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España España · Barcelona
Críticas de davidmdehaza
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
6
23 de febrero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja parcialmente joven, una mejor amiga que comparte piso con ellos, unos vecinos algo particulares y una expareja que además es compañera de trabajo. Súmenle a estos ingredientes Nueva York y un cadáver descubierto en el momento incorrecto y en el lugar menos indicado y entenderán que, de estos elementos, prácticamente solo puede crearse una comedia de enredo y misterio. Eso es exactamente lo que plantea “Wild Canaries” (Lawrence Michael Levine, 2014) y eso es lo que ofrece. Tan liviana como simpática y agradable, “Wild Canaries” se convierte finalmente en un torpe y encantador grand guignol cómico y referencial, casi un calco argumental y estructural de “Manhattan Murder Mystery” (Woody Allen, 1993) sin la brillantez en sus diálogos, con la complicidad espiritual de, por ejemplo, “Cold Weather” (Aaron Katz, 2010). La obra de Levine comparte con la de Katz no sólo la presencia de un personaje femenino que emerge como poderoso elemento axial desde el candor (aquí Sophia Takal como la joven que descubre el cadáver de su vecina; allí Trieste Kelly Dunn como la hermana del chico cuya novia desaparece) y ese aire de frescura propio de algunas cintas de presupuesto limitado, sino también una discreta pero meritoria capacidad de crear empatía con el espectador mediante la creación de espacios comunes, tales como las dudas y los altibajos de la vida en pareja, la asunción de los celos y los egos o el posicionamiento emocional con respecto a terceras personas.
davidmdehaza
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8
13 de octubre de 2015
10 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La flamante ganadora del (ahora podemos decirlo: merecidísimo) premio a la mejor dirección en Cannes retuerce el género del wuxia por la vía del éxtasis estético en esta historia de dualidad entre los lazos a la familia por lo genético o por la adoptivo. Creo que hace mucho que no gozaba tanto con el sentido de la composición del gran plano como el que hace Hsiao-Hsien en “The Assassin”. De esta manera, el autor convierte su cinta casi en un western paradójico, en tanto que despojado de su épica otrora intrínseca, cuando aleja su mirada, pues aunque los elementos argumentales de la obra podrían invocar a lo heroico y a la redención, aquí quizás importa más la suma de elementos formales que conforman finalmente un relato bastante más íntimo de lo que a priori parece.

Veo por ejemplo un enorme y nada disimulado erotismo en “The Assassin“, desde los continuados planos con velos interpuestos y cortinas circundantes o la gama de rojos intensos que predomina en las escenas interiores hasta la gracia casi estática de los recorridos de la cámara o de los movimientos de los personajes, en una pequeña y sutil coreografía secreta. Incluso se advierte una cierta fisicidad atribuida a elementos no corpóreos, tanto en el plano visual (la densa niebla que cubre las laderas de las montañas) como en el sonoro. Cautivadora, exquisita y de una brillantez ornamental casi dolorosa, toda devoción hacia esta maravillosa película me parece plenamente justificada.
davidmdehaza
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8
15 de octubre de 2017
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Visions are worth fighting for. Why spend your life making someone else’s dream?”

James Franco dirige y protagoniza “The Disaster Artist”, traslación a la pantalla del libro de mismo título, que relata la preparación y el rodaje de “The Room”, la cult-movie definitiva del Siglo XXI, una obra vilipendiada y aplaudida a partes iguales, tan abominable como fascinante, delirio loquísimo y fantasía personal de ese misterioso personaje llamado Tommy Wiseau.

La cita que encabeza este texto, por cierto, es una de las frases con las que Orson Welles se dirige a Edward D. Wood Jr. en el encuentro casual en un bar que se produce entre ambos en una de las escenas más bonitas de “Ed Wood”, seguramente la mejor película de Tim Burton. Dicha cita, incluida en la película a la que probablemente más certeramente retrotrae “The Disaster Artist”, no está escogida de manera aleatoria, puesto que la esencia de la cinta de James Franco bien podría resumirse con esas palabras. Y es que “The Disaster Artist” es en realidad una película sobre la obsesión de una persona y la determinación con la que dicha persona quiere dar forma a esa obsesión. La visión perseguida por Tommy Wiseau, su sueño anhelado, es actuar, interpretar, insuflar vida a las palabras escritas en un guion. Y en la persecución de su sueño, ante la falta de oportunidades externas, él decide crear la estructura donde fortificar ese sueño: hacer su propia película, poner las palabras y luego las imágenes para satisfacer esa pulsión vital, creando involuntariamente una de las aberraciones cinematográficas más brillantes que existirán jamás.

Si una de las virtudes de “The Disaster Artist” es la mimetización casi irreal que consigue con “The Room”, calcando al milímetro las icónicas escenas de la película de Wiseau, otra es el demencial juego de máscaras presentado a través de la doble transmutación de los personajes. Así, vemos por ejemplo a James Franco como Tommy Wiseau y a James Franco como Tommy Wiseau como Johnny (el personaje protagonista de “The Room”). Auténtica metaexpresividad, gracias a la cual algunas de las incógnitas que se plantean de forma más o menos velada, como la atracción latente de Wiseau hacia Greg Sestero (Dave Franco en el film), coprotagonista de la película, adquieren una carga dramática casi pasoliniana enfrentada a una hilaridad ciertamente inaudita.

En realidad, pese a que pueda parecer lo contrario, “The Disaster Artist” es una película notablemente compleja. Se trata de un drama canónico, algo que incluso se nos avanza desde el principio de la película con la partitura de entrada, un score grave a cargo de Dave Porter, que remotamente recuerda al de Angelo Badalamenti para “Mulholland Drive” (de nuevo, los sueños truncados de triunfo en Hollywood), pero estamos ante una de las películas más divertidas que he visto en bastante tiempo. De igual forma, por seguir enumerando las virtudes contradictorias de la película, estamos ante grandes interpretaciones dando vida a penosos intérpretes, en una especie de gran broma en continuo sobre los éxitos y miserias de ser actor

Como ocurría con, insisto, su referente más cercano, “Ed Wood”, Franco mantiene el respeto casi compasivo por Wiseau de la misma forma que Burton profería sobre la figura de Wood. Pero, lejos de la romantización del fracaso sugerido en aquella, en “The Disaster Artist” la visión sobre la ruina creativa cinematográfica es descarnada y a la vez hilarante. Se trata en definitiva de un ejercicio único y extremadamente divertido a propósito de las inconscientes maravillas que el caos más puro puede generar. El milagro de la entropía aplicado al acto creativo. Pura orfebrería cinematográfica.
davidmdehaza
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