Me bajo los pantalones frente a Kevin Costner (que tanta tirria me da la mitad de las veces) y William Hurt, o más bien frente a la química entre los 2, que podrían tener su propia serie siguiendo esta historia. Aplaudo los diálogos, el ritmo pausado y cómo se trata esta temática sin fanfarria, sin fuegos artificiales...

Voy a hacer una crítica sin nombrar a Jason Bourne, sin hacer mención a las anteriores películas de la saga, criticando El legado de Bourne como película única y...... No, no voy a poder. A tomar por culo.

Jason Bourne era un asesino multifacético: sabía idiomas, sabía artes marciales, estaba entrenado en tener una gran agilidad mental para buscar recursos en momentos de supervivencia y seguro que hasta follaba bien. Pero el tío había perdido la memoria e iba por ahí con cara de conejito perdido. Era inocente y mono, pero letal. Le acompañábamos en sus violentas aventuras porque nos interesaba saber qué era de él antes de conocerlos nosotros.

Aaron Cross es un tío sin carisma que se pasa la peli poniéndose cada vez más agresivo y dando el coñazo: "pastillas, ¿tienes pastillas? Necesito mis pastillas. Me está entrando un monazo que no me puedo aguantar". Este yonqui ha salido de Outcome, otro de los programas de asesinos/espías de la CIA. Sí, otro programa más, porque esta gente desmantelan uno y crean 7. Pegas una patada a una piedra y salen 20 asesinos sobrehumanos. Algo habrá que hacer con ellos, digo yo.

Outcome no dura mucho, y al poco de empezar deciden cargarse a todos los asesinos dándoles unas pastillitas amarillas para matarlos sin que sospechen nada, ya que son todos unos adictos a las pastillas de colores. ¿Por qué no destinarlos a otros programas? deja, que nos quedamos sin argumento. A nuestro nuevo Bourne, Aaron Cross, deciden intentar reventarlo en pedazos con un misil, por todo lo alto, en lugar de darle la pastillita ¿Por qué? pues porque si no no tenemos película. Se va a la casa de la doctora/científica que le daba las pastis, le salva el culo y se pone sentimentaloide, decide quedarse con ella, a pesar de que está claro que es una inútil que sólo sabe ponerse histérica. ¿Por qué se queda con ella? Porque si no no hay romance.

El resto de la película son un puñado de escenas de acción (que, además, llegan de forma muy tardía), no tan interesantes como las entregas de Matt Damon, un ritmo que llega a aburrir, una trama que no tiene nada que aportar y una banda sonora que no tiene personalidad. Aún así, me comprometo a ver una quinta parte si Jason Bourne va a reaparecer para romperle el cuello a Aaron Cross.

Una película sobre el mundo de los sueños: bien. Robar o implantar ideas en esos sueños: mejor. Diferentes niveles de sueño: esto tengo que verlo. Lo que hace Nolan con estas ideas: un mojón.

Di Caprio es un ladrón de ideas fugitivo que se infiltra en los sueños de los demás para tal menester. ¿He dicho sueños? Bueno, se infiltra en un lugar donde hay tiroteos y más tiroteos; llámalo como quieras. El caso es que un día le proponen crear una idea en el subconsciente de alguien. Es entonces cuando entra en escena Ellen Page para que le expliquen todo bien masticadito, que llamar retrasados a los espectadores está mal, pero tratarlos como tales sin que se enteren no está tan mal.

Cobb (Di Caprio-Cara de mosqueado) le explica a Adriadne (Page) que cuando las proyecciones del subconsciente sospechan de una presencia externa que está tocando los cojones se vuelven violentos (¿he mencionado los tiroteos?). Un momento, un momento, si Cobb sabe de forma consciente que Adriadne es la que está modificando el sueño, ¿cómo es que su subconsciente sólo lo sospecha? ¿La parte consciente sabe más que la subconsciente? ¿Esto cómo va? No importa, es Nolan, es una puta genialidad.

El equipo de Cobb se monta en el avión con Fischer, el millonario al que van a implantarle una idea, que curiosamente viaja sin guardaespaldas ni nada porque es todo un machote. Y entonces empiezan los diferentes niveles del sueño. ¿Qué guay, verdad? En el primer sueño hay tiroteos y persecuciones en coche. En el segundo nivel hay tiroteos y patadas. En el tercer nivel hay nieve, explosiones y tiroteos. Es todo de una inventiva acojonante.

"Soy el número cuatro". Leo que es mala y boba, me tomo el tiempo de buscarla, de descargarla, de encontrar unos subtítulos y de guardar espacio en la agenda para sentarme a verla, sólo para descubrir que la gente está equivocada: es peor. Es una puto pastiche de tópicos predecibles, actores sin gracia ni talento, diálogos para retrasados, música ñoña, personajes ñoños (y agilipollados), conversaciones ñoñas y un eterno sentimiento de vergüenza ajena.

Y encima ya desde los primeros 10 minutos te hueles que han sacado este mojón con la intención de hacer secuelas. Más no, por favor.

Una película basada en trucos de magia reales, con una trama excelentemente hilada, con buenos diálogos y tensión, mucha tensión. Eso es lo que iba pensando que tendría que haber sido esta película conforme la iba viendo. ¿Una investigación policiaca en torno a magos/ilusionistas ladrones? Hostia puta, genial. Pero no, mejor metemos al Freeman, Heisenberg, Ruffalo, Harrelson y al Caine, hacemos un guión tramposo con todas las letras, CGI desde el primer minuto, nos pasamos por el forro el realismo -aunque luego intentemos darle explicaciones racionales a todo- en pos de momentos fantasiosos baratos, nos cargamos el misterio nada más empezar la película (¿qué coño me importa cómo hacen los trucos si no me creo nada?) y metemos un romance de telefilm de domingo por la tarde con calzador.

Una puta pérdida de tiempo.