La vi cuando era pequeño y mis padres me llevaron al preestreno. Tenía puesta una pegatina que daban a los niños que iban al preestreno y el cine estaba iluminado y lleno de gente. Eran otros tiempos, cuando Internet era militar y las cámaras de video eran para cámaras de televisión, y los multisalas eran proyectos de futuro.

La música, las imágenes... todo rezuma magia, magia inocente, de una fantasía: gente de otros planetas, más allá de encuentros en terceras fases, que se encuentran con un niño como embajador involuntario de la Tierra para un ET, un Extra Terrerstre que llega por accidente, y quiere volver a su casa, con un teléfono...

Eso sí, pese a la historia, los actores infantiles han tenido un desarrollo diferente: si parecía que iban a salir actores prodigio, finalmente no despegaron como debieran (Henry Thomas se quedó en un humilde segundo plano, mientras que Drew Barrymore y Erika Eleniak probaron cosas que no debían, como alcohol, drogas, posar desnudas para Playboy, llevar bañador rojo junto a un tal Hassellhoff...)

Efectos visuales geniales, John Williams en su línea... buena peli inocente sin violencia y con imágenes para el recuerdo que uno no olvidará jamás.

Desconozco si es por falta de dinero o de ofertas mucho mejores, pero he tenido que ver si ésta entrega de la saga era algo bueno o más de lo mismo... pero es peor, mucho peor de lo que yo esperaba.

Tenemos un mundo que resulta que ya no tiene más enemigo que a los vampiros y los licántropos. O sea, que nada de tiranía global, ni leches: a por vampiros y lupinos. Tenemos una Selene (Kate Beckinsale luciendo cuerpo con o sin traje, pero eh, que no se la ve nada, que Len, su marido, no es el director...) que trata de huir... pero patapum, una bomba los separa.

Luego la vemos despertar, ayudada por alguien esencial en la trama (y que provoca un fallo de guión que ya comentaré en el spoiler), y ver que han pasado 12 añetes desde aquello, y oye, que el mundo sigue igual, con vampiros y lupinos dandose caña entre sí.

Tenemos nuevos lupinos (mitad trajes, mitad cgi...), y el que yo llamo el Hulk Lupino (sólo le faltan unos vaqueros rosas...), para animar un poco las cosas, pero vamos, ni fú ni fá.

Con un final que si la taquilla quiere, deparará una nueva entrega, ésta peli es sólo para gente muy, pero que muy incondicional, en serio.

Tom Cruise y Nicole Kidman estaban contentitos por España cuando la peli se estrenó, y ahora...

Sera mejor que me centre en la película. Una película donde el suspense es predominante, y la verdad, deja un buen sabor de boca en cuando se conoce todo lo que se puede conocer del film.

¿Argumento? Una Nicole Kidman y niño esperan pacientemente al esposo que se marchó a la guerra, que ilusión, que ilusión, que pena... y que tarda en regresar. Ademas, aparecen dos ancianetes que vienen a ocuparse de la casa, advirtiéndoles seriamente de la fotosensibilidad del niño, pidiéndoles por favor que tapen las salas con las cortinas para que el nene no quede muy jodido.

La trama se desarrolla bien, con esos toques de efecto o sustos para mantener al espectador atento... hasta que llega el final, y te deja a cuadros, pero para bien.

Una buena peli rodada por éstos lares, y que sabe mantenerte en tensión.

Parecía difícil superar lo que Nolan se marcó con Batman Beguins, y vaya, lo consiguió. Con una sonrisa.

Heath Ledger es el protagonista. Sí, la peli es de Batman, sale Christian Bale vestido de Batman y a veces, como Bruce Wayne, pero el Joker es el amo absoluto de la función. Éste Joker, ésta broma asesina ha tenido ancestros legendarios (Cesar Romero en la serie de televisión de los 60, Jack Nicholson en aquel film del 89 del que por cierto, Nolan hace aquí varios homenajes...), pero desborda personalidad propia. Tanta, que la estrella es él.

Michael Caine cumple como Alfred y Morgan Freeman aporta aplomo a Lucius Fox, mientras que Maggie Gyllenhaal no hace que echemos de menos a Katie Holmes, y Aaron Eckhart... queda en segundo plano a pesar de convertirse en un Dos Caras terrible, brutal, pero secundario, demasiado secundario.

Los fans de Batman se lo pasarán bomba, se lo aseguro.

Paul Giamatti me gustaba como secundario, daba el pego. Al ver ENTRE COPAS... cambié de idea, pero para mejor: tanto secundario como protagonista, Giamatti... ES UN ACTORAZO. Así, en mayúsculas.

Mezcla de road movie con drama, la odisea de Giamatti y Hayden Church merece la pena no sólo por los bellos y vinícolas paisajes del film, sino por la naturalidad y verosimilitud de los actores y actrices, en busca de algo tan simple y normal como es la felicidad, el sentirse realizado en algo en lo que crees ciegamente, y buscas triunfar.

Un film donde se aprende, no sólo de la vida, sino también de vinos, sintiéndonos un poco como sumillers o catadores de vinos por unas horas. Fenomenal.