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España España · Madrid
Críticas de Daniels
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
8
23 de junio de 2010
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando allá por finales de 2007 me enteré de que se iba a estrenar la cuarta parte de la jungla de cristal no pude hacer otra cosa que llorar, para que entendais esa actitud, será mejor volver a los orígenes, en 1988. Aquel año presumió de ser testigo del estreno de una de las mejores, si no la mejor película de accion de la factoría californiana. John McTiernan, director creó al épico antiheroe John McClane y a su némesis, Hans Gruber enfrentados en una lucha por el control de Nakatomi Plaza, en pleno corazón de Los Ángeles, sitiada por el ejército. Una lección de como hacer cine de acción sin renunciar a la calidad que eso supondría. Dos años después se estrenó la segunda, muy por debajo de la primera en mi opinión, debido al relevo de dirección. Viéndola supe que esa mezcla de desparpajo, acción, violencia y buen cine de la primera parte se había desvanecido, sin dejar rastro.

Pero los milagros existen, y un lustro después John McTiernan, harto de ver como lo que inicialmente él había creado, se había vuelto insulso y decidió volver a poner en la cima al detective más odiado de toda norteamérica. Fue como un rayo de sol en un día nublado. La magia de la primera cinta volvió, y con ella su némesis en forma de Jeremy Irons como el hermano de Gruber y un compañero de andanzas que si en la primera fue Reignald VelJohnson, en esta tercera sería un genial Samuel L. Jackson. La acción se sucede en ráfagas grandiosas acompañadas por unos diálogos que por su contenido racista, sexual o méramente insultante provocaron en mi cara risas duraderas de las de verdad. El dúo que forman Willis y Jackson es legendario debido a la evolución en su amistad, del odio al amor, desde que se conocen en pleno Harlem (mítico "odio a los negros") hasta el ataque final. La ironía y comicidad del primer minuto se mantiene hasta los créditos. La violencia en esta parte es irreprochable, acompañada de bromas, marca de la casa McTiernan-Willis. Aparte, el reparto se asemeja al del primer film, pero la aparición de Jackson engrandece a Willis, por otra parte Irons, aunque no llega a alcanzar a Alan Rickman en maldad, consigue crear un villano igual de perfeccionista que el anterior. El guión recupera la cordura y es una de las mejores películas para acabar con una historia, pero como no, tiene que andar suelto un gilipollas y hacer la cuarta jodiéndolo todo... Un final irreprochable, muy buena.

Me quedo con la conversación entre McClane y Jackson corriendo

Jackson: ¿Que es lo de Los Ángeles?, ¿Eres famoso o qué?
Willis: Si, durante 5 minutos
Jackson: Ya, lo de Rodney King ¿no?
Willis: Que te follen, sabes, ¿ese tal Simon con el que hablamos?
Jackson: Si
Willis: Tiré a su hermano pequeño del piso 32 de la torre Nakatomi de Los Ángeles, supongo que estará un poco cabreado por eso (risas)
Jackson: Un momento, ¿estoy metido en este lío porque un poli blanco tiró al hermano de un capullo blanco desde una torre?
Daniels
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10
22 de junio de 2010
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra maestra con mayúsculas, es sin ningún lugar a dudas la mejor película de la historia a excepción claro está de otra que roza la divinidad dirigida catorce años después de esta por un tal Spielberg. Apocalypse Now es algo más que una película, es una icono cultural, un objeto de tabú y controversia 30 años después de su estreno, es una descripción y un fiel refejo de la guerra de Vietnam, por que en esta ocasión John Wayne no mata a los malos porque no sabe quién son. Magistralmente rodada, con un sinfín de contratiempos que hicieron quintuplicar el presupuesto de un rodaje de 4 años, hicieron falta más de 4 actores que renunciaron en pleno rodaje a su papel de Willard, como Harvey Keitel, Steve McQueen o Gene Hackman, Marlon Brando engordó 35 kilos, hicieron falta 50 helicopteros del ejercito filipino, más de 2000 extras, posibilidad de 6 finales alternativos y hasta Coppola tuvo que vender su casa para hacer esta maravilla. Cuando se estrenó a finales de los setenta, el pueblo estadounidense no entendió la película, hicieron falta psicólogos y especialistas para dar a entender que lo que se contaba en la película era ilusorio ya que se nos presenta la guerra como un territorio infernal sin un codigo ético ni moral: mentían.

El eje de la película es Martin Sheen, un soldado que camina en un fino hilo entre la locura y la desesperación. En la primera parte del film la localización está situada como en cualquier otra película sobre Vietnam, pero la aparición de Kilgore (Robert Duvall) da una vuelco espectacular, el carisma y locura de este personaje con aires de vaquero encerrado en un Huey y encargado de poner banda sonora a el que posiblemente sea el icono cinematográfico del siglo XX al compás de las Valkirias de Wagner. Una vez que finaliza esa parte, caracterizada por helicópteros de ataque, la película se adentra en un río misterioso y oscuro en el que predomina la icónica lancha, parece que la película pierde algo, pero todo lo contrario, es un viaje hacia el interior de la condición humana, en la que Willard evoluciona al ver que cuanto más avanza más se da cuenta de la inutilidad de esa guerra y del infierno del que es testigo. Se nos presenta una guerra nunca antes vista, las excentricidades de Kilgore son tanto míticas como despreciables y a lo largo de la travesía suceden elementos para la postreridad como el desembarco de conejitas playboy en medio de la selva camboyana, el asesinato indiscriminado de civiles inocentes y sigue y sigue hasta llegar al climax fílmico, que es la aparición del hombre que no es hombre sin Coppola y que Coppola no sería Coppola sin él: Kurtz, o Brando los dos valdrían.

Tengo que reconocer que el final no está a la altura del film y podrían haber incluido la canción Gimme Shelter de los Rolling Stones para el momento del surf, pero sigue siendo una obra maestra digan lo que digan. ¿Kramer contra Kramer?...¡ja! Sigue siendo imprescindible, tan magistral como inigualable.
Daniels
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8
27 de junio de 2010
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que todo el mundo debería ver Casino no porque sea una magnífica película (que lo es) sino porque en ella se enseñan tantas cosas del mundo real que hasta a veces da miedo seguir mirando, y aunque guste o repela no deja indiferente a nadie. Es posible que si le cuentas el final a alguien lo mismo no le dices nada, pero si le cuentas algo del primer minuto es posible que le hayas jodido la película. Se puede llegar a hacer pesada y en muchos aspectos consideraría que hay algún que otro deja vù con Uno de los nuestros (mafia, judíos, años 70, Gimme Shelter de los Rollling Stones, Robert de Niro, Joe Pesci que es exactamente el mismo personaje, interminables conversaciones con ningún fin, italianos...) pero no podemos reprochar el derroche de maestría en la dirección y en lo bien montada que está, pongo por ejemplo los interminables planos generales del casino, de las calles de Las Vegas atestadas de autenticos clásicos o del despilfarro de vestuario que Sharon Stone muestra en su interminable armario.

No voy a decir que sea mejor que Goodfellas, porque en mi opinión no lo es, tiene fallos imperdonables como conceder a un mismo actor el mismo personaje con los mismos diálogos en pelis con nombres distintos, segundo, porque el bueno de Scorsese quería jugar con las mismas cartas dos veces en busca de la estatuilla dorada y las coincidencias entre ámbas cintas son clamorosas. Otro aspecto que tiene Casino es que mezcla aspectos de El Padrino parte I y II con Goodfellas, me explicaré, el argumento narrativo es el mismo, con diálogos intercalados con diferentes narradores que expresan sus ideas (en Goodfellas eran Ray Liotta y su mujer y en Casino son De Niro y Pesci) y secuencias muy largas o muchas y diferentes pero añade un clímax fílmico lleno de muertes y violencia, marca de la casa de Coppola, no voy a tildar a Scorsese de rata, que va, aunque haya tenido mucha cara, realizó una jugada valiente, en mi opinión acertada. Otro aspecto a resaltar es la actuación de Sharon Stone, acertada pero desmedida ya que acapara demasiado tiempo en matices que sobran como son los problemas matrimoniales. Casino cuenta con un elemento que Goodfellas no tenía y que le podía haber ayudado a pasar de ser una película de entre las veinte mejores de la historia a una película de entre las cinco mejores que es el clímax de violencia con el que cuenta al final, con la puesta en escena del FBI y las múltiples matanzas acentuandose en la muerte de Nick Santoro (Pesci) y su hermano Dominick, en mi opinión es grandiosa, magistral coda para una obra, que aunque rebosa maestría, energía y que ensalza a unos personajes tanto temerarios como despiadados no consigue superar a su predecesora por miedo a innovar en más aspectos.
Daniels
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9
24 de junio de 2010
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta esta peli, tengo que decirlo, desde el primer minuto hasta el último, no se por qué será, y es que cada vez que la veo (aprox 30 veces) sigue siendo igual que la primera vez. Es una cinta diferente, esa es la palabra que la define. Que yo sepa las mierdas incagables de acción de finales de los 80 y 90 tenían el puto guión clavado al de esta, y no les llegó ni a la suela del zapato. Siempre he dicho que John McClane es Die Hard, porque de no ser por todas sus acciones verbales o de acción, la peli no sería la misma y pasaría a ser como tantas otras que no me quiero acordar. De la cinta puedo resaltar muchísimos aspectos y vaciles por parte de todos los personajes, en especial entre McClane y Gruber (¿no tienes villancicos?, ¡ahiba! me cago en la leche puta ¿que es esto?, sigue este consejo cabrón, ese fue Gary Cooper inculto y mil cosas más hasta yippie kay ey hijo de puta, dios, eso fue el acabose). Para la postreridad queda el no volveré a subir a un rascacielos en toda mi vida y lanzarse tras una de las mayores explosiones en un núcleo urbano.

Ese aspecto la diferencia de todas las demás, de saber llevar, con un guión original para una peli de acción, la tensión hasta el final, manteniendo con unos diálogos llenos de tacos insultantes y infinidad de vaciles. Los personajes son grandiosos, por los dos bandos, en los buenos esta McClane, mi antiheroe favorito, protagonizado por el mejor Bruce Willis que yo recuerde y el jodido y chistoso Al Powell, llevado a cabo por un genial y empático Reginald VelJohnson, y Hans Gruber, que en lo que a mi respecta es uno de los mejores villanos de la historia del cine, por su serenidad en todos los momentos en los que aparece. Yo creo que la TRILOGÍA, debería haber acabado con Die Hard with a venegance, manteniendo las mismas sensaciones de diversión que en la primera, pero como pasa con el Padrino, la tercera no forma parte de las dos anteriores, pues igual con la cuarta de Die Hard. Cada vez que la veo con mi tanque de palomitas y bebida tengo aseguradas dos horas de diversión y pura acción, de esa que hoy no se hace, si señor, McTiernan, consiguió hacer de las mejores -si no la mejor- película de acción de todos los tiempos, y luego tuvo los cojones de repetir la hazaña siete años después, chapó. Marcó un antes y un después, porque luego todas, pero todas las películas de acción de los 90 tenían, o querían tener ese toque junglero, y gracias a dios ninguna lo consiguió, salvo la tercera parte, por supuesto.

Tiene ese picante, esa chispa, que la hace diferente al resto, aparte de estar nominada a 5 Oscars por logros técnicos, la realización de las escenas de acción son espectaculares, pero el toque mágico lo añaden el carisma de los personajes, llenando los cuarenta pisos de Nakatomi Plaza de pura acción y aventura.
Daniels
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9
23 de junio de 2010
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí una de las obras cúlmen de la filmografía cinematográfica de los últimos veinte años. Cuando la ví por primera vez, las acciones y diálogos delirantes que se sucedían uno tras otro agrandaban más la sombra de la obra, que en ese aspecto ninguna otra la supera, pero ni de lejos. Al ser la siguiente cinta después de su opera prima Reservoir Dogs, el listón estaba muy alto, y no defraudó y muchos -yo no me incluyo- la consideran muchísimo mejor que su predecesora cuando las dos son magníficas obras y en algunos aspectos la primera es mejor que la segunda y viceversa. Tarantino obtuvo su merecido reconocimiento como el mejor director independiente estadounidense del momento y la cinta consiguió ensalzar y volver a lanzar actores olvidados como John Travolta, en horas bajas como Bruce Willis, para consolidarse definitivamente como Samuel L. Jackson, Tim Roth o Uma Thurman o para mantenerse en lo más alto como Harvey Keitel.

La maestría del film reside en varios aspectos, el primero es la estructura narrativa con historias paralelas diferentes que guardan una relación y más tarde se juntan, como son el atraco al restaurante, la salida de Vic Vega con Mia, la historia de Jules y Vic en el famoso e infame incidente Bonnie, el reloj dorado de Butch y su huida ante Wallace y de vuelta a la cafetería. Sin duda un guíon excelente merecido ganador del Oscar junto con la excelente Shawshrank Redemption, el segundo es el carisma e ingenio de los personajes y sus diálogos, como Jules Winnfield y su pasaje bíblico o el chiste del cuarto de libra con queso, la serenidad de Travolta cuando vuela la cabeza a un negro en el asiento de atrás, la lucha entre Butch y Wallace y sin duda el mejor personaje de la peli, el más carismatico y en el que Tarantino hizo que el guión se adaptase a él es el de Harvey Keitel como el Sr. Lobo (resuelvo problemas, pero señores, no empecemos a chuparnos las pollas todavía), genial, magistral y de delirante comicidad, el tercero es un clasico Tarantiniano como son sus elementos de cámaras en maleteros, y flujo de diálogos llenos de ironía y tacos, y como no, la violencia, aunque en un papel más secundario que en su predecesora y que no debería haber sido así, pues da el toque satírico que roza en ocasiones lo desagradable y cuarto, los elementos misteriosos como lo son el maletín (¿almas u oro?) o el reloj de Butch y su aventura para conseguirlo.

Resumiendo, es una película perfecta en cuanto a estructura narrativa, personajes y diálogos pero, señor Tarantino, echo en falta más violencia al estilo del señor Rubio, más muertes indiscriminadas, como unas quince o veinte más para que la acidez fuese máxima pero como nada en este mundo es perfecto, sigue siendo un placer verla, aunque haya visto chistes mejores.
Daniels
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