El artesano de Hollywood Frank Tuttle nos brinda aquí una muy buena muestra de cine de suspense.
Un guión muy bien elaborado, y un buen elenco de secundarios con un gran Edmund O'brien de protagonista dan lugar a una pieza de suspense muy poco conocida para el público en general que merece la pena reivindicar como exponente de ese cine negro y de suspense que se hacía con mucho estilo en USA en la década de los " 50 ". ( Agente especial, Joseph H Lewis, 1955)
Sin ser un film de gran profundidad psicológica como lo son otras muestras más ambiciosas del género ( Suspense de Jack Clayton, 1964), sirve para que el espectador pase un rato entretenido y pueda valorar un cine sin pretensiones pero necesario cuando son tantos los films que de este género se hacen ahora tan malos y pesados.
No quiero acabar esta crítica sin romper una lanza por artesanos de la época como en este caso es Frank Tuttle ó actores como el protagonista O' brien, secundario de grandes films como " El hombre de Alcatraz", "Rio Conchos " pero también protagonista de buenas películas como " Con las horas contadas " ó " El Bígamo " dirigida por Ida Lupino y co-protagonizada junto a él.
También es justo destacar un reparto muy solvente con secundarios tan antológicos como el gran Brian Donleavy de films como " Tierra generosa, de Jacques tourneur " ó " Los verdugos tambien mueren ", de Fritz Lang.
Tambien hay q ue citar a Natalie Wood en su rol femenino y al siempre interesante Raymond Burr, protagonista sin ir más lejos de " Perro Blanco ", de Sam Fuller.
Con toda esta retahila de erudición cinematográfica lo único que me apetecía hacer era un alegato en pos de esos actores directores y personas de un cine clásico estadounidense ya tristemente desaparecido pero que también han contribuido a forjar mi memoria sentimental.
Un saludo, Efelson.

Correcto melodrama dirigido por Robert Stevenson ( artesano de la época al que también se debe " Mary Poppins " ).
Con un guión sencillo a la par que preciso y amparado especialmente en la buena labor actoral de Hedy Lamarr ( actriz que protagonizó el primer desnudo de la historia del cine en el film mudo " Extasis " de 1.933 ) transcurre esta historia mezcla de thriller con toques psicológicos ( la protagonista Lamarr acude a un psicólogo ).
Dos buenos secundarios ( Dennis O'keefe, protagonista de " La Brigada suicida de Anthonny Mann. 1947, y John Loder ) dan empaque y sustento a dicha historia con su profesionalidad delante de las cámaras.
Un rato después de una cena, a oscuras y en buena compañía aun le dan mayor gratitud a dicho film si cabe.
Un saludo, Efelson.

En esta película se juntan dos buenos talentos: el de Ferreri ( El pisito, La gran comilona, Liza, etc... ) y el de Bukowski ( reconocido escritor underground ).
Me atrae el cine de Ferreri, es muy personal, tiene tintes surrealistas y de crítica a la sociedad y modo burgueses.
A Bukowski realmente le admiro, su prosa clara y directa, teñida de ese sucio realismo que él tan maravillosamente ejecuta.
Sin embargo la unión de estos 2 talentos no resultó fructífera en este film, no se acierta a describir lo suficientemente bien la atmósfera Bukowskiana, además el ritmo de la película a veces es algo torbo, reiterándose en algunas escenas como la contemplación de Muti por el alter ego de Bukowski ( Chinaski ).
La película tiene situaciones reseñables y en general es un acercamiento loable y honesto al mundo de Bukowski pero en general no termina de funcionar y eso se ve en la supeditación de la atmósfera Bukowskiana a alguna obsesión del propio Ferreri ( el erotismo carnal ).
Ben Gazzara hace una interpretación correcta de Bukowski/Chinaski.
En fin como homenaje a la figura de Bukowski y como un cierto complemento a la filmografía de Ferreri la película merece un visionado y aun se deja ver con una cierta sonrisa.
Un saludo, Efelson

Este melodrama que tal y como titulo mi crítica es sólido, nos plantea una disyuntiva entre el egoismo personal frente a la insatisfacción y la tristeza. Dicha disyuntiva aparece muy bien encarnada en el personaje protagonista de Bette Davis, que vuelve a darnos una lección interpretativa, aunque el personaje no esté a la altura de otros suyos como por ejemplo los de " La loba " ó " Eva al desnudo ". Ella misma se basta con dicho personaje para llevar la película a sus espaldas.
El film se desarrolla de una manera lineal y sobria, sin grandes estridencias, para lo cual se beneficia de la correcta labor tras la cámara de Curtis Bernhardt, un artesano de la época, aunque tiene en su haber un film tan interesante como " Retorno al abismo " con Humphrey Bogart.
Como partenaire de Davis nos encontramos con Barry Sullivan un actor sobrio y eficaz, características que le van de maravilla al rol que interpreta.
La solidez antes comentada viene dada por un guión correcto, sin fisuras pero que tiene al espectador pendiente del film sin que este decaiga en ningun momento. Si acaso queda un poco sobrante ó falto de explicación el personaje del supuesto gigolo que se encuentra con Bette Davis en el crucero.
Sin grandes alharacas se nos muestra una acertada fábula sobre la contraposición entre egoismo y felicidad.
Para amantes del melodrama y de Bette Davis no defraudará, para los demas tampoco.
Un saludo, efelson.

Uniendo en esta historia a los clanes más legendarios del Far West, Walter Hill realiza un brillante ejercicio de estilo tanto a nivel narrativo como de acción.
Con una atmósfera entre turbia y crepuscular, la película va derivando con gran fluidez amén de una fotografía excelente que capta la decadencia del momento y el derivar de unos cobwoys ya un tanto cansados.
En un momento en el que este género empezaba a crepitar Walter Hill realiza una especie de penúltima pirueta apoyado también en un reparto de clanes actorales ( Los Carradine, los Quaid y los Keach ) donde sobresale sobremanera un impecable David Carradine.
En líneas generales un film para pasar algo más que un rato y reflexionar también acerca de estos vaqueros que van crepitando al igual que un género que en esa época enfilaba ( salvo honrosas excepciones ) sus últimos pasos.
Un saludo, Efelson.