Nadie me puede acusar de que no me guste el cine lento. Amo el cine de Víctor Erice, de Bergman, de Kurosawa y de tantos otros maestros que nos han introducido con lentitud en las más intima de las miradas personales, en la belleza que no somos capaz de ver en la vida diaria.

Pero esta película se limita a ser plana, a intentar ser algo sin alcanzar nada. Son sólo tres horas de aburrimiento, que mi pobre butaca aguantó en posturas de vuelta y vuelta hasta que no pude más y me salí poco antes del final.¿ Es que pagar la entrada nos obliga a ser benévolos y aprobar un metraje anodino, pesado, de vidas y escenas que no interesan ni por la trama, ni por la fotografía, ni por una mirada de interés, ni por su originalidad ? ¿ Todo con tal de no admitir que nos han estafado la tarde del sábado, que nos venden como bueno lo que es muy regular ?.

Hago un llamamiento a los críticos (aunque que no creo que lo lleguen a escuchar nunca). El hecho de que no haya una buena cosecha de películas, no significa que haya que ensalzar necesariamente a las más aceptables de entre las peores del momento. Recordemos que un día vivimos el cine con Laurence de Arabia, La chica del puente, El marido de la peluquera, Ben Hur, La gata sobre el tejado de cinc, Derzu Usala, Fanny y Alexander, El cochecito, Mi querida señorita, El árbol de la vida, El Padrino, 2001 La Odisea...., Blade Runner, La familia, Cabaret, Las Nieves del Kilimanjaro (2011) y tantas, tantas otras maravillas que han llenado nuestras vidas de ideas nuevas e imágenes indelebles.

Esto es sólo un relleno. Un vacío. Sean francos, ustedes los críticos, y no se dejen comprar por los medios. Y por favor, no nos inviten a gastar nuestro dinero en lo que no lo vale.

Gracias.

Es difícil hablar de una película cuando te ha ayudado a cambiar la forma en que ves la vida. 

Era un lunes y fui al cine sólo porque no soportaba pasar la tarde sola en casa, necesitaba despejar la cabeza. Llevaba algunas semanas muy afectada por una fuerte discusión con mi hermana, una de las personas que más quiero y durante días estuve dando vueltas y más vueltas al asunto, pero sólo hacía que aumentar mi ansiedad. Elegí esta película entre otras cinco que echaban en el cine de mi barrio porque sabía que su autor era muy personal y me gusta ese tipo de cine. Pero nunca esperé una película así, era como si Malick hubiese leído todas las angustiosas preguntas que llevaba dentro de mí y les diera respuestas a través de imágenes, música, gestos y algunas frases biblícas. 

Aquella tarde no podía haber encontrado mejor compañía que la de Malick. Este cineasta mostraba su obra más arriesgada y ambiciosa: intentaba ofrecer en casi tres horas su propia filosofía del sufrimiento y la vida, su concepto del hombre, del universo, de Dios. Y su visión del amor como única opción. No voy a dar aquí mi lectura de lo que leí en sus imágenes, porque cada uno verá cosas distintas en función de cuáles sean sus inquietudes en ese momento. Pero si tienes interés en verla, ten calma, no elijas cualquier momento para hacerlo. No elijas el día que te apetece entretenimiento, o que tienes prisa. Esta película requiere algo más que tener ganas de ver cine: es necesario que te sientes con determinación, sin ninguna interrupción posible y que sepas que vas tener el privilegio de ver algo que casi nadie ofrece en cine hoy en día: vas a escuchar el alma de Terrence Malick, una persona muy particular. 

Gran parte de las críticas sobre esta cinta se refieren a un ritmo "excesivamente lento" en muchos momentos. En mi opinión ese ritmo es absolutamente intencionado y necesario. Malick da la espalda a las prisas de la vida cotidiana, deja el de acá para allá del mundo en que vivimos y nos lleva con sus poderosas imágenes a otros niveles de percepción, a un estado de total expectación, de total de sumisión - al menos yo así me sentía. Sólo de esta forma podemos entender. Sin esa lentitud, su verdad sería otra. 

Vi la película en septiembre, hace siete meses. Escribo esta nota en abril y aún pienso en ella. Vuelvo a pensar en las ideas y las propuestas de Malick muchas veces. Gracias Terrence por intentar algo tan difícil.