Holmes y Watson son contratados para custodiar el valiosísimo diamante conocido como "La estrella de Rodhesia" durante un viaje en tren que les conducirá hasta Escocia.
Penúltima película de la serie de catorce en las que Basil Rathbone y Nigel Bruce encarnaban a Sherlock Holmes y al doctor Watson respectivamente. La dirige Roy William Neill quien filmó la mayoría de la saga alcanzando notables resultados. Junto a las excelentes "El perro de Baskerville" dirigida por Sidney Landfield y "La perla maldita" del propio William Neill se situaría por derecho propio "Terror en la noche".
Como he comentado en otras ocasiones, si a una sobresaliente puesta en escena y a una recreación fidedigna de las atmósferas casi dickensianas de la novela de Conan Doyle (inherentes a las catorce de la saga), si a esto -decía- le añadimos un guión extraordinario y a los tres personajes principales destilando los detalles más remarcados de su personalidad (sobriedad y serenidad en Holmes, ingenuidad y humanidad en Watson y torpeza y cabezonería en Lestrade) el resultado final es un auténtico disfrute para el espectador, que de seguro va a tener la sensación de ocupar un compartimento del tren esperando que, de un momento a otro, abra la puerta el entrañable doctor Watson libreta en mano dispuesto a interrogarle.

El tremendo roto que le hicieron a la saga de "La guerra de las galaxias" por culpa de las tres últimas entregas se debió a la ausencia de humor. También a la ausencia de carisma y humanidad, pero, sobre todo, de humor. Por eso triunfa "Iron Man 3". Una extraordinaria película donde -a pesar de la abundancia de efectos y explosiones- carisma y humor inclinan la balanza de tal manera del lado de lo humano que 'deseamos' y, entonces más que nunca, la presencia de esos efectos para acabar con los malos. Yo los llamaría efectos humanizados porque están llenos de humor (el baile que se marca Tony Stark mientras va recibiendo los trozos del "traje" o la castaña que se da la armadura en el momento más complicado de la lucha contra el malvado son buena prueba de ello). El carismático y brillante Robert Downey Jr. será para nosotros el único y gran Iron Man (ya lo dice él mismo al final de la película) y la dulce y fiel Peper (maravillosa Gwyneth Paltrow) la única, abnegada y admirada, novia de Tony Stark. Aunque pierdan carisma, si mantienen el sentido del humor habrá Iron Man para rato.

Don Andrés es propietario de una parcela llena de humildes viviendas habitadas por gente muy pobre. Ahora Don Andrés necesita echar a los inquilinos para hacer un gran negocio. Lógicamente se encontrará con la oposición de éstos, por lo que buscará atemorizarlos contratando a un matón llamado "Bruto".
Estamos ante otra notable película del director aragonés en su etapa mexicana. En esta ocasión mezcla el cine negro con el drama social y el resultado es más que óptimo gracias a la enorme fuerza narrativa que imprime Buñuel, potenciada, como siempre, por la fuerza visual de las imágenes con unos juegos de luces y sombras de un virtuosismo extraordinario. Los "tics" del director aragonés (erotismo, gallinas y demás) no me interesan en absoluto pero sí su genialidad como "contador" de una historia que él llena de originalidad y veracidad, de una sensualidad aplastante.
El toque "Buñueliano" en esta película radica, sobre todo, en el sutil manejo de la cámara; de la cámara y de los personajes. En especial "El Bruto". Sí, es bruto, pero lo es sólo porque es víctima de un interés desmedido. Todos se aprovechan de él. Se ha rodeado de auténticos mediocres que no saben sacarse las castañas del fuego y recurren a él. Cuando "El Bruto" entra en contacto con la ternura, con la dulzura y con la suavidad, además de sorprenderse, ama. Y lo hace hasta tal punto y con tanta pureza y delicadeza, que cada acercamiento a Meche nos conmueve hasta las entrañas. Nos sentimos abrumados con esa lección de amor de semejante bruto. No lo esperábamos. Buñuel nos la ha colado sin que nos diéramos cuenta. Con sutileza, con discreción, con naturalidad.

Absolutamente geniales en sus cortos, El Gordo y El flaco tienen cuatro o cinco largometrajes de gran nivel, y el resto, se salvaban gracias a determinados gags. Más o menos lo que sucede en "El abuelo de la criatura".
Finalizada la Primera Guerra Mundial los soldados Laurel y Hardy se harán cargo de una niña de cinco años y tratarán de llevarla junto a su abuelo paterno.
Bien dirigida por George Marshall, con una argumento más sólido que en otros largos, la película se deja ver con cierto interés aunque esperamos como agua de mayo a que lleguen los golpes. Y éstos llegan casi al final de la película, y nos desternillamos. Lo que pasa es que nos sabe a poco, porque nos gustaría que los largometrajes de El Gordo y El Flaco fuesen una sucesión de sus cortos. Pero no es así. ¡Qué le vamos a hacer!

A todos aquellos directores de películas de superhéroes que dejaron en un segundo plano los efectos especiales para explicarnos los orígenes del héroe, sólo podemos y debemos darles las gracias. Esto es lo que hace en "Batman Begins" de manera notable Christopher Nolan. Es minucioso y detallista en los personajes, en el origen de la historia, en la ciudad... Y gracias a ello la película nos atrapa y se impregna de ese toque de 'verosimilitud' que también es necesario en este tipo de cintas.
"Batman Begins" nos narra el origen y posterior puesta en escena de Batman (Bruce Wayne). De sus miedos y dudas iniciales pasará a convertirse en el más firme defensor de Gotham que se encuentra asolada por la corrupción y la maldad.
La historia, minuciosamente explicada, nos envuelve y nos 'interesa'. Nos ofrece un antes y un después del nacimiento del héroe. Christian Bale es un acierto en el papel de Bruce Wayne porque humaniza el personaje y, su boca torcida, logra dar vida incluso a la máscara. Puesta en escena y fotografía formidables, por eso Gotham es de una verosimilitud casi escalofriante. Acción, temple narrativo y fuerza visual redondean este gran espectáculo donde, por fin, un director de los de 'ahora' trabaja y da más importancia a la historia antes que a los efectos especiales.