Prometo siempre críticas de máximo 400 carácteres (sin espacios), para no aburrir. ¿Y Bandidas? Resumo: guionista enemistado con nuestra atención, director retratado por la obsesión en dos escotes y cuatro pechos andantes que lo pasaron mejor rodando que cualquier espectador visionando tal tostón. Como quien cuenta un chiste y sólo ríe él. Confieso, eso sí, media sonrisa ante las intervenciones de Steve Zahn, doblado al español por el mismo actor que Fry, de Futurama.

... parafraseando a Josep-Lluís Carod-Rovira. No hace tanto que tuve la ocasión de verla, quizás tres o cuatro años. Y ahora mismo releyendo la crítica no consigo recordar dos escenas seguidas de este aburrido film. Sí recuerdo con meridiana claridad esa sensación que te queda al rememorar una película: ese poso que no te permite hilvanar el argumento de una historia, pero que te indica con milimétrica precisión la nota que se merece semejante medianía.

"En cazuela de 2 l. hervir leche y sal. Añadir harina tamizada y huevos enteros, agitando enérgicamente. En una sartén con aceite muy caliente, escudillar la masa dejando los churros bien dorados"
Sustituir harina por largos pelos grasientos de adolescente muerta y leche por agua sucia del estanque donde se ahogó la susodicha y ¡alehop! película de terror japonés. Sírvase en salas comerciales con música a volumen insufrible para asegurar hiperpalpitaciones de corazón.

Lo siento pero no a mí me pilla. Y creo saber por dónde cojea. A mi entender falla la velocidad de los diálogos. Es vertiginosa. Las palabras huyen escupidas como relámpagos por la boca de sus actores, sin dar tiempo a asimilarlas. Como en Escenas de Matrimonio. Al verlo, sólo me viene a la cabeza un director estresado cronometrando a los actores para que, la escena que rodaron en 15 segundos, la rebajen a 12, cual Fernandos Alonsos de la interpretación. Y doy fe que lo consiguen.

En fin, Aquellos maravillosos plagios. A buen entendedor pocas palabras bastan. Una voz en off de adulto narra la infancia y preadolescencia del crío de turno, en la década de los setenta, intercalando dicha voz con las imágenes de su pasado. Si hubiera un tribunal de plagios televisivos con esta serie tendría poco trabajo. Es un caso flagrante de cadena perpetua a pan y agua.