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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de walser
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
6
2 de noviembre de 2022
84 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno podría decir que la película está bien, incluso muy bien, dentro de los géneros político, histórico y de tribunales, y aunque difícilmente se sorprendiera por la originalidad de su tratamiento cinematográfico (que no existe) probablemente empatizaría con la proeza de los dos fiscales y se emocionaría con los testimonios desgarradores de las víctimas de la dictadura, y se quedaría sencillamente ahí. Pero el problema es que uno es argentino y que desgraciadamente vivió los tristísimos años de esa locura cruel llamada "proceso de reorganización nacional", desde 1976 hasta después de la bendita derrota de Malvinas, que nos permitió salir de aquella pesadilla.
Al ser uno argentino, viejo y estar, probablemente sin razón, persuadido de que tiene al menos dos dedos de frente, la película hace ruido por todas partes. Subrayo las siguientes arbitrariedades:
1) Solo se menciona al presidente Raúl Alfonsín de costado y como desentendido de todo lo que estaba pasando en el juicio.
2) Se ignora por completo que ni bien asumió Alfonsín derogó la ley de autoamnistía que había dictado el último presidente militar, Reynaldo Bignone, para protegerse a sí mismo y a sus compinches.
3) Se ignora por completo que recién asumido Alfonsín creó la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas, Conadep, que investigó a fondo las torturas y desapariciones y que presidió el cuentista y novelista Ernesto Sabato, a quien ni siquiera se nombra.
4) Se ignora por completo que la Conadep produjo un informe completísimo y desgarrador que se tituló "Nunca más".
5) Se ignora por completo que los opositores políticos de Alfonsín, desde el Partido Justicialista, se oponían a la derogación de la ley militar de autoamnistía.
6) Se ignora por completo que fue Alfonsín el que logró transferir el caso de la así llamada "justicia militar" al fuero civil.
7) Se ignora por completo que sin la valientísima aparición de Alfonsín no hubiera habido juicio ni castigo a los culpables.
8) Se ignora que las muertes y desapariciones y el plan de aniquilación del terrorismo a cualquier precio había comenzado con toda energía antes de la llegada de los militares, durante el gobierno peronista de la presidenta Isabel Martínez de Perón y del superministro espiritista y fascista José López Rega.
9) Se presenta como único villano cívico de la época al ministro del Interior de Alfonsín, Antonio Tróccoli, de cuyo discurso se seleccionan únicamente las frases que lo convierten en villano, porque Tróccoli, si bien pertenecía al ala más conservadora del radicalismo, era auténticamente un demócrata.
10) Se sugiere, sin decirlo, que después Alfonsín abdicó de su lucha contra los represores pero que fue retomada a partir de 2003 por Néstor Kirchner, que volvió a poner presos a los responsables del Proceso, claro que cuando ya eran ancianitos, usaban pañales descartables y no asustaban ni a los nenes de pecho.
Sin Alfonsín no hubiera habido Strassera, y mucho menos Moreno Ocampo. Se podría decir que es un "recorte", que una película no puede abarcar la historia entera. Pero ¡pavada de recorte! Es como hablar de la Santa María, la Pinta, la Niña y el navegante Pinzón sin recordarle ni una vez al espectador desmemoriado -que los hay, y en cantidad enorme- que fue Colón el descubridor de América.
walser
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5
31 de enero de 2022
43 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos viviendo una ola en la que todo el mundo quiere hacer su "Amarcord" sin ser Fellini. Tras el intento de Paolo Sorrentino con la bastante fallida "É stata la mano di Dio", llega éste de un Kenneth Branagh fuera de su habitual registro de recreaciones shakesperianas generalmente demasiado exaltadas. Acá se nota mucho que por más que haya nacido en la ciudad de Belfast en este campo es sapo de otro pozo, porque a sus recuerdos de la infancia les falta todo lo que esperamos de ellos: intensidad, autenticidad, fuerza, interés y riesgo.
Es la Irlanda del Norte de los años 60, con las convulsiones de la guerra civil entre protestantes y católicos, drama aludido muchísimas veces por el cine en películas tan intensas como "En el nombre del padre", de Jim Sheridan, o "El juego de las lágrimas", de Neil Jordan. En "Belfast" se ve estallar este conflicto en la primera escena, tal vez la más potente y la más diligentemente realizada, pero después pierde presencia y tensión. En ese comienzo, como en el resto del film, se luce la magnífica fotografía en blanco y negro, así como las breves apariciones de una de las mejores actrices de la historia, Judi Dench.
Lamentablemente, se desencadena en la película una verdadera lluvia de lugares comunes y golpes de efecto melodramáticos sobre esa familia que para preservarse y a pesar del amor que le tienen a su patria chica no encuentra otro camino que emigrar. Los personajes son planos. Los activistas protestantes son demasiado malos y los católicos demasiado buenos y, por previsible, el desarrollo no compromete al espectador, sino que en ciertos casos -el mío, en especial- más bien lo aburre.
"Belfast" no logra conmover, pero peor todavía le va con las risas. Más alla de las esperables lecciones morales, lo que me pareció más flojo es la repetida apelación a la música y las secuencias finales de "High Noon" ("A la hora señalada"), los chistes que no vienen a cuento de nada, como el del médico que le dice a su paciente que tiene para él una noticia mala y otra peor, y las boutades pretendidamente filosas, como eso de que todo lo que necesitan los irlandeses para sobrevivir es una pinta de cerveza, un teléfono y la hermosa canción "Danny Boy".
walser
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5
3 de abril de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuesta mucho recordar otra película que cuente un episodio espeluznante de la Segunda Guerra Mundial y que deje al espectador tan helado. Algunos críticos han trazado un paralelo bastante certero con "Venga y vea", la extraordinaria y aplastante obra del ruso Elen Klimov, pero ¿cómo decirlo? Los fuegos y masacres de aquel film de 1985 dolían de verdad, y éstos parecen apenas un lentísimo y solemne ejercicio de estilo.
El tema es interesante, y hay que agradecer al director Denes Nagy la gentileza de haberlo puesto en contexto mediante un breve texto aclaratorio en el primer minuto, porque si no no se hubiera entendido nada. La historia refiere a soldados de Hungría que, aliada con Alemania, la ayuda a mantener las conquistas territoriales de Hitler en las heladas estepas y, de paso, a denunciar a los partisanos rusos que se resistían frente al invasor.
Usé antes la palabra "solemne". También le queda bien "inexpresiva". Los intérpretes parecen marcados con la siguiente indicación: "No hagan ningún gesto". Y así "Luz natural" -de gran fotografía, por lo demás- se vuelve, con perdón del Oso de Plata que se ganó en Berlín, demasiado fría e indiferente.
walser
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2
19 de enero de 2022
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dado que un señor todavía muy joven llamado Alexandre Koberidze confiesa en los créditos que es responsable no solo de la dirección de este larguísimo desastre, sino también del guión (¡habría que verlo!) y, lo que es todavía peor, del montaje, parece plenamente justo desresponsabilizar a los actores. Los pobrecitos pasan y posan como zombies de aquí allá sin entender, como los espectadores, nada de lo que se les pide que hagan. En mi opinión, hay un solo culpable: el señor Koberidze, junto tal vez con la legión de críticos que han descubierto últimamente la genialidad de cualquier película proveniente de la hermosa patria georgiana.
Se presume que "¿Qué vemos...?" es algo así como un cuento de hadas para adultos. La premisa es una maldición que sufren sin que nadie sepa por qué un chico y una chica que están a punto de enamorarse. Brujas incógnitas les cambian la apariencia un día antes de su primera cita y así, obviamente, no pueden reconocerse. Menos obvio es que los dos acuden al bar donde debían encontrarse sabiendo lo que les ha pasado y que se quedan la noche entera allí mirando el techo decepcionados sin ocurrírseles siquiera llevar un cartelito que dijera: "Soy yo, aunque esté ligeramente cambiado".
La de por sí módica anécdota se va diluyendo, como es natural, en las dos horas y media que dura la película, que lamenté haber dilapidado sin levantarme de la butaca, de modo tan inexplicable. Hay una voz en off que relata lo inenarrable, una "película dentro de la película" que huele a patraña, una segunda parte todavía más larga que la primera, durante la cual la cámara divaga, y un casi pedido de disculpas al final por las incongruencias a las que el espectador fue sometido, aunque la voz en off (que, suponemos, será la del propio maestro Koberidze) concluye su mea culpa suponiendo que "de un modo u otro, algo tiene que haber detrás de todo esto".
walser
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6
1 de abril de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído por ahí que involuntariamente Spielberg le ha hecho sombra a la versión original dirigida por Robert Wise. No lo puedo creer. Es absolutamente lo opuesto. La "West Side Story" original fue un quiebre absoluto con la tradición de la comedia musical hollywoodense. Fue moderna con ganas y con intención, con el legítimo propósito de ser diferente. Como primera en su género y no solo primera sino obra maestra no hay mucho que le pueda hacer sombra. La réplica de Spielberg a lo sumo es apenas una buena copia, con toda la intención no de romper nada ni de innovar sino de imitar detalle por detalle cada idea del film de Wise, al punto de buscar una actriz de cara parecida -de cara, no de actriz- a la inolvidable Natalie Wood. La cámara es muy buena, cierto, y hay algunas ideas visualmente valiosas, como las sombras que se alargan antes de la pelea entre clanes, pero nada de nuevo. El director parece estar más cómodo en las escenas de acción que en las coreográficas, y la intensidad y belleza del romance entre María y Tony se ve bastante desleída. Lo mejor es pensar todo el tiempo en la inolvidable "West Side Story" de los años 60. Siempre me pregunté si hacía falta filmarla de nuevo. Ahora que la vi ya tengo la respuesta. No.
walser
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