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Críticas de bogartiano
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
9
16 de enero de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de los "avatares" y demás engendros que dominan la escena cinematográfica actualmente, aún hay que reconocer que nos quedan oasis donde podemos saciar nuestra sed de ver verdadero cine. Y uno de estos oasis, que no espejismo, es sin duda, la filmografía de Michael Haneke, que vuelve de EE.UU a rodar a Europa (mejor así), y nos encandila con esta maravilla de film, llamado La Cinta Blanca.

Rodada con calma y sosiego, con un sorprendente blanco y negro, que torna grisáceo en los exteriores, el director nos va envolviendo en su tela de araña, mostrándonos poco a poco, todos los acontecimientos que se van sucediendo. Como en casi toda su filmografía, Haneke destaca los seres malditos que la propia sociedad crea a su alrededor, con su hipocresía, e injusticias cometidas. Y nos los muestra con esa crueldad, sin contemplaciones. En esta película todo se muestra más sutilmente, no como en Funny Games, pero el resultado es devastador, y cada minuto que pasa, la tensión y el malestar se apodera de nosotros, como espectadores de situaciones macabras y desoladoras. Escenas violentas, casi no hay, y las que hay nos las muestra con mucha sutileza, dejándonos detrás de una puerta o de una pared, sin ver lo que está sucediendo, aunque sepamos muy bien lo que pasa. Rueda de una forma muy elegante.

Desolador es saber, que el seguir dogmas con radicalidad, sea del signo político, o religioso, nos lleva a la destrucción del propio ser humano, y Haneke nos lo muestra con mucha claridad. En este caso una sociedad judeo cristiana, casi radical en sus convicciones religiosas cristianas, crea verdaderos monstruos, que claramente prefiguran, lo que vendría después en Alemania en las posteriores décadas.

Me quedo con estas palabras de Goethe en su "Confesiones de un Alma Bella":
"De la moral no podía extraer ningún consuelo. No me eran suficientes ni su carácter estricto, con el que quiere dominar nuestras inclinaciones, ni su condescendencia, con la que busca convertir nuestras inclinaciones en virtudes".
bogartiano
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9
23 de noviembre de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un mundo dominado por hombres, pilotos de avión, que llevan correo en situaciones peligrosas y arriesgadas, rudos, duros, pero a la vez solidarios unos con otros, aparece el personaje interpretado por Jean Arthur, con carácter, de igual a igual con ellos, sin nada de mojigatería, y con un sentido del humor muy irónico y que se entiende rápidamente con todos. Viene a quedarse durante una escala, para coger otro barco bananero que la saque de allí, pero en esto que se encuentra con Cary Grant y la película da el giro definitivo. Histórica la primera aparición de Grant con ese sombrero blanco y dando órdenes a diestro y siniestro, y por supuesto pidiendo siempre las cerillas, en clara alusión al jefe que domina todo y a todos. Pero claro, es un hombre con magnetismo, carismático, poco amable con las mujeres, por algo que le pasó en el pasado con una de ellas, duro (uno de los papeles donde más duro es, junto a Devlin, de Encadenados de Hitchcock), y esto claro, atrae sobremanera a Jean Arthur que trata de conocerle en más profundidad, y se enamora de él. Todos los hombres que la hacen la corte desaparecen de escena en cuanto aparece él. Muchos de los papeles de Cary Grant de esa época son de un hombre cínico, poco amable con las mujeres, irónico, pero que gracias a su carácter y su apariencia enamora a todas las mujeres que salen a su encuentro. Para él las mujeres solo quieren controlarle y en definitiva marcarle un futuro que él no quiere, sin dejarle la libertad que él necesita, y mientras que no encuentre a una mujer que comprenda esto y lo respete, se comportará con la misma dureza con todas.

Howard Hawks rueda con maestría, y cuenta con un plantel de actores de auténtico lujo. Primer papel de Rita Hayworth. Thomas Mitchell, interpretando uno de sus papeles más memorables, junto al que hace en Que Bello es Vivir, de Frank Capra. Un hombre con 22 años de aviador y que lo ha visto todo, pero que mantiene una humanidad a prueba de bombas. Las tomas que realiza Hawks de los vuelos de los aviones son fabulosos, para la época en que está rodada la película. Son una auténtica virguería. Hay que recordar que Hawks fué aviador en la 1ª Guerra Mundial. El guión es buenísimo, con diálogos bien trenzados, dinámicos y sin ningún atisbo de aburrimiento, tiene al espectador pendiente del devenir de los acontecimientos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
bogartiano
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8
5 de enero de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Loable ejercicio de concienciación ciudadana, en lo que se refiere a la justicia y la máxima de esta en lo que respecta a la defensa de los derechos de los más débiles, que nos ofrece en este film, el director progresista, Sidney Lumet. Película dura y valiente, criticando la hipocresía de las personas: Familiares que quieren cobrar mucho dinero y cuanto antes mejor, a costa de una persona convertida en un vegetal. Una mujer que vende a Galvin (Newman) a su enemigo, haciéndose pasar por enamorada, que al final lo está, por cierto (personaje parecido al de Eva-Marie Saint, en North by Northwest). La iglesia tapando el caso para que no salga a la luz, a sabiendas que se ha cometido negligencia. Turbio panorama.

En cuanto a los personajes, decir que la actuación de Newman es magistral, de las mejores de su carrera. Un hombre roto, (defenestrado en su gremio, por estar en contra de corruptelas) alcoholizado, se da cuenta que su vida debe cambiar radicalmente, e inicia un duro camino hacia la redención. Magnifica su caracterización del personaje Frank Galvin. Creíble de verdad para nosotros la depresión del personaje por su forma de actuar (su forma de andar, de mirar, etc). Poco a poco vemos su cambio a mejor, ya no va encorvado y arrastrando los pies, y su mirada se vuelve más resuelta y decidida. Vuelve a ser lo que siempre fue, un defensor de los débiles y de la justicia con mayúsculas. Maravilloso Newman. El abogado Concannon (James Mason), cruel, impertérrito, dictatorial, frío, irónico, con una pléyade de colaboradores, y grandes medios económicos, tratará por todos los medios que su cliente quede impune del delito. Es un poco como David y Goliat, la lucha de ambos. Y finalmente hablar del personaje de Jack Warden. Magnífico papel, de un hombre pragmático, sensato, lógico y lo que es más importante, un verdadero amigo para Galvin, en el esclarecimiento del caso y en cuanto a la mejora personal de este.

Perfecto guión de David Mamet, sin concesiones a la galería, y con una sucesión de los acontecimientos perfecta. Diálogos magistrales, incluidos todos los del juicio y todo lo que se mueve alrededor de este. Fotografía de Andrzej Bartkowiak, lánguida (lo que quería Lumet), resaltando colores otoñales, como el ocre, el amarillo, el marrón y el gris, recalcando el estado de ánimo depresivo del protagonista. Subidas y bajadas de escaleras durante toda la película, para hacernos ver los continuos cambios anímicos de Galvin. Y finalmente, sinuosos y lentos movimientos de cámara, buenísimos planos y contra-planos, picados y contra-picados. Travellings con grúa, etc. Un alarde técnico.
bogartiano
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3
24 de diciembre de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No suelo ver películas históricas o grandes biografías de personajes importantes, pero tenía morbo de ver este film sobre mi compositor de música favorito, y claro, mis prejuicios se han confirmado. Dicen los grandes críticos que Harris se sale en el papel. Yo lo único que veo es que ha ridiculizado al máximo al maestro.

Se puede decir que la película tiene buena fotografía, una gran banda sonora (¡¡ya podrá!!) y que como historia es entretenida, para que la vea toda la familia, pero en la esencia y en la espiritualidad del personaje retratado deja mucho que desear. ¿Qué hace un niño pastor, con todos mis respetos tocando en pleno campo y con sus ovejitas la Gran Fuga? ¿Es qué escuchaban radio fórmulas en el campo a principios del siglo XIX? ¡Si la Gran Fuga no la entendieron ni los contemporáneos de Beethoven! ¿Qué hace una estudiante del conservatorio, haciendo correcciones a la mejor sinfonía de la historia, a tres días de su estreno? Y luego, para más inri, la co-dirige ella, que parece Gloria Fuertes recitando cuentos infantiles. ¡Un despropósito! El sobrino no tiene oído para la música (y así era en la realidad), quería ser soldado, y de pronto se emociona escuchando la Coral. Mientras él llora, yo me río. ¿Qué hace Beethoven entrometiéndose en una pareja de veinteañeros, cuando él había escrito la Carta a la Amada Desconocida? También tengo que decirla a la directora Holland, que la sonata Claro de Luna, no se llamaba así en vida del músico, sino que se la bautizó así muchos años después de su muerte. Su anciana vecina, mientras se fuma su pipa, no soporta el ruido que hace Beethoven, y que está muy a gusto cuando él no está, o está en el campo, disfrutando del silencio que hay sin él, y a renglón seguido se muestra como una gran admiradora de la 7ª sinfonía. No entiendo nada. Y en algunas escenas Beethoven está sordo totalmente, y cuando le sacan a hombros después de finalizar el estreno de la Coral, como si fuera Manolete, oye a todo el mundo con el griterío que hay. Veo un poco de desgana en la dirección en algunos momentos.

El cine es un bello arte y yo soy un gran apasionado de los buenos films, pero hay temas y grandes personajes, que es mejor no tocar. El cine actual solo quiere recaudar dinero fácilmente, vulgarizando a grandes maestros de la Humanidad. Lo único que me queda claro viendo esta película es que si Beethoven viviera actualmente en Madrid, tendría grandes posibilidades de ser desahuciado, con la nueva ley de desahucio exprés, a tenor de los problemas y de las duchas que le daba a su vecino de abajo en la película. Esta es mi humilde opinión.
bogartiano
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8
24 de enero de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hombres curtidos en la calle, con intuición, sapiencia y experiencia, son humillados, vilipendiados y amenazados en sus puestos de trabajo por sus jefes y dueños de su empresa. Su error es que no venden lo suficiente. Los motivos son claros: hay una grave crisis económica en el sector inmobiliario y los clientes que se les ofrecen son más que mediocres. La máxima del empresario de "divide y vencerás" funciona en muchos tramos del film, y sentimos la presión y el estrés que se apodera de ellos, pues el que menos ventas realice en un mes será despedido. Además para el mejor vendedor se le reservará un Cadillac, no sabemos si último modelo, pero Cadillac al fin y al cabo. La primera parte del film (la mitad de la película), transcurre en una noche lluviosa y bañada en alcohol y conversaciones a la luz de los neones de los pubs y restaurantes que visitan. En esas noches es cuando uno puede sincerarse de verdad con un amigo o un buen compañero de trabajo. Está muy lograda la fotografía de Juan Ruiz-Anchía, con el juego de colores de las luces de los letreros nocturnos, desde rojos y azules a verdes y anaranjados, remarcando con mayor dramatismo los sentimientos de los cuatro vendedores. Actuaciones de verdadero lujo, con un elenco de actores de primera categoría. Cada uno de ellos tiene sus inquietudes y opiniones sobre la bronca que les ha caído por parte de Alec Baldwin, y deciden cada uno por su camino tomar medidas. Durísima por cierto y algo exagerada la reprimenda de Baldwin, mostrándose como un yuppie con muy pocos modales y mucha arrogancia, que humilla e insulta a todos los subordinados de Williamson (Kevin Spacey, gran actuación). La segunda parte del film se produce con la llegada de la luz natural, y nos mostrará todas las cartas jugadas por todos.

Magnífico guión una vez más de David Mamet, con economía de medios para llegar al corazón de la trama, con diálogos airados y poderosos, a causa de una latente presión inhumana a la que son sometidos todos. Los espectadores lo sentimos igual. Puesta en escena teatral; de hecho está basada en una obra de teatro del propio Mamet. Movimientos de cámara alucinantes, rodeando lentamente a los personajes para mostrarnos después primerísimos planos de primera calidad. La escena de la venta de Levene (Lemmon) contada a su compañero Rick Roma (Pacino), es memorable. Como si fuera un orgasmo de placer por su venta, la imagen se va alejando poco a poco, dejándonos un plano largo buenísimo con los dos protagonistas, disfrutando de la conversación. Conmovedora actuación de Jack Lemmon, tratando de salir adelante y de salvarse del despido que le espera. Tiene muchos problemas personales y realizan un mobbing salvaje sobre él.

Más información en spoiler: se puede leer sin problemas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
bogartiano
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