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Críticas de ALESNAKE
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Críticas 201
Críticas ordenadas por utilidad
7
29 de noviembre de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Hipnótico e incómodo. Uno de los thrillers con más personalidad e impacto del año.
-Su puesta en escena es vibrante y Phoenix hace otra interpretación memorable.

“You Were Never Really Here” es el regreso de Lynne Ramsay con su identidad intacta y sus formas mucho más maduras. La cineasta se apoya muy ligeramente en la novela homónima de Jonathan Ames para arrojarnos hacia una profunda pesadilla estilística en la que las imágenes y los sonidos dan forma al contenido. Su herramienta principal, además de centro gravitacional de la propuesta, es Joaquin Phoenix, esa infravalorada bestia interpretativa a la que no se le resiste nada, y que aquí encarna a Joe, uno de esos personajes rotos, solitarios y atormentados propios de las películas de Ramsay. El viaje que les espera desde aquí a los espectadores es sin duda uno de los más directos a la yugular que vayan a vivir esta temporada. Pero no se dejen guiar por las típicas frases de marketing que nos anuncian una de las mejores películas del año. Este no en un thriller que disfrutar, es más bien todo lo contrario, un noir incómodo que nos hace preguntas con respuestas que no nos van a gustar. Están avisados.
El argumento está reducido al mínimo aceptable, todo lo necesario lo encontramos en el cuerpo de Joe, en esa biografía hecha de cicatrices y fracturas, en su mirada vacía, en su deambular violento con el que recorre su camino hacia la deshumanización absoluta, hacia la nada. Joe es un veterano de guerra, un alma frágil y demacrada que ahora avanza a golpe de martillo castigando a tratantes de blancas por un buen precio, un sicario, un antihéroe cuya mente y espíritu se hallan definidos por sus heridas físicas, un cuerpo sin alma engendrado en la violencia e incapaz de salvarse a si mismo, en busca de un objetivo que le permita sobrevivir. Ese es Phoenix, en una de las interpretaciones más fabulosamente insondables y orgánicas del año, toda ella lenguaje corporal. La palabra brilla por su ausencia, Ramsay prefiere que sean sus imágenes las que hablen, centra toda la fuerza del relato en la corporeidad de Joe y desarrolla la relación con su madre en apenas tres escenas, siendo la última de ellas la más hermosa de la película, en la que Joe acepta su responsabilidad y emprende una redención vengativa al mismo tiempo que un descenso a los infiernos. Un ataque kamikaze que le llevará a caer en un agujero aún más profundo para resignarse con el sol del mediodía.
El viaje de Phoenix/Joe está guiado por una narrativa rota e in medias res, la cámara cercenadora de Ramsay, el excelente montaje de Joe Bini y el asfixiante trabajo de sonido de Jonny Greenwood, guitarrista de Radiohead y colaborador habitual de Paul Thomas Anderson. Con esos recursos la cineasta nos hace participes del mundo en el que vivimos. Un mundo cruel en el que las emociones que nos hacen humanos nos hacen también débiles, un mundo que crea o aprovecha personas inestables en su propio beneficio para luego repudiarles cuando no son necesarios y dejarles intentar sobrevivir con sus traumas persiguiéndolos. “You Were Never Really Here” mezcla lo real con lo imaginario creando la insignificancia de cualquier acción y la inexistencia de consecuencias. Un absurdo demasiado real, a golpe de martillo.
ALESNAKE
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6
13 de septiembre de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica de “It”

-Es como un buen pasaje del terror: emocionante, divertido, vistoso y lleno de criaturas deformes. Pero en ambas atracciones el terror brilla por su ausencia.
-Muschietti ha creado una película sólida y muy entretenida que seguramente animará a las nuevas generaciones a abrir un libro de King. Y cuando abres el primero estás destinado a no parar.

En la última década la nostalgia ha traído de vuelta -más que nunca- aquellos inolvidables años 80 en forma de producciones de todo tipo. El ejemplo más reciente es la exitosa serie de Netflix y los hermanos Duffer, “Stranger Things”. Un ejemplo muy apropiado, pues en las últimas semanas he estado leyendo a mucha gente que cree que esta “It” dirigida por Andrés Muschietti (“Mamá”) es una copia de la susodicha serie. Desde luego todas esas personas desconocen que “It” es una de las obras maestras de Stephen King, y que fue publicada allá por 1986. De hecho ya existía una adaptación que vio la luz en forma de telefilme en 1990, y gracias a la cual el payaso de Tim Curry se permitió aterrorizar a toda una generación. Ahora Muschietti llega decidido a acercarse a la historia de un modo revitalizado y también más fiel, capturando su cariño por la obra de King así como el espíritu de la infancia y el cruce hacia la madurez que habitan en las páginas de la novela. Madurar, esa aterradora cosa que convierte al payaso de Bill Skarsgård en poco más que un chiste. Antes de comenzar me viene a la mente aquello de: “The scariest moment is always just before you start”.
Muschietti ha firmado una de las mejores adaptaciones de King en mucho tiempo. Es así por la forma en la que capta ese inflamable cóctel de miedos y descubrimientos que supone la infancia y lo difícil que puede ser el salto hacia la madurez. Resulta fantástico el modo en que nos acerca al entrañable club de los perdedores (excelentes todos) para mostrarnos cómo es ese salto para ellos. No funciona igual de bien el elemento terror, que pese a una eficaz imaginería visual, falla al apostarlo todo al “in crescendo” musical y el golpe de sonido constante. Y es muy probable que Skarsgård no consiga que aquellos que crecieran aterrorizados por el payaso de Curry se olviden de él; pero hace un buen trabajo y es lo suficientemente carismático. El mayor problema de la cinta es un guion muchísimo más ligero y “tímido” de lo que se le pide a una adaptación de cualquier novela de King, más aún si nos referimos a ésta. A cambio hay que decir que son los 135 minutos más rápidos y entretenidos que va a dar este final de verano; pero no habrían estado de más algunos matices de la novela, una mayor profundidad y un puñado de riesgos narrativos.
No estamos ante la película de terror del año. Es más, en ese terreno sus recursos son ciertamente pobres y desfasados pese a ciertas virtudes. El “It” de Muschietti triunfa en su vertiente juvenil, como película de unos chavales que están empezando a explorar, a conocer y a aceptar, mientras dejan atrás sus miedos. Una cinta pasada de moda en el mejor de los sentidos, con personalidad y que te mantiene pegado al asiento de principio a fin. Tranquilos, lo mejor está aún por llegar.
ALESNAKE
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8
18 de febrero de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Larraín ha creado una de las mejores películas del año. Un biopic fuera de toda norma, que le permite a Natalie Portman brindar su mejor interpretación hasta la fecha.
-Una historia sobre la propia historia y sus partículas elementales, también un biopic turbador y valiente sobre un personaje fascinante. Todo un triunfo.

A pocos días para la gala de los Oscar, aún faltan por aparecer algunas candidatas que se consideran citas obligadas. Entre ellas está “Jackie”, que se estrena este fin de semana en nuestras carteleras. Es la primera película inglesa del cineasta chileno y por desgracia también la última película del recién fallecido y ya legendario actor, John Hurt. Aunque la curiosa anécdota que genera este hecho triste, resulta muy apropiada. Pues como Jackie Kennedy, esposa de JFK y protagonista de este biopic, John Hurt también ha pasado ya a la historia, aunque -en este caso- a la del séptimo arte. No obstante, la cara principal de esta película es una casi omnipresente Natalie Portman, que se encarga de darle vida al personaje en los días posteriores al asesinato de su marido. Entre los secundarios encontramos a: Peter Sarsgaard, Billy Crudup, Greta Gerwig y John Carroll Lynch. Por último, el encargado de escribir el guion es Noah Oppenheim, que tras sus mediocres trabajos en adaptaciones juveniles (“El corredor del laberinto”, “Divergente: Leal”), da la sorpresa con un trabajo vigoroso, atrevido y con magníficos diálogos. Ahora viajemos hasta los años 60 y veamos si la sonrisa de Jacqueline seduce como antaño.
Las luces se apagan y Larraín vuelve a obrar el milagro. Comienza la música y surge la sorpresa, le sigue la incomodidad. El cineasta ofrece una película inesperada, osada y mas importante que nunca en el ahora, en nuestro mundo moderno heredero de las decisiones y los inventos de la historia, dominado por la información que se distribuye de manera excesiva y con la verdad casi como una virtud pasada de moda. Nos muestra lo que había -tal vez- tras la sonrisa de la primera dama más famosa de América, sus múltiples y contradictorias facetas (diestro trabajo de montaje). “Jackie” rechaza todos los términos del biópic tradicional desde su narración quebrada, como un espejo que muestra un pasado deformado por las cicatrices y las perspectivas o el interior de un personaje roto e intrincado. La cámara de Larraín sigue a su protagonista mientras la banda sonora de Mica Levi produce el efecto preciso: nos asfixia, nos confunde, vicia la atmósfera como el efecto sucio y “de archivo” que produce el 16mm. Nunca sabemos quien es Jackie Kennedy, como se siente, en que piensa. Esos primeros planos cerrados, opresivos, parecen acercarnos a la respuesta a través de sus ojos, cuando en realidad hacen todo lo contrario.
Así es como Larraín entrega un filme sobre la historia, el modo de permanecer en ella y de que forma ser recordado. Y por encima de eso, el íntimo estudio de una mujer que frente a la destrucción de su mundo, se encargó de construir el recuerdo global e histórico del mismo, su legado y el de su familia. Una mujer reservada, inteligente, sensible y muy compleja; convertida en icono gracias a su manejo de la política y la imagen, del uso de la kinésica frente a las cámaras, la comprensión de los símbolos y su calculada transmisión a la memoria popular y nacional. Un retrato de la verdad frente a la ficción, las leyendas frente a las figuras humanas, las apariencias frente a las emociones en un mundo en el que los medios -y las personas- beben del dolor ajeno y ensalzan la belleza, la elegancia y la dignidad. En el que la imagen es tan moldeable como el texto, en el que la capacidad de manejar las emociones es tan útil como la habilidad política y el poder. Portman nos mira, pero su ventana del alma suele ser indescifrable, intrigante como su personaje y cautivadora. La actriz va más allá de la reina de moda convertida en maniquí, e incluso más allá de la mujer afligida que saca fuerzas para “convertirse en una Kennedy” y hacer su trabajo. Da forma a un personaje si cabe más fascinante y misterioso de lo que ya resultaba, repleto de matices que emanan de un trabajo gestual y vocal simplemente asombroso.
Pablo Larraín regresa con una película arriesgada, trágica, perturbadoramente compleja y que ofrece un punto de vista externo, fresco, con perspectiva. Ni el potente guion ni la minuciosa puesta en escena, la banda sonora o los excelentes secundarios consiguen que apartemos la atención del elemento más brillante de esta penetrante película, la memorable interpretación principal. Porque al igual que nunca habrá otro Camelot, jamás veremos una Jackie Kennedy como la de Natalie Portman.
ALESNAKE
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2
28 de julio de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Una serie B que no interesa ni entretiene. La fotografía y Blake Lively son sus activos principales.

-Podría pasar su torpe dirección, el horrible guión e incluso que le sobre media hora; pero la verdad es que en ningún momento entro en el juego de Collet-Serra.

Jaume Collet-Serra es un director bastante competente, pero por un conglomerado de razones sus películas nunca llegan a interesarme. La razón más importante es que trabaja con guiones de calidad cuestionable. Las películas de este director siguen su propia lógica insostenible que sólo funciona si compras lo que él vende. Nunca ha conseguido atraparme. “La huérfana” me parecía una película larga y sobrevalorada por el público. Después, cuando se pasó a trabajar en thrillers de acción con Liam Neeson, elogié su capacidad de marcar el ritmo y de realizar diestras escenas de acción, pero la falta de tramas interesantes y los absurdos constantes, hacían que me refugiara en los trabajos de Neeson. Ahora el director se pasa al terror de serie B con una de tiburones. El guión corre a cargo de Anthony Jaswinski (“Kristy”) y el protagonismo recae en Blake Lively. Ahora veamos lo que me ha parecido esta nueva película de Collet-Serra, una supervivencia que busca entretener al espectador, darle un par de sustos y lograr algún que otro homenaje al clásico “Tiburón” de Spielberg.
Está más que claro que la actriz Blake Lively ha sido elegida por su físico, aunque finalmente cumple su cometido con una interpretación muy competente. Lo primero se nota mucho en los primeros y eternos 20 minutos. Constantes planos y contraplanos del bikini de la actriz (o de su doble de cuerpo), de sus piernas, de su escote, de ella corriendo a cámara lenta, etc. En lugar de crear tensión a la espera del ataque del tiburón, el director me induce al bostezo y elimina cualquier interés de seguir en la película hasta que la sangre brote. Al fin y al cabo no vamos a ver cine de tiburones para aprender más sobre la vida. Aunque junto al género terror, al guionista y al director les da tiempo a introducir una trama que algunos compañeros definen como “drama existencial” y que a mi me parece una predecible y tópica trama de fondo que si bien es más fina que el papel de liar, se resuelve en un epílogo con una muy innecesaria tendencia al subrayado. Volviendo al tema central, cuando el tiburón hace su entrada en escena, por fin puedo intentar subirme en la atracción de Collet-Serra. Pero el grueso de la película resulta ser muy decepcionante en todos los aspectos. El guión es un cúmulo de despropósitos e incoherencias, las cuales serían aceptables en este tipo de serie B en el caso de que el director catalán fuera capaz de que participara de su juego. No es el caso, parece que Collet-Serra ha olvidado muchos mecanismos/lecciones sobre la gestación y el manejo del suspense y la tensión. Y a esto hay que sumarle que el filme es totalmente previsible y que nos da demasiada información desde el principio. En terreno más general el trabajo de dirección me parece flojo, y los constantes planos cenitales no funcionan. Por último hablar de una fotografía eficaz que deja algunas imágenes con encanto y unos efectos que funcionan muy bien al recrear al enorme tiburón pero fallan bastante cuando Lively surca las olas.
Finalmente Jaume Collet-Serra entrega su peor largometraje ex-aequo con “¡Goool 2! Viviendo el sueño”. Un filme de terror que no da miedo ni crea tensión, con un guión tan atestado de clichés e incoherencias como falto de emoción o verdadero drama humano más allá de una subtrama banal. Blake Lively hace un trabajo competente y le da algo de vida a una película que define lo peor del cine veraniego. Pasa rápido y se ve sin esfuerzo, pero es una película muy mala y que no divierte ni tontamente. No prefiero que me ataque un tiburón antes de volver a verla, pero sí que me entre agua por la nariz.
ALESNAKE
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5
4 de marzo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fiera, rabiosa y originalísima sátira que filtra toda su apasionada indignación a través de un humor extravagante y su personal estilo, lo que tal vez le habría ido bien a Spike Lee en su maniqueista y decepcionante "BlacKkKlansman".
Boots Riley hace destacar su película por medio de una creatividad tan ridícula en apariencia como inteligente en el fondo, proponiendo una ambiciosa bofetada que no hace prisioneros y que sorprende por la complejidad de los hematomas resultantes.
Sin embargo su rebeldía es un arma de doble filo y la copiosa cantidad de ideas funciona sobre todo por acumulación.
Todo lo que le falta de solidez general lo compensa con creatividad y atrevimiento, pero es probable que esta arremetida hubiera funcionado mejor a través de una estrategia más precisa y planificada.
ALESNAKE
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