Los golpes que da la vida no se pueden esquivar, aunque se use el boxeo como pretexto para intentar pararlos, autoengañándose a uno mismo como mecanismo de defensa.
La ausencia prolongada de la presencia de una hija tampoco se olvida yendo a misa durante 23 años, hay heridas que ni la mejor de las medicinas puede sanar.
Ponerse en el rostro un gesto de coraza tampoco ayuda a resolver la situación, tan sólo a prolongar una agonía moral que dura demasiado tiempo, como si el propio individuo se la hubiese autoimpuesto con la esperanza de que, añadiendo a su estado otro ingrediente negativo, alguien lo vea o lo escuche antes, para otorgarle la redención.
Un día, como otro cualquiera, aunque no cualquier día, se le presentará su ángel de la guardia en forma de chica, aspirante a boxear en alguna parte, algo que será un triunfo para ella, puesto que viene de ninguna, llena de ilusiones fundamentadas en lo opuesto con lo que cualquier persona es feliz, una chica llena de vida, que no ve la realidad porque si la viese no podría ni levantarse de la cama para empezar el día, con una familia que la desprecia, una madre cuyo sustantivo de madre le queda tan grande que...
Dos almas perdidas se encuentran en un gimnasio para descubrir que todos tenemos derecho a ser razonablemente felices, aunque sea por unos instantes, aunque el precio que tengamos que pagar por ello sea excesivo... excesivo para nosotros, quizás no para ellos, ella cumplió su sueño, se fue por ahí a ganar un millón de dólares y sobre todo ganó respeto y un cariño y un amor que desconocía que existían y la hicieron una persona plena y llena consigo misma, ella sí esquivó los golpes que da la vida, utilizando el boxeo como metáfora.
"Million Dollar Baby", probablemente, una de las mejores películas de la Historia del Cine.
Y después de todo esto, pensar que algunas personas siguen creyendo que la temática de esta joya inmortal es el boxeo... pobrecillos... qué directo al mentón les ha dado Eastwood.

Con esta delicia Eastwood avisó al personal de que detrás de ese pistolero sin alma y sentimientos y de ese policía sin escrúpulos que mataba por muchos motivos, por ejemplo porque sí, se escondía un intelectual con más inquietudes que las de simplemente hacer caja en las salas de cine.
De todos es sabido la afición que profesa por el jazz, del que es una auténtica autoridad y declarado admirador incondicional y qué mejor homenaje a los músicos de todo el mundo que filmar una película en recuerdo del saxofonista más grande del siglo XX, junto con John Coltrane y Stan Getz, al menos para el que escribe estas líneas.
Charlie Parker fue un mártir de sí mismo, escogió vivir deprisa con las consecuencias irreversibles que ello conlleva, de hecho fue avisado con una precisión de cirujano a los quince años de que, si seguía castigándose de la manera que después lo hizo, duraría veinte años más, y eso fue lo que duró, puesto que falleció sin cumplir los treinta y cinco.
Forest Whitaker probablemente sea el actor de color con más talento que haya dado el cine, pero tiene como hándicap que tiene un físico que lo delimita para ciertos papeles, evidentemente jamás lo veremos haciendo de galán, pero ni puñetera falta que nos hace.
En esta película es Charlie Parker, sus gestos, su forma de hablar, sus miradas, su manera de comportarse, la posición de los dedos en el saxo, sus gestos de colocado, su angustia por la resaca, su desesperación en los intentos de suicidio... todo es estremecedor.
Él solito se despacha las dos horas y media que dura el largometraje convirtiéndolas en un abrir y cerrar de ojos, que nos recuerdan lo desaprovechado que está su brillante talento y carisma.
Primera obra maestra de Eastwood que, repito, supone un entrante del jamón ibérico de bellota con el que nos ha obsequiado en años venideros y que, a buen seguro y si Dios se lo permite, nos pueda seguir deleitando algunos años más, espero que sí, ya hemos cubierto el cupo de grandes que se nos van, este señor no puede dejarnos huérfanos, no por el momento, nos sigue dando razones para seguir creyendo en la magia que fluye cuando comenzamos a ver algo suyo, paradójicamente sin dar un... MALPASO.

"Cinema Paradiso" no es la mejor película de la Historia del Cine, pero jamás se contó mejor la Historia del Cine en una película.
"Cinema Paradiso" es un test para encontrar personas que aman el Cine, en el que, a través de él, ven pasar sus propias vidas.
"Cinema Paradiso" anula al tiempo como magnitud que mide el paso de los años, estableciendo nuevas unidades como el cine mudo, la llegada del sonoro, la omnipresencia de la censura y el fin de ésta.
"Cinema Paradiso" es una historia de amor imposible, intensa y verdadera tras la insistencia férrea por ver una sombra abriendo una ventana, mientras los pájaros te cagan encima, pero tú, hipertérrito allí, sólo esperas tu objetivo, esquivando a la desesperación, aunque cuando ésta te invade y decides marcharte, a lo mejor es la mejor manera de comenzar un Año Nuevo mientras suenan de fondo unas notas escritas en el pentagrama del corazón cuando ella es quien va a buscarte y te dice que de verdad te quiere como quieres que te quiera.
"Cinema Paradiso" son algo más de un par de horas de razones de lo bonita que puede llegar a ser esta vida.
En 1989, Giuseppe Tornatore encontró la fórmula y nos la regaló a todos, evidentemente muchos querrán saber el secreto, yo, no le preguntaría eso, sencillamente le diría y parafraseando a alguien a quien admiro que gracias a películas como "Cinema Paradiso" soy mejor persona.

En multitud de ocasiones se genera el debate sobre quién es el mejor director de todos los tiempos y en ese momento las discusiones se apoderán de los interlocutores, escuchando en algunos momentos opiniones interesantes con las que uno puede estar a favor o en contra, pero siempre respetables, pues éstas están elaboradas desde razones de peso y bien argumentadas y a un servidor no le queda más remedio que aplaudirlas.
Yo creo que Orson Welles no es el mejor director de todos los tiempos, por el contrario sí estoy convencido de que es el artista con más talento y potencial que nos ha dado el Cine.
Desgraciada o afortunadamente, los genios lo son para lo bueno y para lo malo y en algunas obras de Welles el talento está por encima del guión, de los intérpretes, de la narración, el argumento, la fotografía o la música, destacando por encima de todo esto el ojo que se coloca detrás de la cámara, realizando ejercicios de virtuosismo uno tras otro, matando la humildad, la sobriedad y la sencillez desde la que otros artistas establecen sus parámetros a la hora de crear, pero Welles era barroco a más no poder, prolongación de su personalidad atronadora.
"Sed de mal" es un ejercicio de barroquismo tan gigantesco que empequeñece a todo lo que la rodea, espectadores incluidos, es un "Aquí estoy yo y voy a demostrar que sé hacer cine" tan apabullante que puede llegar a ser pretencioso y empalagoso por momentos, carente de contención, concepto que Welles desconocía por completo.
Lo que es innegable es que "Sed de mal" es una de las cumbres del cine negro y por extensión una de las películas más importantes del siglo XX.

Que Robert De Niro y Al Pacino son dos de los actores más importantes de todos los tiempos no se le escapa a nadie.
Especialmente siento predilección por el primero, dominó como un tirano la pantalla en las décadas de los setenta, ochenta y, en menor medida de los noventa, interviniendo en algunas de las películas clave de los últimos treinta años.
En cuanto a Pacino, quizás haya participado en menos obras maestras que Bobby, pero ha dejado su talento en multitud de películas que le han convertido en un ícono cinematográfico.
Ambos siempre han suscitado multitud de debates y tertulias sobre quién es el mejor, ya sabéis, esto es como decantarse por la decisión de escoger qué preferimos que nos corten, un brazo o una pierna, en definitiva, una estupidez, yo me quedo con los dos, puesto que está el panorama actual del cine como para deshechar a uno.
En "Heat" no hubo duelo interpretativo, ya que ninguno de los dos coincidió jamás en un mismo plano, en cualquier caso, si hubo un duelo, ése fue ganado por De Niro, además por goleada, con una inusual contención que tuvo como resultado una magnífica interpretación, al lado de un Pacino que, mueca tras mueca y gesto tras gesto, especialmente cuando interrogaba a los sospechosos, rozaba lo circense, pero... para gustos colores.
En la película que nos atañe, "Asesinato justo" empezamos con un error que muchos apuntarán y además con razón justificada: A Pacino le han puesto la voz de un tipo treinta años menor que él y chirría como un tenedor resbalando por un plato mojado al lado del oído, lamentable. En cuanto al conjunto global, decir que no es decepcionante si uno va mentalizado con lo que va a ver, pero sí se tiene la impresión de que con un guión tan malo como éste tampoco se pueden hacer milagros, sumado a la calidad de un director que tendría que permanecer en prisión por su anterior película "88 minutos".
A estos dos gigantes de la interpretación los tienen que ofrecer una historia mejor, dirigidos por uno de los grandes que puedan exprimirlos, por ejemplo Eastwood, Scorsese o Mendes, son los tres nombres que se me ocurren, darles un guión sólido con unos personajes carismáticos, para que puedan sacarles jugo y no estar como están aquí, a menos de un cuarto de su potencial.
Sigo en spoiler.