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España España · Madrid
Críticas de Mogwai
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
9
15 de junio de 2007
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta ahora sólo había escrito una crítica en filmaffinity, a pesar de llevar ya más unas 500 películas analizadas, y de que me guste escribir. Pero tengo por ahí un blog sobre cine y no quería quitarle protagonismo. Sólo hice una que creía necesaria en un momento. Y cómo mi situación actual hace que vuelva a necesitar a filmaffinity, gracias:

·a los 12 de 13 usuarios que han encontrado útil mi solitaria crítica
·a antonio1004, por meterla en sus favoritas
·a todas las críticas que destrozan películas y me hacen retorcerme de risa en la silla
·a todos los defensores de "The Host"
·a Lynch, por hacer poesía con una segadora y un campo de trigo
·a Badalamenti, por todo
·a "Smoke"
·a Sissy Spacek, porque nunca estará más bella
·a Farnsworth, porque pospuso su suicidio para grabar esto
·a esta película, por darme ganas de vivir
Mogwai
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9
5 de noviembre de 2007
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al bueno de Charlie Kaufman, autor del guión de "Cómo ser John Malkovich", le encargan adaptar "El ladrón de orquídeas", libro de la periodista Susan Orlean sobre la historia real de John Laroche, personaje único que saltó a la fama al ser encausado por robar especies únicas y protegidas de orquídeas en una reserva estatal de Florida. Ahora, el libro debía de tener tan poco interés cinematográfico que Kaufman se vio obligado a inventar una historia que pudiese adaptarlo a la gran pantalla...en concreto Su historia, y su proceso de adaptar el libro. Usando personajes reales (Laroche, Orlean, él mismo) y ficticios (su novia, su hermano gemelo Donald), Kaufman teje una impresionante obra que apenas tiene que ver con flores y que gira en torno a tres personajes desolados: el propio Charlie (Nicolas Cage), guionista fracasado, frustrado artística, sexual y emocionalmente, incapaz de enfrentarse a la vida y superado por la figura de su hermano gemelo, un vividor que se ha convertido en el nuevo “mejor guionista de la ciudad” gracias a la autoría de un thriller lamentable basado en tópicos ñoños y trucos de manual; Susan Orlean (Meryl Streep), escritora de éxito que vive encerrada en una vida acomodada pero sin pasión ni motivaciones; y John Laroche (Chris Cooper), que se dedica a volcar toda su pasión y esfuerzo en cualquier cosa que le haga olvidar la triste vida que siempre ha tenido que padecer.

Y esto es mucho más que un drama existencial suburbano. Es una sátira negra y esquizofrénica, hilarante por momentos, sobre el proceso creativo de la creación cinematográfica y los entresijos del negocio, una gran broma que juega con la idea de desarrollar la película a medida que los personajes la van creando. Y las actuaciones son soberbias, con Cage tan extrañamente acertado que debiera haberse llevado dos Oscars (uno por cada Kaufman que interpreta) y de Chris Cooper, que ya va mereciéndose un monumento, y que se llevó el Oscar al mejor actor de reparto por su interpretación perfecta de Laroche. Es una extraña joya de esas que aparecen cada mucho tiempo y que merecen ser paladeadas con dedicación. Muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mogwai
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4
5 de noviembre de 2007
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo qué vieron los tipos del festival de Cannes en esto como para darle la Palma de Oro. En serio, Lynch me gusta. Y aunque tenga algunos films algo peores que se mueven entre lo interesante y lo enfermizo, incluso en sus películas más infumables mantiene siempre ese estilo fascinante y el tono sombrío que le acompaña. Aquí no. De hecho, si no soporto esta película es precisamente por eso. "Corazón salvaje" es fea, muy fea. Aquí no hay ni rastro de la elegancia habitual del genio, sólo un pastiche de escenas desagradables, música macarra y las tetas de Laura Dern. Sí, a principios de los noventa es la estética que se llevaba, pero eso no es suficiente. Es fea, y eso es aún más grave viniendo de un director de técnica habitualmente impecable. Y claro, si la historia al menos se salvase habría algo de interés, pero tampoco. El argumento trata de un tipo (Sailor Ripley se llama) enamorado de una jovencita de nombre Lula. Su madre no acepta la relación, en parte porque Sailor sabe algo inconfesable de su pasado y teme que se lo cuente a la hija, así que decide mandar a un matón para acabar con él. Sailor se defiende salvajemente y mata al verdugo, por lo que cumple una pequeña condena en la cárcel. Cuando sale, va a buscar a Lula y ambos emprenden una huída hacia California, lejos de la madre. Realmente no es una mala premisa, pero la película en ningún momento es capaz de explotarla, en ningún momento cuenta nada interesante o relevante, y el film acaba pareciendo poco más que un puñado de escenas inconexas sobre los tics habituales de Lynch, con extrañas referencias a Elvis o El mago de Oz y con un desfile de “freaks” que hacen las veces de personajes y donde se encuentra el único punto positivo de la obra, las actuaciones. No puedo con Laura Dern (Lula), así que de ella prefiero no hablar, y tampoco de la histérica interpretación de Diane Ladd (Marietta, la madre de Lula), y aunque Nicolas Cage realice un trabajo medianamente decente y, sobre todo, dos secundarios como Willem Dafoe y Harry Dean Stanton borden sus papeles, no por ello logran levantar la función. Imagino que para cualquier fan de Lynch es una película que al menos hay que ver, pero desde luego a mi no me parece más que una película mala, y sin duda la peor Palma de Oro que he visto. Menos mal que un año después el jurado del festival se redimió premiando a la fabulosa Barton Fink de los Coen, que con elementos y obsesiones muy parecidas a Corazón salvaje sí que lograron una obra maestra. Para mí, la peor de Lynch.
Mogwai
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9
21 de agosto de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las distribuidoras no paran últimamente de protestar por la crisis de la industria del cine, y tardan poco en echar las culpas a los aficionados y a internet. Y tienen razón. Somos unos desalmados, y no valoramos como se debería el trabajo de las santas distribuidoras, que no paran de esforzarse por el bien del cine. Pongamos como ejemplo esta película, Hot Fuzz, película británica estrenada a principios de 2007 en su país de origen y poco después en EEUU, en ambos sitios con muy buenas críticas y cifras de taquilla razonables. Pero no en España, claro, porque nuestras distribuidoras nos quieren tanto que en vez de, simplemente, estrenarla, nos hacen sentir especiales al gastar bastante tiempo y dinero en doblar el film, con el consabido esfuerzo que supone el cargarse las actuaciones de los intérpretes y probablemente la mitad de las gracias del film. Ah, y contratan a un grupo de luminarias que deciden que el título es muy vulgar, y que mejor cambiarlo por algo como “Arma Fatal”, que queda mucho más chulo. Bueno, y retrasan su estreno aquí unos nueve meses, para que por entonces ya haya salido en dvd en su país de origen y circule por internet un bonito ripeo con buena calidad y unos subtítulos que nos permitan ver la versión no-mutilada de la película. Y claro, nosotros nos la descargamos, porque somos así de malos, y la vemos.

Y es una lástima, porque estamos ante una de las mejores películas del año y una de las comedias más inteligentes y bien hechas desde, probablemente, "Shaun of the Dead", la anterior de estos chicos. Y encima la banda sonora es estupenda. "We are the village green preservation sociiieeeeety..."
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mogwai
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8
22 de junio de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leía hace poco en la crítica de cierta película mítica de Ingmar Bergman que hay cineastas que cuentan y cineastas que dicen. Algo tan simple y evidente y aun así tan desconocido por buena parte del público. La dictadura de la literatura, lo llamo yo (esta vez sin copiarle el término a nadie). Hay gente que lo primero que hace al plantarse delante de un cuadro es preguntarse “qué significa” antes de mirarlo, o que no disfruta de determinada música (no olvidemos, la disciplina artística abstracta por excelencia) porque no la “entiende”. Y claro, “una buena película es la que cuenta una buena historia”. Ese axioma que automáticamente obvia cualquier otro tipo de cine cuya ambición no sea contar una historia. De forma linear, clara y cerrada, por supuesto, como un buen best-seller. Que es lo primero que se le pasa a uno por la cabeza cuando lee a alguien evidencia los puntos negativos de Magical Girl basándose en la falta de verosimilitud, en la poca lógica de algunas situaciones y en la falta de claridad y de coherencia (i.e. falta de escena final en la que el prota mira a cámara mientras empiezan a repetirse escenas clave de la película desde otro punto de vista para explicarnos de forma pedagógica e inequívoca la trama y el sentido de todo). Cuando uno busca en una obra algo que no hay y no lo encuentra acaba considerando que es la obra, y no su punto de vista, lo que falla.

Mundo. Demonio. Carne. Los tres enemigos del alma. Aquellos que acechan al hombre para atraerle al lado tenebroso y separarle de dios. Quizás los títulos de los tres capítulos traigan algo más de luz sobre el sentido (que no significado) de esta película realmente insólita y un tanto incomprendida. Vermut brilla en su representación de un mundo sórdido y desesperado, fruto de un modelo de sociedad en quiebra en que los individuos acaban perdiendo su sentido de la realidad y de la consecuencia de sus actos. En tres capítulos, con tres historias paralelas, logra transmitir esa sensación de podredumbre, de egoísmo (ni la pobre niña parece salvarse de un entorno en que todo el mundo quiere algo), de desesperación ante la falta de respuestas fáciles para poder seguir adelante. También de desorientación, de ese miedo que nos bloquea al vernos en situaciones excepcionales ante las cuales realmente no sabemos qué hacer, que nos lleva a reacciones extremas, pero también incomprensibles, inesperadas y absurdas.

Mundo. Demonio. Carne. Que por supuesto es también el título de un disco de Los Brincos. Reconozco que se me escapó la risa al ver el segundo rótulo a mitad de película y, en mi condición de desconocimiento ateo del concepto del párrafo anterior, lo identifiqué automáticamente con el grupo de pop cañí más brillante de los 60. Porque sí, hay mucho humor en Magical Girl, detalle que también parece escaparse de la mayoría de las críticas. Eso sí, humor negro, negrísimo, lacónico y absurdo. Sí que aciertan los que ven aquí un cierto paralelismo con las películas de Aki Kaurismäki; como nuestro rockabilly finlandés favorito, Vermut no está interesado tanto en representar la realidad como en crear una propia, absurda y grotesca pero profundamente coherente con sus principios (a las películas no hay que exigirlas verosimilitud por defecto, hay que exigirles coherencia interna) como forma para transmitir sus impresiones vitales.

Aunque si hay una comparación a coladero es sin duda con Luis Buñuel, especialmente en su etapa mejicana, esa en la que los dramas se le volvían cómicos y las comedias acababan estremeciendo. No es casualidad que Diamond Flash, el primer largo de Vermut, tuviese la etiqueta “surrealismo” al final de la ristra de géneros en que la clasificaban. Magical Girl ha perdido la etiqueta pero sólo aparentemente; aunque tampoco hay nada aquí que puede denominarse estrictamente surrealista, Vermut usa sus principios: sugerir y transmitir en lugar de contar. Y lo que sugiere y transmite Magical Girl es la visión de Vermut sobre esta sociedad, una sociedad extraña y turbia, atormentada y sádica, atada por lazos de sometimiento interno que poco a poco van socavando nuestra alma hasta convertirnos en peones sin conciencia. Y, por supuesto, profundamente absurda. Y lo hace de una forma poderosa, apabullante a veces en su sencillez y con un perfecto manejo de los recursos cinematográficos. Magical Girl no es una buena historia; es mejor. Una obra realmente insólita, incomprendida y absorbente. Si, al final, dos más dos siguen siendo cuatro.
Mogwai
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