Crítica de "UN LUGAR DE CINE"

La última vez que Spielberg se adentró verdaderamente y con todo lo que ello implica en el mundo blockbuster fue en el año 1993 con la película "Parque Jurásico". Desde entonces ha tocado muchos géneros, en películas tanto mayores ("Minority Report", "A.I" ó "Salvar al soldado Ryan"), como menores ("La Terminal", "Mi amigo el gigante", "War Horse"), que ya desde la propia base narrativa empleada, dejan poca cabida al concepto de espectáculo y palomitas que envuelve la idea de un auténtico "blockbuster".

Aún más aparte habría que dejar aquellas en las que ha dado rienda suelta a su carácter político ("Munich", "Lincoln" o "Los archivos del Pentágono").

"Ready Player One" es, de esta forma, toda una novedad en su carrera, ya que 25 años después Spielberg vuelve a hacerlo, vuelve a abrir un parque de atracciones, pensado especialmente para ese gran público que quiere escapar de la realidad y abrir la boca de asombro durante dos horas, mientras come un buen bol de palomitas.

La diferencia entre una película y otra es que mientras "Parque Jurásico" bebía de las emociones y asombros que podían cautivar al público, principalmente joven, de aquel tiempo, "Ready Player One" abraza con total efusividad al joven de ahora y eso genera grandes diferencias entre una película y otra, no tanto porque los objetivos de ambas sean distintos, sino porque el propio mundo, mucho más que el cine, ha cambiado enormemente.

En 1993 no había Internet, ni existían los smartphones, ni por supuesto las redes sociales y el mundo de los videojuegos apenas había comenzado a llenar las innumerables páginas de éxito que luego llenaría.

El mundo de los juegos online y los avatares, que mueven y gestionan las emociones y deseos de millones de personas, tampoco existían. Todos en aquel momento a lo máximo que soñábamos era con ver un dinosaurio de verdad,- ese año el mundo se llenó de niños soñando con ser paleontólogos -, ¿y saben qué? lo vimos.

Paradójicamente en el mundo de hoy al lado de todas esas herramientas tecnológicas tan sofisticadas, existe un añoro y una nostalgia por todo lo que fuimos, por todo lo que fue este mundo, antes de que Jobs nos presentara su Iphone con el cual lo cambio todo.

Eso es "Ready Player One", reunir muchos de los conceptos tecnológicos de hoy en día, con la idea de diseccionar nuestro presente conjugándolo en futuro,- la película está ambientada en el año 2045 -, con una similitud en dicha estrategia con "Minority Report" que no parece ser solo pura coincidencia.

Eso sí el tono escogido para hacerlo resulta completamente diferente. Con un tono aventurero y jovial, Spielberg pone en el tapete el mundo virtual de hoy en día, expande sus posibilidades y defectos y lo llena de muchísimas referencias de la cultura pop que permanecen en nuestras cabezas.

Ver un Delorean o al mismísimo King Kong paseándose en ese mundo virtual, en el que la gente vive conectada a través de una gran red social, por citar sólo dos ejemplos, es algo que quizás sólo los jóvenes puedan entender con toda su profundidad.

Esa es quizás la gran advertencia que se debe señalar a la hora de ir a verla. Si no estás dentro de ese mundo tecnológico imperante de hoy, donde "Twitch", la realidad virtual o los grandes videojuegos online conectan a millones de personas, "Ready Player One" te puede parecer un caos de referencias visuales interminables,- principalmente de los venerados y añorados 80 -, que no acabarás de entender.

Esta película está hecha para los que saben que es el "Minecraft", o al menos para los que conocen el desarrollo y las mecánicas de un videojuego actual, pero también para los que saben que todo eso empezó en una Atari 2600.

Fuera de esa advertencia, "Ready Player One" es en muchos momentos, un entretenimiento de primera calidad, una delicia para los ojos y oídos y un mundo donde sumergirse y en el que por momentos no quieres salir. Además de una lección para todos aquellos que se creen reyes del cine de acción,- pensar que la secuencia de la persecución de coches está dirigida por un señor de 71 años es una bofetada para todos ellos -.

Una película que vive y late a partir de momentos, y donde dicha persecución, homenaje a "Regreso al futuro" mediante, o el enorme guiño a "El Resplandor" de Kubrick,- ¿casualidad que fuera uno de sus mejores amigos? -, son solo algunos de ellos.

Momentos que forman parte de una historia que, por otro lado, es bastante sencilla de seguir y a la que además Spielberg intenta quitarle toda seña de densidad. Y es que a pesar de la maravillosa aparición de algunas escenas reflexivas, siempre con la presencia del gran actor Mark Rylance, casi todo es demasiado ligero y eso puede hacer que en ciertos momentos el espectador sienta la atracción de quitarle importancia a lo que ocurre, ya que al fin y al cabo la propia película parece hacerlo, evitando jugar con conceptos dramáticos que hubieran supuesto una hendidura mucho más seria y profunda.

No obstante, no podemos quitar ningún mérito a lo que ha hecho Spielberg: Volver tantos años después al mundo del blockbuster y hacerlo con una película trepidante, apabullante, faro y guía de la cultura pop y desde luego muy entretenida. Un parque de atracciones donde gozar de auténticas montañas rusas y donde la dosis de espectáculo de calidad, está más que asegurada.

Y encima con una IP nueva, maravillosa noticia para los que ya estamos un poco hartos de estar siempre a vueltas con las mismas sagas. Por eso solo, por el bien del cine, esperamos que "Ready Player One" sea un éxito. Al menos servirá para que Hollywood entienda que no hace falta acudir siempre a las mismas películas para hacer taquilla.

NOTA. 8,5

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Crítica de UN LUGAR DE CINE.

"Atómica" ("Atomic Blonde") está dirigida por David Leitch, el mismo que firmó las mejores secuencias de acción de "John Wick", su primera parte, y el mismo a quién la Fox y la Marvel le han dado el control de "Deadpool 2"; después de que Tim Miller dejará la silla libre para hacer la nueva de "Terminator", apadrinada, esta vez sí, por James Cameron.

Todo esto lo cuento porque tras observar "Atómica" y "John Wick Parte 2", dirigida por Chad Stahelski, su compañero de la primera entrega, efectivamente había un director que estaba por encima del otro, en cuanto a esto de contar historias se trata, y ese era David Leitch. Un hombre que antes de ser director, era especialista en películas de acción,- casi nunca vemos a un director venir de ese mundo -, que luego asumió la silla como director de segunda unidad en películas tan importantes como "Jurassic World" o "Capitán América: Civil War", y que por fin se sentó en la silla de director para co-dirigir y hacer renacer a Keanu Reeves en "John Wick", antes de volar solo con esta película.

Hay que señalar que el tío ya ganó un premio por el sindicato de cine de especialistas por "El Ultimátum de Bourne", así que hablamos de alguien que en lo suyo debía de hacerlo bastante bien. Pero lo suyo, ahora, es dirigir y en esta tarea, hay que decirlo, también lo hace bastante bien; tanto que "Atómica" se siente bastante superior a todo lo mostrado en la franquicia de "John Wick", por varios puntos distintos que ahora iré desgranando:

El primero es que detrás de las secuencias de acción tan trabajadas y diseñadas al milímetro, hay una historia. Hay una trama que se desarrolla a lo largo de toda la película y que despierta cierto interés en el espectador. No es simplemente una mujer que quiere dejar el mundo de "meter hostias" y, como no lo dejan, para conseguirlo tendrá que "meter muchas hostias",- argumento de "John Wick parte 2" -.

En este caso nos ponemos en la piel de una espía en 1989, año de la caída del muro de Berlín, que tiene que ir hasta esa ciudad para recuperar un archivo muy importante para la inteligencia británica. A partir de ahí la trama sucede en los típicos, pero agradables menesteres de estas películas, el famoso quién es quién, en el que casi nadie es realmente quién dice ser. No es una trama densa, ni absorbente, ni digna de ninguna mención especial, pero si una que se sigue con interés y sobre todo en la que uno siempre tiene la certeza de que se está intentando contar algo al espectador, más allá de las increíbles "set pieces" de acción.

En segundo lugar es inevitable hablar del buen trabajo de los actores. Para empezar, Charlize Theron, además de protagonista, productora y alma de esta película, vuelve a demostrar que es una pedazo de actriz, particularmente adecuada para el género de acción y lo mejor que ha dado sin duda alguna, el sello femenino en este sentido, desde que Sigourney Weaver nos deleitará a todos con "Alien".

Su compromiso para ponerse en la piel de este personaje va más allá de lo normal y, al estilo Tom Cruise, decidió que la famosa secuencia de acción, de la que todo el mundo habla,- luego iré a ella -, iba a hacerla personalmente, en lugar del doble de turno. Más allá de ese detalle, tenemos a una "Atómica" que sufre, que expresa emociones y a la que le duelen los golpes que recibe, y los que da.

Pero es que detrás de ella, hay un actor que literalmente se come la pantalla y se hace con la película con cada aparición, James McAvoy, un actor que cada vez despierta más y más interés, que tiene ya tras de sí un cúmulo de éxitos bastante considerable, y que después de verle en "Múltiple" uno ya se descubría el sombrero ante tanto talento. En esta película literalmente se sale, en clave de espía pasado de vuelta de todo y con el Berlín de los años 80 demasiado metido en el cuerpo, como para olvidarlo.

Pero no conformándose con ello, la película guarda a dos grandes de la interpretación como son Toby Jones y John Goodman, que elevan el nivel de lo que se podría considerar fácilmente papeles menores. Además de la participación de Sofia Boutella, para mí la gran sorpresa de la película. Es innegable el "feeling" que transmite en todo momento y que le hace destacar, incluso en presencia de la propia Charlize Theron.

Y en tercer lugar por la ambientación, tanto sonora como visual. En "Atómica" nos adentramos en el Berlín de 1989, y realmente es una gozada pasear por ese Berlín y ver como las calles respiran y cada decorado está hecho con todo lujo de detalle, mientras tus oídos se embarcan en una secuencia musical de casi dos horas, que nos llevará desde el "Cat People (Putting Out the Fire)" de David Bowie, hasta el "London Calling" de The Clash.

Pocas películas de género navegan tan bien y con tanto acierto en un aspecto tan infravalorado, pero tan altamente satisfactorio, como es la ambientación en una película. Si además tiene una excelsa fotografía, suerte de Jonathan Sela, entonces la mezcla es perfecta. Aclarar que el detalle está en todo, incluso en los pequeños textos que aparecen.

Una vez realizadas todas las alabanzas pertinentes a la película, y todas ellas justas, es necesario reseñar que tiene un problema considerable, el cual lleva a cuestas durante todo el metraje. Su incapacidad para elegir y situarse en que lado quiere estar. Al contrario que "John Wick" que se entiende a si misma como una película puramente de género de acción, aquí hay una línea mucho más fina sobre la cual situarla.


Sigue en ZONA DE SPOILER por un tema de extensión, no porque se cuente ningún detalle relevante de la película.

Crítica de UN LUGAR DE CINE

Cuando uno entra en la sala de cine para sufrir (y disfrutar) de "IT", uno tiene la sensación de que el género de terror siempre tiene una cuenta pendiente con el público, como si no hubiera sido suficiente la última propuesta mostrada, y al mismo tiempo no hay género que se pueda sentir más agradecido. Difícilmente una película de terror medianamente sugerente será un fracaso en taquilla, todo lo contrario que ocurre con otros géneros. En este caso, el público siempre espera con ansia la siguiente propuesta con enormes deseos de sufrir y disfrutar.

El paralelismo de ambos conceptos no es banal, la ecuación que sustenta una película de terror es que muy simple: a mayor calidad de sufrimiento, mayor cantidad de disfrute para el espectador. Si solamente hay un susto o dos, difícilmente será recordable, y desde luego no colmará las expectativas de todos los que allí nos juntamos. Debe haber mucho sustos y si es posible originales, inesperados y cada uno de ellos diferentes. Sustos que nos hagan levantarnos de la butaca y nos exija reírnos luego de manera histriónica en muchos casos, para poder aliviar la carga emocional que hemos soportado.

Sí la teoría es esa, y esta suele ser la aceptación más aceptada, entonces "IT" le hace un flaco a favor al género, y sin embargo no hay película de terror que haya cosechado mayores kilómetros de cola de personas, esperando poder comprar una entrada para verla. Su éxito ha sido tan apabullante desde el inicio, que su segunda parte ya está prácticamente en marcha.

La explicación posiblemente habría encontrarla al final de la misma travesía, que llevó a "Stranger Things" a colmar de éxitos a Netflix el verano del año pasado, y es que dentro de nosotros hay algo mucho más fuerte incluso que el sabor al miedo, y esa es la nostalgia.
Dentro de nosotros, por mucho que nos neguemos, la memoria es la cruel y despida señora que nos marca y nos atraviesa con todo aquello que hemos vivido, el circuito que nos permite recorre de nuevo todo lo vivido anteriormente, y así poder revivir aquellos momentos que ahora mismo hemos configurado como memorables,- lo fueran o no -. Esa es un arma muy poderosa y sobre todo atrayente.

"IT" respira años 80, se marca dentro del territorio ochenteno, nace de esas mismas raíces y es capaz de capitalizar todos esos recuerdos de una forma realmente atractiva. Más allá de películas como "Guardianes de la Galaxia" donde los ochenta estaban recluidos en su magnífica banda sonora, - que no dejaron de explotar hasta el agotamiento -, todo lo que se ve en "IT" huele a años 80, más que una película de terror se trata de un viaje en el tiempo, como si del Delorean de "Regreso al Futuro" se tratase. Es volver a esa época que ahora nos queda tan lejana... e irrecuperable.

Lo más curioso de todo, es que las salas de cine se han llenado de joviales e imberbes sonrisas de personas que difícilmente han nacido en aquella época. Quizás entonces cabría pensar, que esta película aprovecha realmente bien las circunstancias de un momento en el que, admitámoslo, los 80 están completamente de moda. Y es ahí donde nace el último elemento, donde poder explicar la razón de asombroso éxito: la curiosidad.

La oportunidad de adentrarse a vivir algo que todos recuerdan y mencionan, incluyendo la televisión o las revistas. Un recuerdo que no está dentro de su memoria, pero que posiblemente siente muy atractivo, casi necesario, el tener la oportunidad de vivirlo, aunque sea a través de una pantalla de cine. El estímulo de una época pasada tan en boca de todos en la actualidad. La curiosidad de sentir como vivían, hablaban, se vestían y se comunicaban esas personas.

Más allá de eso, "IT" es una película aceptablemente bien construida en todos sus elementos, por Andrés Muschietti, el mismo que creó "Mamá". Si uno la analiza fríamente apenas hay sustos realmente memorables, pero su gusto por llevarnos en un viaje en el tiempo tan emocional y sensitivo, es suficiente para que el entretenimiento esté más que asegurado.

"IT" es la historia de un payaso que se cuela en nuestra mente a través de nuestros mayores temores y deseos, y estos últimos se ven cumplidos para la mayoría con esta película.

"Stranger Things", a la que antes he nombrado, lo hacía notablemente mejor por dos cuestiones fundamentales: acogía mayor número de influencias de la misma época y tenía más tiempo para regodearse en ellas; pero difícilmente habrá una película de cine este año que tenga la capacidad de recordarnos a nosotros mismos lo que éramos y al mismo tiempo dibujar una sonrisa tenebrosa entre aquellos que no llegaron a vivirlo.

Y claro, luego está Stephen King, es el escritor al que más se ha adaptado en la historia del cine, y esas cosas no pasan por casualidad, pero eso es otra historia que algún día aprovecharemos para contar...

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Crítica de UN LUGAR DE CINE.

Tras un largo período de cinco años, Aranofsky, el mismo que ya brilló con luz propia en películas como "El Cisne Negro",- indiscutiblemente para un servidor la mejor película del 2012 -, vuelve a la gran pantalla, para socavar buena parte de los modales políticamente correctos que impregnan el cine actual y dar un buen festín con el que saciar a los insaciables y voraces espectadores, que desean recibir carnaza, para luego poder criticarla a través de las redes sociales. Todos ellos tienen una buena noticia, en "Mother" hay carnaza y en grandes cantidades.

Eso sucede porque Aranofsky no cesa en su empeño de alejarse de las equidistancias con las que muchos directores afrontan los proyectos. En su cine no hay equidistancia alguna. Él, como otros grandes,- muy pocos la verdad -, toma una historia y la traza a través de un camino que nunca camina por la senda fácil, ni espera ser del gusto, ni siquiera del entendimiento, de todos. No busca del público su comprensión o sus vítores, en "Mother" más bien, lo que busca es la radicalidad de una buena bofetada.

Desde su posición, privilegiada desde luego, comprende que lo mejor que puede hacer el cine, para contribuir en la misión de crear un futuro mejor, es dar una buena sacudida al espectador para hacerle, al menos, sospechar de lo que está ocurriendo a su alrededor.

Para ello dibuja una historia con dos partes muy bien diferenciadas, en las cuales ante todo y sobre todo, sobresale una infatigable Jennifer Lawrence, que navega en la película agarrada a pequeños instantes de esperanza, en mitad de una enorme grieta emocional, que cada vez se hará más y más grande.

La unión de la historia con la Biblia es, desde luego, irrefutable y a través de ella se dibuja una historia con una cantidad de capas prácticamente inabordable, sobre la cual Aranofsky permite, aunque sea por capitulación, que el espectador saque de ella prácticamente cualquier conclusión. Sin embargo, a todos les quedará claro la visión terrorífica que se extrae del ser humano, es decir, de nuestro propio comportamiento y de las consecuencias que esto produce.

No deja títere sin cabeza y ofrece un raudal de emociones de manera casi constante, mientras dibuja una película que a nivel visual es, simplemente, exquisita. Sin embargo, el mayor poder reside en su historia. Una historia que se envuelve en un tono de misterio del cual, si entras virgen a la sala de cine, es realmente difícil sospechar por adonde se va a dirigir la película en un momento dado.

Dejando aparte simbolismos y explicaciones bíblicas, que consideramos vital no comentar en esta crítica, si debemos hacer un alto sobre uno de los personajes más importantes de la película: el ser humano. Nosotros mismos. Aranofsky nos aboca a mirarnos en el espejo en los lugares donde menos nos gusta mirar y ver reflejadas las partes más oscuras de nuestro modo de actuar. La idea de que si el mundo se va por el retrete es, en gran parte, por culpa nuestra, no deja de asomarse a lo largo de la película, principalmente en su segunda mitad,
y esto es un nuevo aspecto que dificulta enormemente la tarea de trasladar al espectador la ilusión de que vaya a verla.

"Un Lugar de Cine" considera a "Mother" una gran película, un acierto pleno en la carrera de su director, demostrando nuevamente una capacidad de componer a nivel visual y narrativamente, como pocos consiguen lograr, además de ser una nueva oportunidad para contemplar una interpretación magistral de su actriz principal.

Nuestro último propósito es negarle las virtudes que tiene la película, porque las tienes y son muchas, pero no podemos recomendar su visionado a todo el mundo. No a quien quiera ir a pasar un buen rato, no a quien simplemente pretenda divertirse.

"Mother" es evocadoramente incómoda, difícil de ver, por las nulas explicaciones a todo lo que ocurre durante la primera mitad, por sus continúas capas en el guión que van entremezclando muchísima información para quien sepa verla, por todas las conexiones religiosas, por las bofetadas que nos llevamos como seres humanos que somos, -bien merecidas por otra parte -, y porque su propuesta roza todos los cánones de aquello que te recomiendan no hacer a la hora de parir una película que intente gustar a todo el mundo.

Es provocadora, personal, valiente, atrevida, compleja, riquísima en matices, con un cuidado excelso en el trabajo actoral y con un manejo del ritmo sencillamente perfecto. Es buena, muy buena, pero no es para todo el mundo.

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Crítica UN LUGAR DE CINE.

Patty Jenkins, la directora, utiliza las dos horas y veinte minutos que dura esta superproducción, para contarnos que la mujer maravilla es maravillosa, principalmente porque tiene un sentimiento de humanidad y amor mucho mayor que el de cualquiera de nosotros.

Muy apegado por tanto al concepto de dios que tienen los cristianos,- actuales, claro -, y que ven en Dios a un padre y creador que nos ha otorgado el don más maravilloso que existe: el amor. De nosotros depende el como y sobre todo cuanto y cuando utilizarlo. Cualitativamente y cuantitativamente "Wonder Woman" no sólo lo utiliza en todos los momentos claves que la humanidad lo necesita, sino que al igual que Jesús, en la religión cristiana, está dispuesto a dar su vida por ello. Eso básicamente es "Wonder Woman".

La segunda visión principal, a renglón de la primera, es una que ya se sugería en otras muchas películas: cualquiera puede ser un superhéroe, no hace falta volar ni tener grandes poderes. Los superhéroes lo son básicamente porque actúan por amor, cuando otros lo hacen por egoísmo o directamente maldad. Claro que, Brad Bird ya nos regaló al respecto un monumento de diálogo en "Los Increíbles",- que ganas de que se estrene la segunda parte -, cuando la madre establecía bajo criterios parecidos, que todo el mundo es especial, a lo que el niño respondía: "eso es lo mismo que decir que nadie lo es".

Fuera de esos debates que darían para horas de conversación, sobre la fina o gruesa línea que separa ambos pensamientos, lo cierto es que "Wonder Woman" a pesar de demostrar el poderío de su personaje siempre que puede, se posiciona sin duda alguna en la opinión de la madre, hasta el punto de encontrar necesario a un personaje, que básicamente no aporta nada a nivel narrativo, simplemente porque sabe cantar, y eso piensan siempre viene bien. 

Fuera de eso, "Wonder Woman" establece otra buena noticia, y que responde al éxito que la película está consiguiendo. No hay Starks, ni grandes metrópolis, ni grandes corporaciones tecnológicas, ni agujeros en el cielo por donde entran, con todo su poder cientos de extraterrestres.

Aquí nos situamos en la segunda guerra mundial, en un pequeño grupo de espías, y en el que su líder, el mayor Steve Trevor, un más que correcto Chris Pine, llega a orillas de Themyscira. el lugar de las Amazonas de forma completamente azarosa.

Lo particular que sucede a partir de aquí, y sin duda lo que mejor le sienta a la película, es la relación entre ambos protagonistas, y su lucha incesante entre ambas visiones: "Wonder Woman" lucha por demostrar quien es y Trevor lucha por ocultar quien es.

Esta situación da sin duda las mejores escenas al espectador, y donde entra con más fuerza el tema feminista tan hablado estas semanas, una escena que ejemplifica muy bien todo esto es cuando Trevor en presencia de sus superiores del ejército intenta mantener oculta a Wonder Woman simplemente por el hecho de ser mujer, y Wonder Woman no entiende tal situación, al igual que no entiende básicamente ninguno de los funcionamientos de la sociedad, incluyendo la moda.

Fuera de ahí cabe destacar, como Allan Heinberg, el guionista, ha sabido tapar al malo todo lo posible, y por tanto sorprender en el último tercio de la película, y además encontrar unos villanos competentes, contra los que merece la pena luchar, algo que sin duda se echa en falta en el cine actual. 

Su mayor defecto es sin duda el inicio, todo lo que ocurre en esa Isla amazónica, en la cual nada termina de avanzar como debería, y la credibilidad no se asoma a la pantalla con la firmeza necesaria, todo suena falso, o desde luego demasiado preparado. Momentos muy masticados, simplemente para llegar al punto donde el Mayor Trevor llega y parte a la guerra junto con Wonder Woman.

Wonder Woman es una buena película, hinchada sin duda por el marketing establecido a través de ella, pero rodada de forma correcta, con buenos pasajes, principalmente en el nudo de la película, y con un final que sin duda se establece entre lo mejorcito que ha hecho la DC. Sobre el tema de las mujeres no añadiré más, los cineastas merecen todo el respeto sean mujeres u hombres, y si esta película sirve para defender la opinión de que las mujeres pueden hacer cualquier tipo de cine, incluyendo el de superproducciones basadas en personajes de cómic, demostrado queda, aunque sinceramente no necesitaba de "Wonder Woman" para llegar a esa conclusión. 

Eso sí, Patty Jenkins, imita a sus homólogos varoniles en el mismo defecto gran defecto de todas las películas, y que solamente Christopher Nolan supo sortear. "Wonder Woman" es tan superior a los villanos, que en muchos momentos lo importante no es si podrá vencerlo, sino si llegará a entender cuales son todos sus poderes. Esto como si el Real Madrid lucha contra el Algete, con mis respetos para este equipo, y el entrenador se hace la siguientes pregunta: "¿juego con los suplentes o pongo al once titular de gala para pasarles por encima?" .

Desde aquí lanzo la gran pregunta para la que muchos anhelamos encontrar respuesta: "¿Para cuando una película en la que el superhéroe realmente sufra y lo pase mal ante el villano? ¿Para cuándo un villano que sea más poderoso incluso que el protagonista? 

Personalmente no me emociona ver a "Wonder Woman" utilizando el 50% de su poder para vencer, quiero ver como necesita usar el 200%, porque sino no va a poder superar la batalla.

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