Para ver con el celular apagado y sin ninguna distracción, así hay que ver esta película si es que realmente la quieres entender, y como repiten en los diálogos "todo está en los detalles", es ahí donde tomas el nudo y lo logras desenredar.
Sí bien es un thriller inundado de misteriosas verdades, es la historia más allá del argumento la que hace fascinante y atendible está grandiosa película, que entre otras se destaca por la excelente fotografía, sonido y brillante actuación de sus protagonistas.

Un thriller totalmente pasivo pero que te mantiene expectante, con picos de acción que caen a un drama nostálgico y dan pie a un nuevo ritmo en el guión. Excelentes actores encarnando una historia real. Pero como siempre en producciones americanas, se muestra lealtad a la bandera, son ellos los héroes y hacen hincapié a lo feo de la unión soviética.

Un inicio brillante que te pone alerta y suponiendo cosas que al pasar del tiempo se van desvirtuando y te muestran otras, hay ratos tan quietos que aburren pero entendibles en un rodaje de estos en plano secuencia sin ningún corte que den respiro a la historia, pero aun así se oxigena y tiene tal fluctuación de picos emotivos que pareciera increíble que fueran 2 horas 20 minutos seguidas sin más recursos que un buen guión y una excelente

Una mirada sensible y objetiva del ser es la que posee el director Richard Linklater, y es en "Boyhood" donde hacemos de ese magnifico proyecto de 12 años de rodaje nuestro espejo. Ahí es donde sobresale el éxito de esta película, éxito compartido con una historia narrada entre documental, experimental, ficción y realidad y es esto último lo que nos permite quedarnos dos horas cuarenta minutos sentados en una silla a la espera de recibir la gratificación que la película nos da al mostrarnos un símil de nuestras vidas.

Mason, el niño, adolescente y joven puede ser nuestra vida interpretada por otro, en este caso por Ellar Coltrane, quien desde los seis años permitió mostrar sus cambios biológicos, emociones y sentimientos durante doce años y a lo largo de su vida escolar.
Fue mi caso y con seguridad el muchos quienes nos vimos reflejados en Mason, en ese niño rodeado de dramatismos y experiencias, pero no solo él fue reflejo de nuestras vidas, también lo fueron su hermana y sus padres, quienes fácilmente podrían encarnar la vida de los nuestros.

Un día miramos hacia el cielo y soñamos, nos creímos únicos y especiales, crecimos y los problemas y cambios fueron pan de cada día, conocimos el amor y las fallas del mismo, llega la adultez, la responsabilidad e independencia de papá y mamá, ahora el camino es propio y arduo.