Métase en una coctelera un poquito de "Blade runner", otro poquito de "Old boy", otro de "V de vendetta", un muchito de "Desafío total", unas pinceladas de "Minority report" y otros aderezos de cien films más de ciencia ficción y sale este mejunje que no pretende nada más de lo que da.

Aunque el guión a priori pudiera parecer algo novedoso, conforme avanza la cinta uno se da cuenta que no es más que un refrito que ya has visto antes en la pantalla.

Hay dos partes bien diferenciadas en la película, la primera hora, donde se presentan las situaciones y los personajes, mucho más interesante y que apunta algunos aciertos y la segunda hora, cuando las cartas están sobre la mesa y empiezan a surgir todos los tópicos del género que retrasan y recargan la película y la hacen totalmente previsible.

No obstante, para ser consecuente, y pese a las continuas referencias a otras películas, la cinta tiene buen pulso y no aburre en ningún momento pese a sus dos horas de duración, viéndose en un suspiro. Evidentemente, el amante del cine de ciencia ficción lo pasará mejor que alguien que no le atraiga el género. Aunque la película, amparándose en el entorno futurista, podría sugerir veladamente la crisis de una sociedad en decadencia en la que el hombre se revela contra las organizaciones, el dinero y el poder que dirigen y devoran nuestras vidas hasta recluirse en guetos como animales medrosos, el espectador poco exigente se quedará en la superficie de un producto de acción correctamente filmado, medianamente interpretado, medio gore, y poco más.

Cuando la película se estrenó en el 2006 le llovieron un aluvión de críticas la mayoría desfavorables, centrándose sobre todo en la figura de su director, acostumbrado a sacar adelante otro tipo de films. Cinco años después y sobreponiéndome a las nefastas críticas que he leído, he conseguido ver una cinta que ha pasado sin pena ni gloria por la filmografía tanto de Ridley Scott como de Russell Crowe.

Lo cierto es que la película se mueve en un terreno que no acaba de definir. Demasiado acartonada para ser una película romántica y demasiado seria para ser una comedia. Está claro que el mensaje se entiene perfectamente, pero nos falta algo, quizás un punto de emoción, u otra vuelta de tuerca a la historia, para endosarle al menos una estrellita más en la calificación, y que no nos quede el producto como un vino peleón que amarga en el paladar. Sin duda, se ve con agrado con la recreación de los paisajes de la campiña francesa, pero con esa media sonrisa de cara de tonto que ponemos ante cualquier peliculilla tierna de sobremesa de andar por casa y sin ningún elemento que la diferencie de otros productos ya tan manidos.

Los "flash back" que adornan la cinta, por una vez, no lastran la trama sino que se ven con agrado, recreándonos en la mirada de Russell Crowe que trasmite con cierta emoción los recuerdos de tiempos pretéritos. Magnífico Albert Finney, al que se le echa de menos algunos minutos más en la cinta. Igualmente, se echa de menos una evolución más creíble en el personaje, pues durante las dos horas de metraje su comportamiento es el mismo. Si lo que se nos quiere presentar es un malencarado tiburón de la bolsa sin escrúpulos, no me lo creo, si, por el contrario, lo que se nos quiere presentar es un atontolinado e hiperactivo personajillo inseguro, entonces, sí me lo creo.

Sorprende bastante, además de todo lo que se ha dicho ya, que "El incidente" tenga, o por lo menos a mí me lo parece, unos parecidos razonables con otra película que bordea quizás con algo más de espectáculo y fanfarria el manido tema del apocalipsis y el miedo a lo desconocido, "La guerra de los mundos" de Steven Spielberg. Hay escenas calcadas una de otra, e incluso el "tempo" fílmico se parece: el inicio sorprendente y desorientador, el "¿qué está pasado?" sin que nadie dé respuestas, la presentación de los personajes, la crisis matrimonial de ambos protagonistas, la relación del protagonista con personajes de corta edad, la huida de los personajes sin rumbo fijo, las diferentes teorías que expliquen la debacle, etc. E incluso una escena que se presentaba importante en la película de Spielberg como era la de Tim Robin, tiene su émulo correspondiente en "El incidente" con la escena de la anciana apartada del mundo en la casa solitaria. Pero mientras que la película de Spielberg quizás cumpla las espectativas y dé la idea de producto de calidad y bien acabado, la de Shyamalan no llega a cumplir lo que promete y queda como un producto menor y desdibujado.
Las comparaciones son odiosas y las imitaciones también. Arriesgado sería pensar si el indio tenía en mente "La guerra de los mundos" cuando filmó "El incidente", pero los parecidos son demasiado evidentes. Si este hecho repercute en la película para bien o para mal lo juzgará el espectador, aunque hay suficientes detalles negativos en la cinta como para que el espectador se deshaga en comparaciones.
Como suele ocurrirle al cine de Shyamalan, la película sólo funciona por momentos, pensando más las imágenes que la historia. Cualquier idea que enmascara la película: histeria colectiva, el fin de los tiempos, el apocalipsis, el miedo a la incomunicación y a la soledad, la destrucción del planeta tierra, la manipulación de las masas sociales, la maldad ingnata del ser humano, etc, queda diluída por un mal desarrollo de la historia y un guión muy flojo.

El otrora hacedor de buenos thrillers, como "Instinto básico" o "The game", Michael Douglas, se embarca ahora en esta peliculilla floja y sin tirón alguno. El actor se deja llevar por lo anodino de la cinta y cae sin remisión en un aburrimiento tan gravoso que se trasluce en la pantalla desde el primer fotograma. Compone un papel sin garra que manifiesta una interpretación totalmente insípida que este tipo de productos no se debe permitir. Ni siquiera en subproductos como "Hasta que la muerte los separe" recuerdo a un Michael Douglas tan desdibujado y apático, en aquélla por lo menos se notaba que se lo pasaba pipa. Si el personaje principal que es el que debe de engancharnos en la trama y que debe demostrar el carisma para echarse encima el peso de la película se muestra de tal guisa, del resto del reparto mejor no hablar.
La mejor baza del film era la historia con Kim Basinger, y se pasa sobre ella de puntillas.
¿Para qué llamaron a Eva Longoria?, su papel no llega ni a los 5 minutos en pantalla. Totalmente prescindible.
La trama no merece la pena ni comentarla, vista mil veces en otras tantas películas, sin aportar ni el más leve atisbo de novedad u originalidad dentro del género. Se podría recomendar para la tarde aburrida de algún domingo perdido, pero reconozco que hubo momentos en los que me dormí. Por lo tanto no sirve ni para eso.
Miedo me da pensar, como le han ocurrido a otros géneros cinematográficos, que el thriller se esté muriendo.

Requisitos para hacer una película "indie":

1.- Que el protagonista se pase toda la película con la misma cara de pseudo-asombro gilipollas.

2.- Introducir frases rimbombantes y diálogos aparentemente trascendentales para no decir absolutamente nada.

3.- Colocar como sea algún personaje flipado, medio drogata y colgado aunque no haga falta. (Los antidepresivos, drogas, ansiolíticos, etc, son muy importantes en el cine "indie").

4.- Meter a calzador las piezas más trilladas de la música clásica para que el espectador quede extasiado ante la importante cultura del director.

5.- Presentar una medio adolescente culta muy por encima de la media para que el espectador crea que está viendo la octava maravilla cinematrográfica.

6.- No tener ni un duro de presupuesto.

7.- Proponer algún personaje de cierta edad que hace de contrapunto reflexivo y maduro, suele soltar las frases más lapidarias de la película. No todo van a ser gilipolleces.

8.- Proponer una moraleja más que sublime para que el espectador quede ya más que boquiabierto ante la obra maestra que está contemplando.

9.- Acumular sin sentido escenas absurdas que no aportan nada a la trama.

10.- Que el director del engendro sea a la vez el protagonista, esto mata ya a cualquiera.

11.- Siempre hay un viaje en la trama o una vuelta al pasado.

12.- Siempre hay alguna crisis existencial en algún personaje.

No sé ciertamente lo que pasaba por la mente de Josh Radnor, pero si piensa que esto es cine inteligente es acumular otra decepción más. El espectador no es tonto y la cosa no se resuelve por citar poetas ingleses o por colar música clásica. El espectador es bastante inteligente y el espectador quiere otra cosa. Necesita otra cosa, necesita un pequeño rayo de luz ante la catarata de morralla insustancial que nos rodea en el cine. "Amor y letras" podría haber sido una reflexión inteligente sobre el ambiente universitario, sobre literatura de verdad, sobre el amor adolescente, o sobre la crisis de la madurez o sobre la jubilación, si se quiere. Pero sin embargo no es nada de eso. Es más de lo mismo, hacernos tragar un producto por una cosa que no es. Estaba muy bien aquello del "cine independiente", pero la cosa ya cansa.