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España España · León
Críticas de Azul
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
8
2 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la segunda entrega de que veo de la trilogía sobre la venganza del coreano Park Chan-Wook (activo en el cine desde 1992 con más de diez títulos hasta hoy), y sigo ilusionado con ver la que me queda: “Simpathy for Mr. Veangance” (2002). “Old Boy” (2003), ya me pareció de las mejores películas del cine oriental de suspense-fantasía. El protagonista es un hombre secuestrado por un anónimo que le suelta tras 15 años sin motivo aparente, por lo que hace lo que sea para encontrar a ese desconocido y vengarse.
En “Sympathy for lady Vengance” (2005) se plantea que una mujer del siglo XXI a los 19 secuestró y mató a un niño de 5 años, pagándolo con 13 años de cárcel. Esta historia requería más finura para contarla, porque la violencia, la sangre, lo repentino en general, se suelen asociar más al género masculino. La protagonista, nuestra “lady” Kum-ja, su principal arma es una pistola de corto alcance (un tiro preciso y no hace falta más para matar), y en “Old boy” es un martillo. Tiene alguna pelea, pero se sirve también de venenos y de más paciencia para llevar a cabo su venganza.
Su imagen es discreta, con faldas rectas por la rodilla y, como atributos más definitorios, un abrigo negro de cuero a la misma altura, que puede recordar a “Matrix”, y una suave sombra de ojos roja como toque de diablesa. La actriz (Lee Yung-ae) consigue una buena fusión con el personaje, ya que empecé a simpatizar con ambas a los pocos minutos de empezar la película. Su principal gesto facial es meditabundo. No va por la vida ni de víctima ni de dura, pero sabe reírse y llorar. Es resolutiva y autosuficiente, y nunca muestra prepotencia. No es muy habladora, pero tiene claro lo que quiere decir: es firme y sin tacos innecesarios. Es distante, pero muy humana con la gente del entorno ajena a su venganza (sabe a quién acercarse y cómo, de hecho su plan de venganza se sustenta en un intercambio de favores con varias compañeras de cárcel).
El resto del reparto se adapta a sus papeles. Su mayor intensidad se da en el último tercio de la película, en una situación tan tirante que baila entre los límites del absurdo y la tragedia. Creo que es la parte más divertida propia del estilo asiático, teatral (que no sobreactuado, como ocurre a menudo) y algo surrealista, provocando una sorpresa ante la cual uno no sabe cómo reaccionar (algunos se echarán a reír y otros a llorar ante la creciente brutalidad sobre todo psicológica, presenciando una discusión sobre cómo llevar a cabo la venganza tan deseada de Kum-ja desde el principio de la película).
Los planos de cámara no se quedan atrás. Recordando al cómic en varias ocasiones, al igual que los decorados (coloridos y con formas geométricas rebuscadas, sin resultar chillones, además de los símbolos que aparecen, como la tarta blanca que ofrecen a Kum-ja tras salir de la cárcel indicando inocencia), le dan a la cinta un pequeño toque de cuento y fantasía, quitando hierro con su simpatía cuando la historia lo permite (la sobriedad tampoco falta en los momentos precisos). La banda sonora ayuda enormemente a la gran sacudida emocional por su efecto de choque entre la violencia de la situación y la dulzura de la protagonista, utilizando sobre todo instrumentos como violín, flauta, arpa, clave…
Una película muy recomendable para los amantes del cómic y/o del cine asiático (no tanto para sensibles y ambientes familiares) que mantiene alerta al espectador por golpear a veces directamente, y otras de dentro hacia fuera, gracias a un dinámico ritmo y a una samurai de nuestro siglo con una sed de venganza tan grande y contagiosa como su propia conciencia.
Azul
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