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Críticas de Javenco
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
9
14 de octubre de 2012
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy aficionado a las cintas scifi con viajes intertemporales y ambientes distópico-futuristas como Blade Runner, Donnie Darko, Brazil, Inception, Minority Report, Terminator, Children of Men, Días Extraños, Cosmopolis y hasta Wall-E, entre otras, así que me atrajo mucho el tráiler de Looper y la expectativa de lo que iba a ver anoche y creo que, salvo una o dos
escenas excedentes, otras que se asemejan mucho a las de otros filmes del genero y algo que aun me atraganta del guión, puedo decir que es una de las mejores películas que he visto en lo que va del año y que es casi perfecta.

Para empezar en 2044 existen los Loopers, asesinos de la mafia encargados de eliminar a los tipos que la organización considere y les envíe por una ilegal máquina del tiempo desde 2074. Joe (un aplomado Joseph Gordon-Levitt) es uno de ellos, aunque la presión de su trabajo lo ha convertido en un yonki egoísta que labora en pro de sus sueños particulares, su vida se enreda al incumplir con uno de los preceptos contractuales de cualquier looper, cerrar el ciclo, es decir, ser capaz de asesinar a su otro yo cuando la organización lo envíe desde el futuro.

Así es como aparece el Joe del Futuro (un correcto Bruce Willis) y se le escapa a su yo del “presente” desatando una serie de eventos en los que se mezclan la buena acción, los giros de golpe y porrazo y un carga de dramatismo inesperada (la segunda escena en la que se encuentran los Joes es excelente). El principal giro de la trama, y creo que no es spoiler, es que el viejo Joe no ha venido al “presente” por azar y es ahí donde Sara (una preciosísima y cada vez más seria Emily Blunt) y su hijo Cid (el impresionante niño Pierce Gagnon – ya verán porque-) hacen presencia en la historia, al igual que Abe el jefe de la mafia (interpretado por el versátil Jeff Daniels).

Estoy encantado con el guión porque, sacando un detalle que le impide la perfección, ha sido elaborado inteligentemente como un puzzle lleno de detalles correlacionados para que el espectador inteligente arme el rompecabezas luego de la informativa primera media hora de la cinta y vaya organizando las piezas, sin embargo, cuando uno cree poder predecir lo que va a pasar, la historia te desbarata el rompecabezas con un cambio narrativo y te obliga a rearmarlo o simplemente a esperar el desenlace, que en todo caso es absolutamente insospechado. Además de eso, la película es intensa todo el tiempo, a lo que ayudan la calidad de la fotografía y de las escenas de acción, pero lo más importante es que tiene corazón, y termina mostrando que el egoísmo tan propio de la condición del hombre es vencido a través de una especie de espíritu redentorista por el amor más puro que puede existir entre humanos.

Lo lamento por los que fueron al cine esperando toneladas de acción y FX, y salieron decepcionados de la sala, o atolondrados porque no estuvieron atentos al metraje, o por los que debieron –además a todo volumen damn it!!!- explicarle a sus poco atentos acompañantes en medio de las escenas claves, pues esta película al igual que varias de las que mencione en el primer párrafo exige la atención debida, solo así se puede disfrutar de esta sensacional creación del escritor/director Rian Johnson.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Javenco
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9
6 de diciembre de 2012
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La obra del director Leos Carax es una chalada sucesión de varapalos –o cortes de manga- a la tendencia contemporánea la industria del cine, embutidora de remakes, precuelas, secuelas, reboots, y adaptaciones literarias para teenagers y semi-adultos incentivadas por el insaciable deseo de agregarle ceros a la derecha a los números de taquilla –así interpreto el principio de la película-

La película es un sistemático desvarío subversivo que traspasa el incorpóreo umbral entre la ciencia ficción y el drama sin que resulte fastidioso o lleve a la languidez, sino más bien incite a apreciar con expectación lo que se viene entre secuencias y entre cada “evento”. Es tan mutante como Oscar (EL EXTRAORDINARIO Y SUPERLATIVO Denis Lavant) el hombre multi performance que se transforma en músico, comediante, actor, degenerado, antropófago, padre de familia, ejecutivo, troll, sicario, bailarín y mafioso, dejando en cada rol parte de su humanidad y su inhumanidad -si es que la tiene- mientras es conducido por la bella Paris en esa evocadora limosina blanca y apenas cruza mensajes con la flemática conductora del maximalista automotor -Céline (La muy bella Edith Scob)-.

El filme desde iniciado y antes de los créditos finales es un guiño al cine primitivo, al valor de la actuación, al arte visual de gesticular, de exagerar, de gruñir y con todo eso transmitir sensaciones. El guión es deshilado y desvertebrado, pero no por eso indigesto, pues tiene la sublime propiedad de dejar en el espectador interesado el sentimiento de adolecer placenteramente de la explicación de semejante carnaval de locuras, de odas a la fealdad, de episodios circenses, de tan vasta plétora de aparentes incongruencias, y hasta actos musicales. Creo esa es la gran virtud de Carax y compañía, crear genuina abstracción mental, dejar rumiando al espectador ante un cosa tan bizarra, y mostrar que en el cine hay espacio para la osadía y la innovación sobre ruedas.

PD: Me encanto Kylie Minogue
Javenco
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9
27 de enero de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la “Crisis de los Rehenes” en 1979 en Irán, seis funcionarios de la embajada de USA escaparon de manera insospechada para refugiarse en la embajada canadiense. Argo es la historia de cómo un espía de la CIA llamado Tony Méndez –un efectivo Ben Affleck- logró rescatar a esas personas con un plan tan extravagante con temerario, la producción de una película grandilocuente y cutre de ciencia ficción.

Ben Affleck, protagoniza y dirige una de las mejores –sino la mejor- película de 2012 para la crítica, con varias nominaciones importantes a los Oscar y una cosecha de premios entre los que se cuentan dos Golden Globes. Viendo este thriller político uno se imagina porque la ellos y algunos amigos la alaban de tal manera. En primer lugar, el guión no parece tener resquicios aparentes (salvo una duda que me fue resuelta en la última hora del metraje), carece de hipérboles y, en cambio, goza de la fluidez de montaña rusa que sube y baja de velocidad sin desatarte de la tensión y la expectativa –pese a que uno ya conoce el final-. En segundo lugar, los diálogos son tan bien logrados que dan cabida al humor negro –o gris- en dosis saludables aplicadas por secundarios de lujo como Alan Arkin, Brian Cranston, John Goodman y Victor Garber, OK ¿se puede pedir algo más? Pues si!!! Ben Affleck, tan menospreciado por infamias como Daredevil, Pearl Harbor, Gigli, y Armageddon (es cosa de gustos), ha realizado para mí, y sin ser extraordinario, su mejor performance con una justa medida de sobriedad y decencia.

En tercer lugar, la película está dividida en dos partes disímiles pero bien unidas. Una primera, que es digna de una comedia inteligente, cuenta la incursión de Méndez en los estudios de Hollywood para armar toda la tramoya detrás de su película, todo esto en medio de ese ambiente de estudios setenteros fabricantes de malas películas y series de las que consumimos a montoneras en nuestra niñez los treintañeros –y más adultos- de hoy. La segunda parte, más tensa y electrizante, nos ubica en un Irán en una plena y convulsionada transición política, y en un juego en el que cualquier error en la interpretación del libreto del rescate podría significar la muerte para los siete implicados y la vergüenza norteamericana.

Affleck ha recreado excepcionalmente bien la época, al complementar su puesta en escena con noticias y diarios de la época y una BSO a ratos rockera que me ha gustado mucho. Además ha arrancando con una contextualización histórica hecha con unos dibujos animados muy bien logrados, con los que deja de lado el menosprecio por el país rival –tan típico del cine americano-, creo que lo único que hizo un poco de agua fue la “dulce” historia familiar colateral del protagonista y una que otra escena un poco cliché, pero eso no quita que es una película rematadamente redonda. Ojalá la vean, y entenderán porque hay que decir: “Argo – fuck yourself”

PD: Vale la pena que vean los créditos finales.
Javenco
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8
6 de diciembre de 2012
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha llamado la atención que un filme de artes marciales relativamente reciente tenga una puntuación sobre 8 en IMDb.com y de 7,5 puntos en filmaffinity.com, por tanto, mi expectativa ha crecido exponencialmente. La película es la biopic de Ip Man, un maestro Wing Chun (estilo kung fu) que en los en los 30´s vive junto a su familia en la apacible, pero pujante ciudad de Fushuan, en aquel entonces cuna de las artes marciales de China. No obstante, todo cambia cuando los japoneses invaden esa nación y la vida del maestro kung-fu (interpretado por un solvente Donnie Yuen) y de quienes ama, es virada bruscamente sumiéndolo en un estado de pasividad y auto-depresión que finalmente no será sostenible cuando deje su anonimato.

No es una típica película de artes marciales llena de morisquetas (me cansas Jackie Chan), coreografías recargadas, rebuscadas y entresijadas, y peleas que salen de argumento tan gaseosos como los de los filmes pornográficos, en vez de eso es una danza visual para los sentidos con una dirección artística tan bella como poética (no olvido el cambio del color al tono sepia y grisáceo cuando la película cambia de orientación) y un montón de escenas que no se pueden dejar de lado.

El guión no es intachable y es medio predecible, pero si macizo y tensionante y contribuye a realizar un homenaje titánico a las tradiciones, la cultura y los valores no solo de China sino de Japón –pese a que son los malos de turno-, a lo que se suman las actuaciones del protagonista y sus secundarios tan sobrias, reposadas y desprovistas de todos los americanismos ridiculos que tanto daño le ha hecho al género. Enhorabuena por esta bella producción del coloso de oriente.
PD: Geeks de las artes marciales Ip Man es el maestro del Gran Bruce Lee.
Javenco
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9
6 de diciembre de 2012
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El director y guionista Kar Wai Wong presenta un par de historias de amor y desamor que convergen en el paupérrimo restaurante Midnight Express de Hong Kong. La primera entre el policía 223 (Takeshi Kaneshiro) -quien acaba de romper con su novia May y cree que comer una lata de piña mensualmente que se vence el primero de Mayo le devolverá su amor perdido- y “la mujer de la peluca rubia” (Brigitte Lin) -una misteriosa narcotraficante que está en problemas porque su carga ha desaparecido-. Ambos se hallan en circunstancias puramente azarosas y parecen encontrar un respiro a sus poco agradables situaciones.

La segunda, y la que más me ha gustado, entre el 633 (Tony Leung Chiu Wai) quien acaba de romper con su novia azafata y Faye (Faye Wong) la excéntrica pero dulce empleada del restaurante amante de los amores clandestinos, quien -a niveles íntimos- le cambia la vida al policía, sin que él lo sepa, a punta de pequeños detalles imperceptibles y al ritmo de la versión oriental de “dreams” de The Cranberries.

Escenificada en una metrópoli con aspecto tercermundista y desesperanzador, la película es el contraste entre un amor truculento a punto de empezar y uno más cándido, lo loable es que funciona sin que se sienta la permuta narrativa aunque si en la fotografía. El filme muestra con una conmovedora y casi onírica naturalidad -gracias a las estupendas actuaciones y a su aspecto de documental- las vivencias de la soledad que llevan a las personas a asilarse en el agüero casi insensato pero alentador, la charla afectuosa con los objetos inanimados, la música estridente, la introspección y una dosis de bella locura (a cargo Faye), todo esto en vez del manido flujo lacrimal, el depreciado “Te Amo”, los besos y el sexo inane, y las extensas despedidas.

El mensaje de la película –al menos el que yo capte-, es que la vida es más simple de lo que parece bien lo dice el dueño del restaurante (Cheng Jinquan) –gran personaje además- a uno de sus entristecidos comensales, “¡No te preocupes! ¿Cómo sabría que eres el mejor si no prueba otra cosa? Volverá contigo”. Filme absolutamente recomendable y con cosas dificiles de olvidar.

PD: Me ha encantado esta frase: “nos encontramos a sólo 0,01 cm de distancia”. ¿Alguien no ha pensado así luego de toparse con cierto desconocido(a)?
Javenco
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