completo el foco de promoción de Netflix durante su lanzamiento y no logra posicionarse entre el top 10 de las producciones más vistas. Dispone de un presupuesto considerable que hace posible recrear la estética futurista/espacial de forma espectacular por momentos, aunque su casting ideológicamente elegido provoca una sensación de cringe extrema que saca al espectador de la inmersión, que supuestamente debía ser depresiva y solitaria, como sus protagonistas.

Carta a Hollywood: sé que me estáis leyendo, así que me dirijo a vosotros con resignación para saber el porqué de tanto afán de siempre mantener la raza caucásica a los villanos en vuestras producciones y su transformación en unos completos incompetentes que generan risa donde antes provocaban temor.
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Woker
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2
10 de julio de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reality show italo-polaco que combina de forma magistral lo peor de ambos países y crea un explosivo cóctel bautizado como “Mafioso busca esposa”, con un profundo sabor a polémica y cuya resaca puede llegar a durar hasta un año, de ahí su título. Calificar a esta aberración de ser la '50 sombras de Grey' de marca blanca sería un tremendo insulto para todas esas marcas habidas y por haber, incluso para aquellas que te puedes encontrar en los supermercados más cutres de los pueblos más recónditos. Es tan inverosímil en cada uno de sus apartados que desprende un sospechoso tufo a trampa que simplemente busca la provocación y el escarnio para aumentar su popularidad y despertar el interés del espectador para comprobar si realmente es tan mala como comentan (y vaya si lo es). Un argumento conscientemente incendiario para los tiempos que corren, con unos comportamientos machistas que no se veían desde el medievo acompañados de fondo por unas canciones dignas de Nickelback en su momento de inspiración más bajo e idóneas para anuncios de fragancias y tiendas de ropa en etapa de liquidación total por cierre. Pero, ¿quién puede estar detrás de semejante embrollo patriarcal? ¿Los Illuminati? ¿Donald Trump? ¿Vox? Pues resulta que ha sido Netflix, esa dichosa plataforma que, de entre sus logros más destacados, sobresalen reimaginar un Aquiles de raza negra e insertar otros tantos excesos de melanina entre sus actores que habrían dejado confundido incluso a Michael Jackson. Pese a ser una película que va totalmente en contra de las políticas y éticas de su distribuidora, ésta ha contado con una notable difusión en el popular servicio de streaming desde su lanzamiento. Posiblemente estemos ante el mayor clickbait del interminable catálogo de esta compañía.

En el ya muy lejano año 2000 se estrenaba en pantalla el clásico de culto 'American Psycho' ocasionando un tremendo revuelo en una considerable parte de la sociedad por mostrar de forma tan explícita la codicia y violencia de Patrick Bateman, un yuppie neoyorquino que aúna todo lo humanamente detestable y que a día de hoy la policía de la cultura de la cancelación tanto se esmera en perseguir y condenar mediante tweets. Escoció y mucho que al frente de este proyecto estuviese la directora Mary Harron, ya que supuestamente las mujeres deben ser las primeras en criticar sin impunidad tales conductas que tanto daño y opresión han ocasionado al feminismo a lo largo de la historia; sencillamente es inaceptable mostrar semejante degeneración y es aún más deleznable si eres mujer, lo cual es paradójicamente sexista.

Barbara Białowąs dirige esta barbaridad que pese a encajar perfectamente con el año que estamos viviendo, dista bastante de llegar a ser considerada un nuevo clásico de culto y retrata un refrito basado en tópicos y estereotipos que roza por momentos una similitud preocupante con un concurso cualquiera de Telecinco o Cuatro cuyo fin es el de encontrar pareja en condiciones adversas. '365 días' es, sin ningún atisbo de duda, el producto más indigesto que ha salido de Polonia desde el vodka. No esperaba nada y aún así terminé decepcionado.
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Woker
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3
26 de marzo de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Híbrido de marca blanca cuya trama principal aúna varios conceptos originales que tanto dieron que hablar en su día como los de “A Quiet Place” y “The Happening” y de cómo habrían resultado si Krasinski y Shyamalan hubiesen acudido bajo un severo estado de embriaguez a sus respectivos rodajes que deteriorase su talento al filmarlas. Los presagios nunca fueron favorables pues con esta “A Ciegas” (que es una firme declaración de intenciones y la única forma de disfrutar de este apocalipsis de Hacendado) disponemos de otro título que añadir a la ya larga e infame lista de traducciones al español erróneas y poco apropiadas desde su versión original; si al cóctel de una idea prácticamente copy+pasteada de obras anteriores y muy superiores a ésta, le sumamos una cantidad de saltos en el tiempo que marearían al mismísimo Tarantino y ya como guinda le añadimos la típica dosis de diversidad cultural y empoderamiento femenino que Netflix inserta con calzador en sus producciones, nos quedaría este mejunje.

Desde la #MeToodología estamos sufriendo un incesable bombardeo de propaganda feminista en los medios, con especial hincapié en el cine donde priorizan transmitir su politizado punto de vista en detrimento de aprovechar el talento y el generoso presupuesto del que disponen para crear una nueva obra de culto. En esta ocasión, la directora de envidiable apellido Susanne Bier asume su papel de peona concienciada y desaprovecha una oportunidad de oro para dar el salto al estrellato internacional porque le pareció mejor limitarse a presentarnos una distopia que incluyera una aproximación atípica de la maternidad. Carencia total de cualquier atisbo de calidad o de simplemente algo que mereciese la pena rescatar de aquí, salvo aquel famoso desafío (bautizado como “Bird Box Challenge”) en el que numerosos energúmenos vendaban sus ojos mientras fregaban los platos o desatascaban el váter. Debe ser duro que la película más conocida de tu carrera únicamente será recordada para la posteridad como guarnición del infinito cajón desastre de YouTube.
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Woker
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3
3 de febrero de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperpento de proporciones jurásicas que se preocupa más en transmitir su mensaje que de reforzar su guión y otorgarle algo de coherencia dentro de lo que cabe en una producción de ficción. Aún sabiendo con lo que me podía encontrar y habiendo puesto mi empeño en intentar disfrutar de la película, no he conseguido que me parezca ni siquiera entretenida y he estado tentado más de una vez en dejar de verla tras la constante invasión de mensajes políticamente correctos y justicia social que detallo más adelante en mi Wokédex.

Menuda bajona, señor Bayona, mejor váyase a hacer política y deje el cine para los que estén interesados en ofrecer contenido de calidad al público y no este cúmulo de despropósitos sacados de cualquier producción de Disney. Y para reino caído...el de España; esto sólo es basura propagandística (otra más y van...)
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Woker
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