Estoy a tu disposición. Con esa frase los niños huérfanos, mutilados, ciegos, sordos de Irak , mostraban su servicio, su prestación a las órdenes de un compañero. Facilitaban su ayuda, les tendían la mano. Cada uno de ellos acabó en una aldea donde la antena parabólica simboliza la fina cuerda por la comunicación, pese a que no entienden el inglés. Satélite, un niño de unos 13 años jefe del grupo de niños instala parabólicas y dirige la operación de desminado de la zona por unos dirhams para comer su tropa.
Las tortugas no pueden volar. Los niños de Irak, de Irán, de Palestina, de Libia no pueden volar, no como lo hacen las aves. Ni como lo hacemos nosotros los occidenatales soñadores que imaginamos paisajes y los vemos, que encontramos unos padres en casa y salimos a tomarnos una cerveza acompañada de un diálogo que intenta evocar el universo o jugamos una partida en una guerra por el jaque mate. Ellos están en una batalla por la vida que es normal que no quieran vivir. Únicamente añadiré que bendito es el cine por mostrarme otras realidades, pero me desgarro en el sofá por no poder hacer nada y me es muy difícil, justo ahora, después de verla, encontrar el sentido a algo.

Si vas a ver la película te recomiendo que no investigues entre las críticas. Si te desglosan el comportamiento del protagonista (¿por qué?) te habrán fastidiado en parte una obra que rebosa sentimiento.

Un melodrama que cautiva, al principio sin saber, y a medida que te vas enterando de la película entras en el túnel de no poder dejar de observar y de sentir.
Con un papel principal para lucirse como el mismo lo hace. Ni más, ni menos.
Loco, atrapado en su cuerpo en las horas de la monotonía, un chiflado. Así empieza el filme y su protagonista que aparentemente tiene la vida solucionada: una mujer guapa que le quiere, unos hijos adorables, un trabajo que le reporta buenos ingresos.
Empieza a tirarlo todo por la borda, repitiendo de vez en cuando dejad de quererme.

Destacaría dos momentos que nos hacen reflexionar sobre la libertad:
El primero cuando justo antes de marcharse le dice a su hija que aún está despierta, dile a tu hermano que el avión que me dibujo puede volar. Un momento muy tierno.
El segundo cuando recoge al autostopista y cantan al unísono una canción sobre la libertad como si a él le fuera la vida en ello.

Más tarde, empiezas a visualizar el porqué de su comportamiento, el porqué en mayúsculas de la existencia y el por qué desaparecer si no se quiere.

Un reencuentro con su padre, con el que alejó su relación hará ya muchos años traslada una serie de vivencias, de recuerdos, de presentes románticos, bonitos, donde el amor el protagonista y sobretodo muy amargos.

Debo destacar también como parte fundamental de la película los créditos. Jamás me había quedado tan anonadado viendo los. Gracias por la música y por amar así la vida que se nos va.

"Nací sin nada y por eso lo tuve bien fácil para hacerme anarquista". ¿El anarquismo es una utopía?. La respuesta más aproximada a la realidad es un sí, con un pero muy grande:

Señoras y señores, Lucio Urtubia, si no lo conocéis conocerlo .
Un paleto aparente, sin educación alguna, pero con un ideal mucho más alto que los Pirineos ( que los empezó a cruzar con su técnica de contrabando) sobre todo un albañil (la destreza le guió en su vida, como si se escondiera entre ladrillos). ¿Falsificación, contrabando, atracos... y todo por un ideal?.

Un tío sincero, que dice verdades como puños y se calla cosas referentes a la organización. Los directores le preguntan acerca de las armas y Lucio dice algo así: "Las armas las tiramos al Sena, y si no se lo creen no se lo crean.¿Qué coño quieres que te diga? ¿que eran para matar a gente? ¿para participar en secuestros?".

Un idealista de los que sólo aparecen en los sueños. Una historia verídica, digna de ser escuchada. "Joder yo quiero destruirlo todo, pero todo el mundo, en cualquier organización, quiere saber, quiere mandar, quiere coger poder""soy anarquista porque me da la gana".

Un tercio de cada acto vandálico iba destinado a misiones anarquistas, otro tercio para anarquistas que lo necesitaban y el último para aquel que había realizado la operación.

Un personaje que consiguió herir a los bancos y con su naturalidad, aparte de que consiguiera que le retiraran los cargos, acabaron dándole mucho dinero.

Una persona que sin nada llegó a crear una historia. Una historia vertical e increíble. No estoy seguro de que si acudieran Lucios en masa el mundo iría bien o iría mal (desde luego no mucho peor de lo que está) pero me gustaría comprobarlo.

Visualmente impactante es la respuesta surrealista a tanta inocencia. La pregunta es por qué dos antihéroes y un armario no tienen cabida en este mundo. Otra respuesta más es que las reglas de este mundo están matando la inocencia y a dos hombre y un armario les echan a patadas de este injusto lugar entre océanos.

La película constituye, además, la primera colaboración de Polanski con el músico Krzysztof Komeda (y el debut en el cine de este).

No me atrajo la voz en off, ni el tópico de Romeo y Julieta, pero cuando él dijo saliendo del hospital:"hay que quedarse sólo con lo bueno, la operación ha sido todo un éxito” me dio un vuelco tan grande el corazón, se me comprimió el rostro tan de repente que todo detalle menor pasó desapercibido como cualquier bache en la vida.
Vivo retrato de la situación más dolorosa del mundo, pero con un énfasis de positivismo que cruza de un lado a otro de la pantalla.
“Hay barra libre de besos”, es el amor absoluta e indiscriminadamente lo más importante de esta vida y de la otra.
“Entramos en una nueva etapa, y habrá que ser fuertes”.
Gracias Valérie.