Este documental no es en sí, un documental para elogiar, pero sí para recordar.
A pesar de que no hay diálogo en esta película(las cuatro palabras de lo bebés no valen), no se hace pesado. Todo lo contrario, para mí se me ha hecho muy corta.
En algunos aspectos podría ser mejor, quizá profundizar más en la vida de los bebés refente a la sociedad que a cada uno les ha tocado, pero para eso sería neceario más tiempo y quizá la película acabaría pecando de pesada y por qué no, quizá más aburrida.

Denota claramente las diferencias culturales de cada bebé, y de las ventajas e inconvenientes que tiene cada uno. Pero eso es algo bastante subjetivo porqué mientras el bebé americano y el bebé japonés están en clases con sus padres animándolos a hacer tonterías (que es lo que me ha parecido) el bebé mongolo y el bebé africano no podrán asistir a unas clases muy caras donde poco aprenderían, pero sí pueden disfrutar de relacionarse con los animales y la naturaleza en carne viva, y los otros pobrecitos, no.

Lo recomiendo absolutamente porqué aunque se puede decir que no sucede " nada importante", el simple hecho de ver cuatro bebecitos que son para comérselos ya es una maravilla. Además creo que se puede ver como un análisis humano, que nos ayuda a comprender nuestros comportamientos y evoluciones.

Por cierto, me he enamorado del bebé de Mongolia, no he visto criatura más bonita en mi vida!