Western de tinte crepuscular, aunque la acción se desarrolle en los años setenta, en el que nos cuenta la historia de un niño indio, arrancado por su abuelo de la vida solitaria en la montaña, al morir sus padres en la reserva. El niño que tan solo vivía con un cachorro de oso, es obligado a incorporarse al colegio de la reserva y a la vida en la ciudad y a la vez... al control y encierro. Al pasar los años en la reserva se convierte en un consumado especialista (Frederic Forrest) en la doma de caballos, y topa con un borrachín (Richard Widmark), experto en rodeos, que le ofrece el trato de salir de la reserva a cambio de trabajar para él. A partir de aquí, discurre la película en tono más o menos dramático, con su toque de aventura, pero nunca sin despegarse de ese olor a nostalgia que arrastra todo western de los llamados crepusculares.
Varios toques de atención sobre el racismo con los indios, ribetean el film, en algo bastante común en este tipo de films en la década de los setenta.
Stuart Millar, (El hombre de Alcatraz,1962), dirige con poca pericia el film, ya que nunca logra enganchar al espectador del todo. Richard Widmark, (El gran combate, 1964), una vez más, es lo mejor de una película, que presenta en su debut a Frederic Forrest. Actor con un memorable papel de la mano de Francis Ford Coppola, en “Apocalypse Now”, (1979), y que aquí, en su primera película no desentona, y que a pesar de iniciar una prometedora carrera con algún film destacable, (La conversación, 1974), a partir del año 1982 su carrera cae en picado, tal vez arrastrado por el hundimiento de su mentor Coppola, que le dio el papel protagonista en el sonado fracaso de su película, “Corazonada”, (1982), y que de paso arruinaría tambien a su productora Zoetrope. Hoy en día tan solo se le puede ver en discretos trabajos de televisión. Luana Anders, (Easy Rider, 1969) completa un reparto breve en cuanto a secundarios se refiere, ya que salir salen muchos, pero con muy breves papeles.
Se deja ver, y ese aire crepuscular con la correspondiente banda sonora apropiada para el momento le hacen un film al menos, agradable de ver, en especial a los aficionados al mundo de los rodeos, que es el eje de la historia.

He aquí una mala copia, del gran éxito de John Boorman de los setenta, “Deliverance” (1973),y que incluso en España su distribución acuño el título de “Deliverance 2” con toda desfachatez…cuando no tiene nada que ver con la original…solo comparten la trama en la que esta “Rituals”, copia de muy mala manera el film de John Boorman.
El film se mueve en un trama absolutamente similar al film de Boorman, casi gemelas, pero con la diferencia de que en este, los diálogos son absurdos, las situaciones casi de risa cuando no debería y el desarrollo es lento hasta la extenuación. Por no hablar de unas más que mediocres actuaciones de los actores. Hay escenas que en las que uno se pregunta, si el montador o el director las vieron después de editar el film o simplemente les dio igual el resultado, y la dejaron así. Porque por ejemplo la escena de cruzar el río al principio de la película es alucinante…me dejo atónito tanta lentitud para que no pasase….NADA!!. Es como si me pongo yo con una videocámara a ver como pasan mis amigos un riachuelo y para eso tardo cinco minutos entre las carcajadas de mis colegas…y comentarios ridículos. Una vez visto el film totalmente, a uno le asaltan muchas preguntas, como por ejemplo una vez descubierto el porque de la persecución y asesinatos del grupo de excursionistas, como sabe el perseguidor, el oficio de los susodichos…en fin…un despropósito tras otro.
Lo único salvable es el hoy ya veteranísimo, Hal Holbrook, (Los jueces de la ley,1983), en uno de sus primeros trabajos como protagonista. Lawrence Dane (Zona de guerra: el parque, 1986), le acompaña en un papel de lo más estrambótico, al igual que el también ya veterano Robin Gammell, visto muy recientemente en “Skyline” (2010) de los hermanos Strause. Dirige el entuerto el ignoto Peter Carter, que aun no contento con perpetrar esta seudocopia se atrevió con otra más en “Convoy II” (1978). Su brevísima carrera habla por si sola.
Película perfectamente olvidable y prescindible.

Película totalmente desconocida y olvidada, este Horror High, en que si algo para recordar tiene, es la presencia de Austin Stoker, que si bien no ha tenido una carrera brillante, los fans de Carpenter, siempre le recordaremos por su inolvidable papel como Ethan Bishop, en “Asalto a la comisaría del distrito 13”, (1976).
Horror High, es una película olvidable la verdad, pero si que tiene ciertas cosas rescatables. El acoso en el colegio, da para mucho, y esta es la base principal en este film. El acoso y sus posibles consecuencias para los perpetradores da para ver que aquello luego acabe como acaba. En el fondo tiene cositas de varios films de terror, incluyendo sobre todo, y como claro trasfondo, la novela de Robert Louis Stevenson, “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde” , (1886).
Se deja ver, aunque su, a veces risible guion, te saque de la peli. Aparte del mencionado Stoker, podemos ver que el resto actores, protagonista incluido, Pat Cardi, los hemos visto poco o nada en la pequeña o gran pantalla. Y del director lo mismo, este film y otro más. Ambos en el absoluto olvido.
Para los que le quieran echar un ojo como curiosidad, esta en la plataforma PLEX de manera gratuita. Eso sí, en inglés.

Otro documental de la serie Creencias Extraordinarias, con el peculiar Jeremy Kenyon al mando, como en el resto de la serie hasta el momento.
Y comete los mismos errores que los tres que he visto de su serie. Tratar de convencerte. Y muy poca objetividad.
Todo va dirigido a que te creas si o si, lo que cuentan los supuestos abducidos, e implantados. Esa falta de rigor le hace perder fuelle, porque el asunto en sí, da para un buen montón de especulaciones, pero lo estropea esa obsesión por demostrar la verdad de lo que dicen las víctimas.
Cierto es, que Kenyon se rodea de un buen número de científicos y se apoya en el testimonio de un doctor que lleva años con el tema de los implantes de origen desconocido. He cotejado los nombres y son quienes dicen ser, o sea, no es un falso documental. Por esa parte la veracidad está asegurada. Otra cosa muy distinta es que lo que ellos creen... sea cierto.
El tema, desconocido para el gran público, tiene el interés suficiente como para darle una oportunidad, aunque es un documental un poco lento, sin el ritmo de otras producciones de este realizador.
Y ojo... no apto para escépticos o no interesados en el mundo de la ufología.

El debutante director, Jeremy Profe, nos presenta una extraña y curiosa película, sobre los hechos que ocurrieron en el hospital neoyorquino, donde llego herido de muerte John Lennon el 8 de diciembre de 1980.
Basada en hechos reales, la historia está contada por un periodista accidentado en una moto, que esperaba a ser atendido en una camilla cuando trajeron a Lennon malherido.
Vio, vivió, y sintió todo lo sucedido a su alrededor, en aquella fatídica noche en que uno de los mejores músicos de la historia fue asesinado en el portal de su casa por un desconocido.
Testigo directo de excepción, y con la vena periodística en la sangre, no pudo por menos que relatar a su redacción casi en directo lo que estaba pasando.
Film tenso e interesante, y que nos da una desconocida visión de aquella noche.
Película cocinada con actores en su mayoría desconocidos, en el que destaca en el papel del periodista Alan Weiss, el actor Walter Vincent, en un esforzado trabajo. Stef Dawson, (Los juegos del hambre.En llamas, 2013) da vida a la enfermera Kammerer, Ashlie Atkinson, (El puente de los espías, 2015) a la enfermera Sato y Richard Kind, (Argo, 2012) al doctor Lynn, en los principales papeles.
Película al que no le falta su lado emotivo cuando entra en escena la actriz (Karen Tsen Lee), que encarna a Yoko Ono.
Gustara a aquellos amantes de la historia del siglo XX, pero es una obra, que inevitablemente recuerda a otra reciente y desconocida producción de 2013 llamada “Parkland” de Peter Landesman, que relataba los hechos acaecidos en el hospital Parkland de Dallas, minutos después de ingresar en coma JFK…
Tiene cierto tufillo a que la idea salió de aquí, aunque sin duda la que nos ocupa es más fiable en lo fidedigno, porque esta relatada por alguien que vivió los hechos en primera persona… y a mi personalmente me gusta más.