La leyenda cuenta que, un día, el ejército de los Hunos estaba invadiendo el norte de China. A los hombres se les llama y facilitarán un miembro por familia para unirse a una causa justa. Mulán decidió presentarse en el campo de batalla ataviada con la armadura de su padre, para salvar su honor familiar, un honor vilipendiado por su torpeza.

Siendo la única hija del linaje Fa llegará al ejército sin apenas conocimiento y su destreza con las armas será valorada con sus hazañas. Cuando por fin a sus compañeros su verdadera identidad. Esta leyenda cuenta originalmente cómo, un día, Mulan decidió presentarse (disfrazada de hombre) en el campo de batalla, cuando su país es invadido y su enfermo padre es reclutado para ir a la guerra. Peleará con ganas para entrenarse y convertirse en un soldado ejemplar para ocupar el lugar de su padre en el ejército chino.

Acompañada por el siempre puro y entrañable dragón-guardián Mushu (Eddie Murphy o José Mota en el doblaje español) y el carismático grillo Cri Kree (Frank Welker), Mulán se entrenará para ser un soldado hábil y valiente. Aprenderá verdaderas lecciones sobre el coraje, el honor y el amor. Así como superar el estigma femenino de la época.

No cabe duda que hoy en día que la leyenda versionada por Disney de Mulan (Ming-Na Wen en su versión original) contaría con el apoyo de ciertos círculos de escritorxs y/o guionistas partidarios de Butler (a la espera de ser el ESTRENO del verano 2020). Abanderados del movimiento más relevante (si dejamoss de lado el LGTBI) de la era actual. Es harto complicado hablar de ello por eso lo vamos a dejar a un lado. Primero, hablamos de un cuento bañado al 100% con los más comercial de Walt Disney Animation Studios, un cine puramente relegado a la comedia/musical familiar propio de la compañía (ya que en el manuscrito oficial Mulan se suicidaba al saber que su padre murió mientras ella luchaba por su país).

Aún así con sus transgresiones. Son indiscutibles la no identificación de un género, el legado de una mujer que lucha por el amor fraternal y demuestra que es mucho más que una damisela en apuros (de hecho es ella quién los salva a ellos del ataque final de los Hunos). Manda güevos que una historia escrita durante los s. V y VI sea más actual que muchas de las historias que se cuentan hoy en día en la gran pantalla, en la tv o en la radio.

Brendan Fraser interpreta a Charlie, un hombre homosexual, que intenta sobrepasar los límites de su salud consumiendo 1) comida basura - encargo de pizzas a domicilio-, 2) refrescos con gas - Pepsi Light - y 3) porno gay casero - en la secuencia de inicio). Todo a la vez en todas partes (teniendo en cuenta el espacio limitado que tiene para moverse) limitado a su vez por su estado físico (cerca de los 300 kilos) y una habitación (siempre en penumbra) a la que apenas llega la luz del día pero que sí tiene pequeños momentos de luz y esperanza que nos llegan a través de los flashbacks proporcionados en dos momentos clave para entender todo ese dolor acumulado.
Un tema que nos conmueve (o debería conmovernos) a todxs de igual manera: la autodestrucción humana en pantalla grande. Películas como "Requiem por un sueño" o "Cisne Negro" avalan a su director de perturbador. No obstante estamos ante su película más sobria. La puesta en escena sigue siendo clave y la dirección de actores es de 10 (al igual que el texto que manejan los mismos) como siempre lo ha sido en el cine del neoyorkino.

Una vez más, el buen cine nos enseña que está lleno de coincidencias extrañas en la vida y momentos clave para darse películas del calibre como la de hoy. ¿Qué hubiera sido de si Aronofsky no hubiera visto la obra de Hunter en su día? ¿Quién hubiera interpretado a Charlie si Fraser se hubiera retirado de la industria finalmente? ¿Quién hubiera interpretado a su hija en la ficción si ese fenómeno de Netflix llamado "Stranger Things" no hubiese dado luz verde a una segunda temporada en la que lo más destacable es su reparto?
Un tema que su director controla de primera mano es el de la autodestrucción humana, como se ha visto en casos anteriores: "Requiem for a dream" o "Cisne Negro" .

Un ejemplo que puede desencadenar prácticas temerarias entre los actores. Aronofsky eleva el tono melodramático a la máxima potencia en La ballena. Se reafirma como gran director de actores.

Es un relato que busca una profundidad. Sentimientos como la culpa, la búsqueda de una redención
o del propio sentido a la propia existencia de uno están ahí y, sí, ! el Brendacimiento ha regresado! Esperemos que esta vez la Academia no se olvide de premiar la carrera de Brendan tal y como se olvidó de hacerlo con la de Mickey Rourke hace 14 años.

Ahora que a Netflix, al parecer, se le han concedido cierto poder de resucitar franquicias perdidas con los años, volver a hablar del factor nostálgico, es un hecho. La nostalgia tiene el poder de la atracción de gentes (la mayoría entre los 30 y 50 y pico años de edad) pues así lo han confirmado películas como "It" (Andrés Muschietti, 2017), "Ghostbusters: Afterlife" (Jason Reitman, 2021) o aún a la espera de las expectativas de una nueva aventura del detective Foley en "Beverly Hills Cop 4" (Mark Molloy, 2024) el año próximo.
Finalizando la escapada de la granja de los Tweedy en la primera entrega nos metemos en la partida de rescate a Molly (Bella Ramsey), la hija de Ginger (Thandiwe Newton) y Rocky (Zachary Levi) en una aventura que ni parodia ni deja de lado una serie de leves donaires irrisorios, sin mucha gracia y chascarrillos físicos para los más pequeños de la casa, humor que solo se limita a copiar y pegar del género de las heist movies (Tower Heist o Now You See Me) y una troupée que incluye a los mismos personajes - pero sorpresa no los mismos actores de voz de la original, aquí el único cambio justificable era el de Fowler (David Bradley) debido a la muerte del actor de la primera, sin ir más lejos solo tres actrices (Imelda Swanton, Jane Horrocks y Miranda Richardson) y un actor (Lynn Ferguson) repiten - es la de aventurarse en la carretera sola y en la noche, justo ahí se presenta un nuevo personaje llamado Frizzle (Josie Sedwick-Davies), la cual sacará (y meterá) a Molly de más un apuro.

110% dominio sobre el tema tratado. Un lenguaje audiovisual demasiado pretencioso para la plataforma. Aporte de una visión cruda y personal. Esto y mucho más promete "David Atenborough: Una vida en nuestro planeta" (2020). Producción que llevará a más de unx hasta los límites de la consciencia humana y el saber. Lógico es pensar en mentalizar a una masa, pero ¿por qué ahora? Nunca nos hemos tomado en serio el problema del cambio climático, pues a ojos de muchxs parecía lejano.

El problema es que nunca antes se había abordado con tanta seriedad, pues a decir verdad el movimiento que Greenpeace creó en los setenta era algo inusual, poco conservador y que a nadie le interesaba en ese momento (no digamos "grandes marcas comerciales") porque apenas había referentes del peso de Attenborough, bien. Habría un par más de personajes mediáticos en los setenta. Félix (uno de los grandes, aquí), quién ayudó a conservar parques naturales y uno de los que más ha contribuido a la cultura ambiental desde los medios de comunicación como nadie lo hizo. Frenando la actividad del gobierno en varias zonas de la Península. Pudiendo incluso haber sido ministro en el partido de Adolfo Suárez, la UCD (aunque su hija lo niega). El hombre de "El hombre y la Tierra" (1974-1980) murió un viernes 14 de mazo de 1980. La muerte de Félix sigue siendo un misterio, por eso el tema entra en vigor en la actualidad cuando el pasado mes e marzo se cumplió el cuarenta aniversario de su muerte. Aún sin esclarecer las condiciones de su muerte.

La otra persona, hoy también desaparecida es la primatóloga americana Dian Fossey (que junto a Jane Goodall y Biruté Galdikas ayudaron a concienciar a la gente sobre el problema de los chimpancés y los orangutanes, respectivamente). La primatóloga que encarnó Sigourney Weaver en "Gorilas en la niebla" (1988) es ella, una mujer cuyo propósito fue proteger a aquellos animales de las manos del hombre. Su legado lo podemos ver en el gorila más famoso de Barcelona: Copito. También llegó a Uganda. Conservando los habitats naturales de estos primates se ganó el respeto. Protegiendo a gorilas de cazadores furtivos (con tanto ímpetu que hasta quemaba sus fuertes, se dijo de ella) de la deforestación y el mercado negro. Todo fue bien hasta aquel fatídico día 26 de diciembre de 1985, cuando se perdió su vida en el Parque Nacional de los Volcanes.

¿Hasta dónde es puede llegar el ser humano? ¿Seremos capaces de volver a nuestros orígenes? ¿Seremos capaces de llegar a remontar sobre nuestro propio pasado? ¿Algún día sabremos la verdad sobre la muerte de Félix y Dian? ¿Es el COVID-19 un virus?

La décima película de Villeneuve no es moco de pavo. Es un totem con mayúsculas cuyo obligado visionado se encuentra supeditado a una sala de cine. Lógico que la distribuidora retrasara la fecha de estreno (inicialmente prevista para el 18 de diciembre) al por mayor. Porque este es un business product con toque de autor mayor.

El caso de los multiples intentos de adaptación de la segunda novela de Herbert no es baladí. Tras la "fallida" de 1984, le siguieron un par de miniseries del año 2000 y 2003. Dune, la leyenda e Hijos de Dune.

Los personajes son fríos porque así lo requiere el panfleto cinematográfico, las relaciones que Paul tiene con su padre, con Chani o resultan impersonales y poco carismáticas.

El hecho de contar con Frei

Su paso tras las cámaras de Arrival (2016) y Blade Runner 2046 (2017) se nota bastante