Recuerdo que cuando decidí ver esta película, iba con ciertas reticencias, ya que los dramas románticos por muy avalado que fuese por el gran Clint Eastwood (Sin perdón, 1992), no es un genero que me entusiasme. Y además como había oído todo tipo de comentarios lacrimógenos al respecto…..pues no se, como que no me agradaba la idea de verla. Por un lado estaba el bando de las mujeres detractoras de los films de Clint, de toda la vida, (El jinete pálido, 1985 Harry, el sucio,1973 El fuera de la ley,1978, etc.) que no intuían que una película de dicho director por mucho que Meryl Streep estuviese en el reparto les pudiese gustar y por otro los miles de fans del cine de acción de Clint que no podrían creer que se hubiese metido en semejante embolado……y luego los que creemos en el cine por encima de todo, y que cuando un film sea del genero que sea, viene firmado por un maestro del calibre del que nos ocupa, decidimos que hay que verla , sea nuestro genero preferido o no. Y la verdad, para mi es el mejor drama de este tipo que he visto. Me deslumbro todo, la historia, los personajes, los actores , (fabulosos ambos) , la banda sonora (fantástico Lennie Niehaus), la preciosa fotografía….y una escena que para mi quedara siempre grabada en la retina….ella sentada en el coche con su marido, decidiendo que hacer con su futuro mientras el agua golpea sobre el parabrisas…tensa,triste, tierna, sencillamente impresionante….algo para recordar siempre y para darle las gracias al maestro Clint, que a partir de aquí nos enseño que es capaz de hacer cualquier tipo de genero, y rayar a gran altura, como así ha sido después. Recomendable cien por cien. Y para aprovisionarse de kleenex antes de verla. A mi amiga Mae le encanta, a pesar de sus reticencias sobre Clint en aquellos años….y por darle una oportunidad al genio, y por ser ella todavía más especial que el propio film,le dedico esta crítica.

Nuevo documental de Morgan Spurlock, si aquel del documental con la dieta de un mes a base de fast food, “Super Size Me”, (2004). Esta vez, el tema sobre el que gira su nuevo film, es ese mundo que tanto reparo da a mucha gente, el mundo oculto de las ratas, su relación con los humanos y como se las ve en distintas partes del planeta.
Presentado como si de un film de horror se tratase, con banda sonora incluida, el documental nos sumerge de manera bestial en un mundo apartado de nuestros ojos… aunque visto lo visto no tan lejos de nuestro día a día. Tal vez haya un poco de exageración en su modo de presentarlo, pero claro, en nuestras ciudades seguramente el problema no sea del tamaño que tienen por ejemplo en New York… o New Orleans.
Sea como sea, lo que sí que es cierto, es que la lucha del hombre y las ratas es ancestral, y la evolución de unos y otros está ligada por la historia. Somos nosotros en nuestra ignorancia, quien las extendió por el mundo con los resultados que todos conocemos. Es la especie que seguramente y junto a las cucarachas, mejor se ha adaptado a vivir del hombre y con el hombre. Somos generadores continuos de residuos que son su forma de vida, ellas simplemente se han adaptado y se aprovechan de ello. Es cierto que son una plaga y que pueden causar destrozos y enfermedades, pero no es menos cierto que es culpa nuestra y de nuestra forma de vida.
El documental ahonda, con algunas imágenes, en nuestros miedos más profundos… y escarba en lo desagradable que puede llegar a ser, para ambos bandos, esta lucha interminable. A pesar de que en su parte final, se vea un lado más amable, porque en alguna cultura las ven distintas que en el resto del mundo, la realidad es que el hombre a la rata si no se la come como en algunos países asiáticos donde hacen de ella un manjar de primera, la quiere igualmente exterminar. Y la rata en ese proceso evolutivo que la ha hecho adaptarse y hasta reírse de nuestros venenos, de momento gana. Y no tiene pinta de que eso vaya a cambiar, a pesar de las matanzas a las que se le somete sistemáticamente en casi todo el planeta. Ellas tal y como dice lacónicamente el siniestro protagonista del documental, Ed Sheehan, nos sobrevivirán casi con toda seguridad.
Buen documental, a mí me gusto, porque presenta algo muy poco visto en pantalla, y que se ha basado en la experiencia de Robert Sullivan, que bajo al mundo de las ratas durante un año para escribir el libro en el que se apoya este documental. Le sobra ese aire terrorífico que quiere dar a la presencia de estos bichos, aunque reconozco que tiene alguna escena de mérito en este sentido, ya que algún sustito consigue dar.
Aunque el documental lo avisa al inicio… ojo… no es para todos los estómagos. Abstenerse aquellos que sienten aversión por estos animales, algunas imágenes pueden resultar muy desagradables… y otras solo conseguirán darles más miedo del que ya tenían a estos roedores.

Y yo me pregunto que se le habrá pasado por la cabeza al amigo Traucki, para emplastarnos en la jeta este bodriofilm… que no hay por donde cogerlo.
Soy fan del género del “metraje encontrado”, pero hay un límite, no todo vale, y esto es lo que aquí nos pretende el señor Traucki vender.
Me gustaron sus dos films previos, tanto “Black Water” (2007), como “The reef” (2010), y busque este con entusiasmo… pero que decepción, que horror, que aburrimiento, que… en fin.
Ya la historia es para flipar, pero bueno cosas más raras vemos hoy en día (The Frankenstein Theory, 2013, por ejemplo); pero es que no pasa ABSOLUTAMENTE nada de nada hasta el final de la película, un paseo por la selva con cámara al hombro y punto. No hay mucho más que destacar.
Si he de rescatar algo, la escena del árbol en que se ven las manos de la criatura, de lo demás no hay mucho que decir. Acabe de verla por cabezonería. Nada más, porque no lo merece.
Del director opino que ha dado un paso atrás de gigante, y que ya no se que podemos esperar de él, si es capaz de sacar esto al mercado y quedarse tan pancho.
Como no podía ser de otra manera, plantel desconocido, solo Rupert Reid es algo conocido, por aparecer en algunos seriales australianos y muy poco.
En fin, un bodrio, del que lo único que rescato es su inquietante y engañoso poster, de lo demás nada de nada.

Film que debe ser visto por todos los que vieron “La isla” del inefable Michael Bay (2005) y les gusto… y también por los que no les gusto, ya que con esta igual mejora algo el tema tratado, y de paso se llevan una gran sorpresa al ver el tremendo parecido entre uno y otro film. Y la verdad es que resulta curioso el asunto porque mirando guionistas de ambos films, no hay ni una sola coincidencia, pero si es cierto que en algunas webs (incluyendo esta), en la ficha técnica de “La isla”, pone remake, aunque no pone ningún comentario de que film. Así que tiene que ser este, porque el parecido es increíble.
Aquí los clones son controlados psicológicamente con un viaje a “América”, en la cinta de Bay, era con una isla. “Clonus Horror” es todo un hallazgo en cuanto a ideas del tema clones se refiere, teniendo en cuenta el contexto de la época por supuesto, ya que el uso de los clones es destinado a suplir las partes que fallan en sus originales humanos, algo que se ve también en “La isla”. Esos conceptos primarios de la historia, son idénticos, luego a partir de aquí todo es distinto. Por ejemplo, el de Bay es en el futuro y esta es en los años setenta, época de rodaje del film. La carencia de medios lastra gravemente a “Clonus Horror”, que podía haber sido algo bastante mejor, porque a pesar de unas ideas aceptables, tiene carencias de ritmo y de guión, que al final hacen que la película, no parezca algo más serio que un telefilm.
En su ficha técnica, lo más destacable es la presencia en el reparto de Peter Graves, (Red planet Mars, 1952), al que acompañan, Frank Ahmore (El monstruo del armario, 1985), y Dick Sargent, (Hardcore. Un mundo oculto, 1979). Robert S. Fiveson, es el desconocido director con un único trabajo para la gran pantalla y que es este, y poco más en televisión.
A los fans del sci-fi clásico les aconsejo verla, sienta precedente en algunos aspectos en el género.

Film de carácter apocalíptico y que aborda el tema de los virus exterminadores como eje principal de la película aunque también aprovecha para denunciar del trato del ser humano al planeta y a sí mismo…
En algunas escenas el director del film se encarga de demostrar como somos, resaltando la histórica y yo diría genética indiferencia del ser humano con sus propios congeneres, al destacarnos como en un restaurante se piden diferentes platos de comida, mientras la tv emite imágenes de niños muriendo de inanición y los comensales continúan con lo suyo mirando con indiferencia al receptor… exactamente igual que hoy en día solo que 42 años después. Lo dicho es algo genético lo nuestro.
Por lo demás el film aunque comienza bastante bien, se va diluyendo paulatinamente hasta que acaba en una vulgar película de acción… que recuerda a la floja “El planeta de los buitres”, (Richard Compton, 1979), de temática muy similar. La lucha por los alimentos y las armas, al caer el sistema social establecido por la aparición de un virus que acaba con animales y personas, y la creación de las habituales bandas en este tipo de films, es digamos el grueso del film, que desemboca en un flojísimo final.
Dirige Cornel Wilde, gran actor el, con grandes películas como “Playa roja” (1967), y “La presa desnuda” (1966), películas en las que repitió en ambas el rol de actor/director.
El reparto encabezado por Nigel Davenport (Sucesos en la 4ª fase, 1974), Jean Wallace (Agente especial, 1995), y Lynne Frederick, (Esquizofrenia, 1975), que cumplen sin más… en un film que prometía de inicio más de lo que al final da.
De todas maneras, los seguidores del cine apocalíptico setentero deben verla por lo curioso del temprano y brutal mensaje ecologista inicial.