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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.265
Críticas ordenadas por utilidad
6
26 de marzo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
87/20(16/03/22) Irregular thriller psicológico dirigido por el mexicano Guillermo del Toro a partir de un guión de del Toro y Kim Morgan (su actual esposa), basada en la novela homónima de 1946 de William Lindsay Gresham, segunda adaptación al cine de la obra, tras la versión de 1947 de Edmund Goulding. Protagonizado por (un desubicado) Bradley Cooper como trabajador de feria ambicioso con pasado misterioso, hace sus pinitos en el espectáculo del mentalismo, hay entre los secundarios a un maravilloso elenco con Cate Blanchett, Toni Collette (buena actuación, aunque desaprovechada), Willem Dafoe (con pequeño rol, demuestra lo excelente que es), Richard Jenkins (estupenda actuación cargada de ambigüedad y sensaciones encontradas), Rooney Mara, Ron Perlman (desaprovechado es palabra pequeña), Mary Steenburgen (notable su complicado personaje) y David Strathairn (aplíquese lo mismo que a DaFoe, grande). Primera película del director sin elementos sobrenaturales. Mezcla el cine negro con el horror propio del film de culto “Freaks” (1932), también de la serie “Carnivale”, en historia cargada de seres entre grises y malos, con debilidades y ambiciones se les descontrolan (bien sea la codicia, la arrogancia, o el alcoholismo), donde se nos cuenta el clásico relato de un tipo mísero y su auge despiadado para acabar... (no quiero spoilear).

El misterioso Stanton (Bradley Cooper) recala en una feria ambulante regentada por Clem (Willem Dafoe), empresario sin escrúpulos que le ofrece trabajo. Del Toro nos invita a recorrer este mundo de supuestos talentos extraordinarios: Bruno, el hombre más fuerte del mundo (Ron Perlman), el Alcalde, el hombre más diminuto (Mark Povinelli), Molly, la mujer capaz de transmitir por su cuerpo descargas eléctricas (Rooney Mara) y la pareja de mentalistas formada por Pete (David Strathairn) y Zeena (Toni Collette). Tendrá importancia en la historia una psiquiatra femme fatale, Lillith Ritter (Cate Blanchett), un atormentado millonario, Ezra Grindle (Richard Jenkins), y una delirante mujer, Miss Kimball (Mary Steenburgen).

Tiene un comienzo cautivador, seguimos al protagonista desde una decrépita cabaña donde vemos a un tipo anciano muerto, que arrastra el que se supone su hijo hacia un agujero en el centro de la estancia, luego prende fuego a la cabaña, se lleva un reloj, mientras se aleja del lugar por un poético campo de trigo con las llamas al fondo. Para desembocar por azar en el vagabundeo del hombre en una feria ambulante, todo esto durante unos 10 minutos sin decir palabra, estableciendo el carácter lacónico y misterioso del hombre.

Ello con el telón de fondo inicial con algo que le pega tanto a del Toro, como es el circo. Ello narrado por el director con enorme sentido visual, desde los góticos escenarios del inicio al art decó de la segunda parte, el vestuario, la formidable fotografía (sombría, con angulaciones extrañas, con mucha toma de reflejos,...), creando un clima tenebroso sobre la pantalla. Y es que la historia se parte claramente en dos, la primera como marco el susodicho circo (para mí, la mejor parte, donde entiendo del Toro se siente más a gusto), donde acontece todo en medio de la nada rural. Mostrando la trastienda de la feria (con una alegórica casa Embrujada con el tema de los 7 pecados capitales) como algo triste, lleno de seres marginales, desheredados de la tierra, miserable, artero, lleno de personajes patéticos, medrosos, traicioneros, una gran familia disfuncional. Saliendo de aquí la gran moraleja del film (pienso yo), sobre el juego de espejos sobre el ‘freak’ real es en realidad el espectador que admira estos ‘fenómenos’. Epítome de esto el ‘geek’, donde el patrón del espectáculo (un gran Willem Dafoe) explica cómo la gente al ver a este ser monstruoso se siente mejor al ver que hay gente peor que ellos. Por cierto, sugestivo tramo cuando este cuenta al protagonista como sibilinamente se ‘crea’ un geek, algo muy a tener en cuenta circularmente, de lo mejor de la película. Visualmente muy sugerente, con esos marcados tonos oscuros entre rojos y amarillos. Aquí se produce un triángulo amoroso-sexual, que pivota sobre Sytanton. Por un lado está la libertina hermosa Zeena (buena, aunque desaprovechada Tony Collette, peinada a lo Veronica Lake), que tiene un inverosímil encuentro lujurioso con Stanton en una mini bañera de alquiler, otra relación bastante forzada, que parece solo estar ahí para que Stanton tome contacto con el alcohólico mentalista encarnado por un gran David Strathairn (da igual cuando diga esto), del que ‘beberá’ en sus ambiciones el protagonista. La otra relación es con Molly (una modosita Rooney Mara que parece en contradicción su carácter virginal con su lugar y trabajo, no me la creo tan inocentona), me resulta impostada, sin química alguna entre ambos, se produce por imperativo del guión; y la segunda es en la urbana Bufalo, saltamos a lares de lujo de grandes clubs, hotelazos, mansiones, rascacielos, aquí la cinta baja en sus ansias de trascendencia y querer ser más de lo que puede, el batiburrillo de tramas se solapan, cuando en realidad es mucho más sencillo lo que se cuenta. Siendo este tramo donde del Toro se embarca en dar un aire noir cargado de expresionismo en muchas partes, donde la complejidad y dilemas morales se dan de modo un tanto superficial. Entrando en escena un personaje icónico del cine negro como es la mujer fatal, en este caso la sexy Cate Blanchett como la rubia (en contraste con la virginal morena Molly) psiquiatra Lilitth Ritter, una elegante manipuladora seductora, que juega con Stanton, con sus debilidades. Lástima que la chispa entre la Blanchett (otra con el cabello a lo Veronica Lake) y Cooper sea entre nula y el zero, lo que repercute en la emoción transmitida.

Película que pierde fuelle conforme avanza, ello en gran medida a su desmedido metraje, estiradísimo para lo que cuenta, se podría haber condensado y eliminado sub tramas para dar solidez narrativa... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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7
20 de marzo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
86/19(16/03/22) Turbador e infravalorado melodrama italiano dirigido por el gran Luchino Visconti (última que filmó en b/n, realizado después de su obra maestra “El Gatopardo” (del que tiene mucho esta historia, como tiene de la posterior “La caída de los dioses”), bajo una historia propia donde participa en el guión junto a Suso Cecchi d'Amico (“Ladrón de bicicletas” o “Rocco y sus hermanos”), Enrico Medioli (“El inocente” o “Erase una vez en América”). En lo que es una traslación moderna de la Italia de la post guerra WWII de los mitos de Electra y Orestes a la película. El padre asesinado sería Agamenón, la madre que reniega de sus hijos, Clitemnestra, medio loca, siempre histérica, Gilardini, sería Egisto, personaje secundario en el drama griego que, a pesar de ello, lleva el peso de otra relación incestuosa en su pasado, y el crimen en el momento en que se desarrolla la tragedia, Sandra sería –claramente– Electra, y Gianni un Orestes más interesado en su hermana que en la relación adúltera y criminal de su madre, que motiva la venganza en la tragedia original. Como en la obra de Sófocles, la guerra es una sombra larga que se proyecta en el presente: la Troya que Agamenón arrastra hasta su hogar, y la Segunda Guerra Mundial en la que se quedara la vida del padre de Sandra. Un personaje incidental, el médico Pietro Formari (Fred Williams), el primer novio de Sandra, obedecería a un paralelismo con el pobre labrador de Micenas (en cuya choza vive Electra, ya que, con todo y haber estudiado una profesión, Pietro es de una clase más baja) que no aparece en la obra de Sófocles, sino en la de Eurípides, de la que la cual la primera sería una consecuencia, con lo que Andrew queda al margen, como extranjero que es, sin participar ni de la herencia de sangre –pero si del cuerpo y de la carne, como invitado a un banquete, siguiendo los ritos de la hospitalidad helénica–, ni de la tierra, y la heredad, como un testigo –un meteco– casi marginal, y marginado.

Un matrimonio Sandra-aristócrata italiana (Claudia Cardinale) y Andrew - alto funcionario internacional (Michael Craig), parte después de haber dado una fiesta en su casa en Ginebra hacia Volterra (la Toscana italiana). Volterra es "el paraíso perdido" de la infancia de Sandra, pues allí, su padre, un noble de ascendencia hebrea, había muerto trágicamente al ser deportado a un campo de concentración, motivo por el cual van a una ceremonia que conmemora esta muerte. También hay una enfermiza historia de Sandra con su hermano Gianni Jean Sorel-aspirante a escritor), y una madre Corinna (racial Marie Bell), antigua pianista que está recluida en un centro psiquiátrico.

El título original ‘Vaghe Stelle dell'Orsa’, extraído del poema "Le ricordanze" de Giacomo Leopardi, podría traducirse como "Estrellas brillantes de la Osa Mayor", teniendo su simbolismo en el relato. Entre sus bellos alicientes está una sensual (a sus esplendorosos) Claudia Cardinale (en su tercer trabajo de los cuatro con Visconti, después de “Rocco y sus hermanos” [1960] y “El Gatopardo” [1963], seguida de “Gruppo di famiglia in un interno” [1974]), y al efebo candoroso Jean Sorel (gran parecido a su compatriota francés Alain Delon), componiendo a un melancólico atormentado sensible, teniendo ambos una química ardorosa.

Visconti retrata (y a la vez critica) ese mundo que tan bien conocía (él era un marxista que como bien lo eran los de su condición política provenía de la clase alta ‘noble’) y que tan bien analiza en muchos de sus films. Me refiero a una familia acomodada, aristócrata, y venida amenos en su decadencia, representada aquí por su mansión descuidada y muy gótica en cómo se filma, que aquí se enfrentan a su doliente y tormentoso pasado, en una introspección con visos freudianos de los lazos familiares. Un regreso a los orígenes donde nuestros ojos es el recién marido de la protagonista, Andrew (correcto Michael Craig) mientras las piezas de un puzle van desplegándose en escenas con tintes fantasmagóricos, por mucho que diga la protagonista que allí no hay fantasmas. Un drama que va in crescendo, con secuencias de enorme magnetismo sensorial, poéticas, de como de adultos observamos el idealizado edén en que nacimos, una reflexión sobre los recuerdos, con algo de clasismo, todo ello acompañándolo de ambigüedad moral, de complejidad humana. Todo para desembocar en un final elegiaco que encaja con el tono amargo de la historia.

Rodando Visconti como si llegados a la mansión el tiempo se hubiera congelado, en lugar anclado en la nada. Donde los recuerdos vuelven a flor de piel. Donde Gianni es un preso de un pasado que no le deja avanzar, que le lastra en sus bajas pasiones. Las heridas del pasado no han suturado y se ve en las sospechas que Sandra tiene sobre la implicación de su madre en la muerte de su padre, se ve en como la madre acusa de ‘Monstruos’ a sus hijos (y desde el primer encuentro entre Sandra y Gianni sospechamos porqué).

Momentos que poseen una intensidad emocional trémula, como cuando Gianni lee a Sandra fragmentos de sus memorias (Las remembranzas”): “Mi deseo aumentaba cada vez más en vez de aplacarse. Me arrojaba sobre el cuerpo complaciente de mi hermana como si fuera el de un enemigo que hay que derrotar. Sin quedar nunca satisfecho de la hazaña”, dejando perturbada a la hermana.

Hay un pequeña sub trama, donde nos enteramos de que Sandra tuvo un novio en el pueblo, Antonio (Renzo Ricci), pero la cosa no fue a más por la diferencia de clase entre ambos que hizo un muro imposible la elitista madre de ella, , rebelando el ‘feudalismo’ imperante en la lucha de clases.
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TOM REGAN
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5
13 de marzo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
79/13(12/03/22) Funcional y frugal de medios film bélico hecho a mayor gloria hagiográfica de Audie Murphy interpretándose a sí mismo (su cara aniñada ayuda a hacer algo verosímil que con 30 años tengamos que verlo con 17), el soldado más condecorado en la historia USA, en este caso por sus hazañas en la WWII. Dirigido de modo rutinario por un Jesse Hibbs (experimentado en series tv, y productos serie b en cine de westerns, tuvo varios trabajos con Murphy), adaptando el guión de Gil Doud (“Bahía Negra”), basándose en la autobiografía homónima de 1949, relato de las experiencias de Murphy en la Segunda Guerra Mundial como soldado en el ejército de los EE. UU. El libro fue escrito por su amigo, David "Spec" McClure, quien sirvió en el Cuerpo de Señales del Ejército de los EE. UU. durante la contienda.

El joven Audie Murphy (Gordon Gebert) crece en una familia grande y pobre de aparceros en Texas. Su padre los abandona alrededor de 1939-1940, dejando a su madre (Mary Field) apenas capaz de alimentar a sus nueve hijos. Como hijo mayor, Murphy trabaja desde una edad temprana para su vecino, el Sr. Houston, agricultor local, para ayudar a mantener a sus hermanos. Murphy y el Sr. Houston (John Bryant) son interrumpidos mientras trabajan y escuchan el anuncio de radio sobre el ataque a Pearl Harbor. Cuando su madre muere en 1941, Audie se convierte en cabeza de familia. Sus hermanos y hermanas son enviados a una hermana mayor, Corrine. Luego, el Sr. Houston convence a Murphy de alistarse en el ejército para mantenerse. Murphy es rechazado por los paracaidistas de la Marina, la Armada y el Ejército debido a su pequeño tamaño y apariencia juvenil. Finalmente, el Ejército lo acepta como un soldado de infantería ordinario. Después del entrenamiento básico y el entrenamiento de infantería, Murphy es enviado a la 3.ª División de Infantería en el norte de África, como reemplazo.

Sus compañeros de equipo incluyen: Johnson (Marshall Thompson), un hombre que dice ser mujeriego; Brandon (Charles Drake), un hombre que abandonó a su esposa e hija; Kerrigan (Jack Kelly), un hombre que bromea en momentos inusuales; Kovak (Ricahrd Castle), un inmigrante polaco que quiere convertirse en ciudadano estadounidense; Swope (Felix Noriego), llamado "Jefe" por sus compañeros de escuadrón, un nativo americano que fuma mucho puros, y Valentino (Paul Picerni)que tiene parientes en Nápoles.

Obra donde se pondera la figura de Audie como epítome del buena americano, llegando a parecer un film patrocinado por el ejército estadounidense por como presenta la odisea de este mítico soldado, de cómo un hombre pequeñito, sin estudios, proveniente de un hogar humilde, abandonado por su padre y con su madre fallecida, debe con 17 años valerse por sí mismo, alentado por un mentor que le pinta el ejército como el paraíso terrenal, entra de militar y allí encuentra su lugar en el mundo. Un ser amable, cariñoso, noble, sin grieta alguna. Allí formará parte de un grupo de soldados donde reinará la camaradería (tema remanente sobre la amistad), en medio de clichés mil veces vistos, donde todo huele a sobado, personajes secundarios estereotipados, sin fondo alguno, interpretados de modo mecánico, sin alma.

Tenemos unas escenas de batallas que resultan de todo menos creíbles, huele a distancia que no se movieron de los USA para filmar (rodada en Fort Lewis y Yakima Training Center, cerca de Yakima- Washington), pues ni siquiera se molestaron en segundas unidades o material de archivo para enmarcar de algún modo el periplo de Murphy por África, Italia, Francia o Alemania. El propio Murphy se quejó de esta falta de realismo, pues el tramo de la batalla de Anzio acontece con el suelo embarrado por la constante lluvia, y aquí es todo soleado (mención aparte es para la edición en que desde un telefonillo señalan un objetivo y vemos un buque de guerra en plena mar disparar, menuda tosquedad de montaje), y en Colmar el escenario estaba nevado por todos lados, y aquí ni está ni se espera el blanco. Todo con el aroma retro de los 50, me refiero por como resulta aséptico en mostrar la carnicería inherente a este conflicto salvaje, pues los soldados caen en tropel por disparos, pero la sangre no se ve por lado alguno. Es la guerra como una aventura de campo donde los nazis son unos ineptos disparando, no me explico como pudieron hacerse con Europa?

Tenemos unos arranques de heroísmo (la toma de una granja estratégica en medio de la nada, exterminar un nido de ametralladoras y como acaba con una soldados nazis desde la ametralladora de un tanque Sherman que arde) de Audie que resultan ridículos vistos hoy, me resulta un sketch de José Mota como acaba con los alemanes a pecho descubierto mientras estos caen como moscas ante su presencia, como si un halo letal les cubriera ante su presencia. No dudo que Audie sea un Héroe, pero si dudo que fuera como se muestra, sin mostrar sentimiento alguno, cual Terminator su comportamiento. Por cierto, el modo de encarar a Audie es plana, nunca se nos muestra como una figura de carne y hueso, en el afán de elevarlo a los altares, la dirección se olvida de humanizarlo, pues nunca le vemos con dilemas morales, siempre seguro de sí mismo, actúa y punto, es lo que debe hacer en cada momento porque es el héroe. Tipo tan humilde que rechaza una y otra vez el ascenso, nunca reclama nada para sí mismo, ayuda a sus compañeros, los protege, el siempre delante. Esto va en contra de la realidad, pues se sabe que Audie sufrió Síndrome de Estrés Postraumático, pero esto hubiera sido mostrar debilidad en la santificación urbi et orbi del Icono.
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TOM REGAN
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Los últimos días de la URSS
MediometrajeDocumental
Francia2010
--
Documental, Intervenciones de: Mikhail Gorbachev, Lech Walesa, Boris Yeltsin
7
8 de marzo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
72/07(08/03/22) Con motivo de la Invasión atroz de Rusia a Ucrania, me he decidido a instruirme un poco en las raíces del conflicto, para ello me he visto este documental. Un muy ameno, instructivo y didáctico trabajo que sintetiza en poco más de 50 minutos la caída del Imperio Soviético, unos hechos que merecen mayor metraje, incluso una serie que analice más en profundidad todo el tropel de acontecimientos que llevaron al Gran Oso a sucumbir con sus pies de barro. Producción francesa dirigida por Jean-Charles Deniau & Serguei Kostine, que escenifican en la primera secuencia el colapso tras el Telón de Acero con la Icónica caída del muro de Berlín en 1989, ello como impulsor a los eventos que en dos años harán descomponerse a la URSS. Ello surtido por formidables imágenes de archivo (la del derrumbe de estatuas de Lenin son míticas, y como zenit esa disputa ante el auditorio de Yeltsin con Gorbachov porque este último firme la prohibición del PCUS, y como este se niega, lo hace Yeltsin), así como testimonios de protagonistas de los hechos, siendo el más notorio Mikhail Gorbachov. Nos adentramos en la convulsa presidencia de este, que con sus ansias de aperturismo llevó una nueva esperanza al mundo, haciendo de dos palabros desconocidos un sueño de gran futuro, Perestroika y Glasnost. Pero para esto se nos dice, que hacía falta la ayuda de las grandes naciones capitalistas, primero acabar con la carrera armamentística (aquí no se dice que fue la Guerra de las galaxias comenzada por Reagan la que hizo posible, al no poder seguir ese ritmo de competir con ellos, que la URSS colapsó económicamente), y luego requerir ayuda económica para sus reformas. Pero los problemas internos le llevaron a disputas nacionalistas con repúblicas que ansiaban su independencia (Ucrania, Lituania,...), e interiores con la pujanza del combativo Boris Yeltsin, un político carismático que pretendía un aperturismo demócrata mucho más rápido. Esto derivó entre medias en un intento de golpe de estado contra ambos. Todo este choque de trenes conllevó el desmembramiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en diferentes países, y concluye con la disolución de la propia URSS en 1991, cuando la bandera de Rusia vuelve a ondear en el Kremlin.

Gloria a Ucrania!!!
TOM REGAN
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6
8 de marzo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
69/04(05/03/22) Irregular dramedia en modo ómnibus escrita y dirigida por el cineasta de culto Jim Jarmusch, colección de cinco viñetas, transcurren durante una misma noche, sobre el vínculo temporal formado entre taxista y pasajero en cinco ciudades: Los Ángeles, Nueva York, París, Roma y Helsinki. La acción de las viñetas tiene lugar al mismo tiempo, y casi todo el tiempo dentro del habitáculo del vehículo, moviéndose desde Los Ángeles en los Estados Unidos hasta Helsinki, Finlandia, en cada uno de los países hablando en su idioma de origen. La escena en cada ciudad parece ocurrir cada vez más tarde en la noche debido a los cambios de zona horaria. Cinco microhistorias sin más afán que hacer un mosaico de personajes por el mundo, pero sin capacidad de hondura alguna. Como todo formato ómnibus peca de irregularidad en la suma de historias, variando el género en cada una de ellas entre el drama y la comedia, predominado el estilo Jarmusch en retratar a tipos solitarios, perdedores, seres marginales, y en la noche se mueven como pez en el agua, desenvolviéndose en medio de diálogos sobre todo tipo de temas (sobre el sentido de la vida, el hermanamiento de razas, los disminuidos físicos, el sexo disfuncional, o el dolor verdadero).

Se puede ver la habilidad del director en retratar en pocas imágenes la ciudad en cada segmento, hay unas charlas ágiles, algunas buenas actuaciones (Armin Mueller-Stahl, Roberto Benigni, Béatrice Dalle, o Matti Pellonpää), otras que cumplen el trámite (Gena Rowlands, Giancarlo Esposito, Rosie Perez, o Isaac de Bankolé), y una que está penosa (Wynona Ryder), tiene una bonita cinematografía de Frederick Elmes (“Terciopelo Azul” o “La tormenta de hielo”), con un gran trabajo de iluminación nocturna, promisión de tomas largas, o travellings; Y posee una banda sonora creada por Tom Waits combina guitarra, violoncelo, trompas, acordeón, percusión y teclados, una melodía con reminiscencias a ser el tic tac de un reloj descontando los minutos para que acabe la noche, que proyecta un clima de contrarreloj. Sumase una canción final, "Back In The Good Old World", entonada por Waits y Katleen Brenan.

Tras los créditos iniciales, un plano fijo muestra cinco relojes. Cada uno lleva encima un letrero con las inscripciones Los Ángeles, Nueva York, París, Roma y Helsinki, respectivamente. Así comienza este viaje al fin de la noche, en el que acompañamos a cinco taxis que circulan por las calles de su ciudad simultáneamente; cinco pequeñas historias que muestran lo extraordinario de lo cotidiano y el misterio de unas horas del día en las que puede pasar de todo.

Los Ángeles: Al caer la tarde, la taxista con pinta mugrienta, Corky (Winona Ryder), con mancha de grasa en el rostro, con gorra, fumando, desaliñada, y con un aparatoso manojo de llaves colgando del pantalón, recoge a una ejecutiva de Hollywood, Victoria Snelling (Gena Rowlands) en el aeropuerto y, mientras Corky conduce, Victoria intenta hacer negocios por su teléfono. Cuando Victoria sugiere que conducir un taxi no es una gran carrera, Corky responde que su sueño, de hecho, es convertirse en mecánico. Durante el viaje, Victoria, que es agente de casting, se da cuenta de que Corky sería ideal para un papel en una película que está seleccionando. El taxi es un Chevrolet Caprice Classic Wagon de 1985; Tiene una moraleja bastante tontuna sobre los sueños por realizar, y como algunas veces no coinciden con lo esperado; Muy simplista y artificioso, aparte de tener una actuación y caracterización bochornosa de Wynona Ryder, aparte de llevar un taxi que parece salido de una chatarrería, me queda un sketch malo.

Nueva York: Helmut (Armin Mueller-Stahl), un inmigrante de Alemania Oriental que era payaso en su país de origen, ha encontrado trabajo como taxista. Al anochecer, recoge a un pasajero llamado YoYo (Giancarlo Esposito), un joven astuto que quiere ir a Brooklyn. Cada vez más alarmado por la incapacidad de Helmut para manejar una transmisión automática, la ignorancia de la geografía de Nueva York y el escaso dominio del idioma inglés, YoYo toma el volante. Durante el viaje, YoYo ve a su cuñada Angela (Rosie Perez) en la calle y la obliga a subir al taxi para llevarla de regreso a casa. El taxi es un Ford LTD Crown Victoria de 1983; Un bloque de comedia tontorrona, pretende hacer gracia con situaciones pueriles, como ponerse una nariz roja, tocar una trompetilla, hacer chistes con los nombres, o que alguien tenga el título de taxista sin saber conducir. Olvidable.

París: Por la noche, un taxi recoge a dos diplomáticos africanos borrachos, se burlan del humilde conductor (Isaach De Bankolé) y les resulta gracioso que sea de Costa de Marfil. En francés, cuando dice que es ivoirien, dicen il voit rien (no puede ver nada). Harto de sus insultos, los echa, olvidándose de sacarles dinero. A continuación, recoge a una atractiva joven (Béatrice Dalle, bella actriz que Jarmusch hace se transforme en invidente con gestos extraños), que es ciega. Como ella no puede ver el color de su piel, él le pregunta de dónde cree que es. Después de pensarlo un momento, dice Costa de Marfil. Espinosa y sexualmente provocativa, ella rechaza la mayoría de sus esfuerzos por ser amigable, considerándolo por debajo de ella, pero él está genuinamente fascinado por ella y su situación. El taxi es un Peugeot 504 de 1980; Historieta que no se sabe bien de qué va, supongo que de juntar a dos minorías en un negro y una mujer ciega, pero esto se hace con una conversación adusta, pretendidamente divertida, pero que resulta antipática. Aparte de no saberse para que la ciega quiere la dejen en medio de la noche en la orilla del Sena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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