Los tiempos de paz no son buenos tiempos para los guerreros japoneses. Muchos se mueren de hambre y se ven obligados, como Heichachi, a cortar leña por un cuenco de arroz.
Los más ancianos aprendieron a luchar en la guerra. Los más jóvenes solo han podido probar su destreza en la lucha en pequeñas trifulcas.

Cuando Kambei busca por el pueblo a samurais para ayudar a salvar una aldea de los atracos de unos bandidos, sólo aceptan cinco. Los que realmente recuerdan lo que significa ser un guerrero o los que han oído historias sobre ellos, como Katsushiro. Lo ven como una oportunidad para reencontrarse con lo que sus respectivos maestros les habían enseñado que era un verdadero samurai: fuerza, honor, ayuda al desvalido.

Tanto tiempo de guerra y hambruna les había convertido en simples mercenarios, vendidos al mejor postor. Esa pequeña aldea con sus humildes campesinos, les hizo recordar sus antiguos valores.

Y aunque en definitiva, como dice Kambei, la mayoría de ellos han perdido, la muerte no es más que otro paso para un verdadero samurai si se muere con honor. Ese honor recuperado entre una decena de casuchas de paja.

El viejo Oeste se desmorona. El país esta en auge, muchos inversores extranjeros desean invertir su dinero en el nuevo continente. Pero para ello es necesario que exista una mínima seguridad. Y eso no es posible si Billy el Niño anda suelto por ahí.

Los tiempos han cambiado. «No se puede confiar ni en uno mismo, Pat» le dice Kid a Garret en cierta ocasión. Antes por lo menos cada uno sabía en que bando jugaba. Ahora la línea entre el bien el mal es tan fina que apenas se percibe desde lejos.

Pat ha sabido adaptarse bien a los nuevos tiempos. Su puesto de sheriff no le gusta demasiado, pero es la única manera que se le ocurre para sobrevivir. Al fin y al cabo, pegar tiros es lo único que ha hecho en su vida, y probablemente lo único que sabe hacer.

Kid en cambio se niega a creer que todo ha terminado."Los tiempos podrán estar cambiando, Pat. Pero yo no". Su juventud le hace no temer a la muerte. Él va a seguir siendo él mismo, pase lo que pase.

Pat es lo suficientemente viejo para saber que lo que importa es sobrevivir. Aunque tenga que matar a la gente con la que lleva cabalgando toda una vida. Aunque acabe disparando a su reflejo en un espejo, como si también él mereciera morir.

A partir de ahora ya nada será igual en el viejo Oeste.

Por lo menos gracias a Sam Peckinpah hemos disfrutado diez años más de él (no lloréis...)

¿Y lo bien que se lo pasa uno viéndola?. Los argumentos de las pelis de serie B de los ochenta son para enmarcar. Son las típicas ideas que se te ocurren cuando llevas 10 horas de cañas con los amigos: Oye, a que estaría guapo una peli sobre un policía maníaco que se carga a todo quisqui ¿Qué no?. Dicho y hecho.

A los cinco minutos de haber terminado de ver esta película esta demostrado que sólo te acuerdas de dos cosas: de las ya mencionadas locuras argumentales y de sus diálogos ("Gina,no estoy aquí para hablar de amor, sino de muerte..."). No se si esto hay que agradecérselo a los dobladores o a los guionistas, sea quien sea GRACIAS.

¿Y qué me dicen de las actuaciones? Me gustaría saber de donde sacan a estos actores porque son la leche. Seguro que el tal Tom Atkins (el típico actor que siempre provoca la misma reacción cuando sale en pantalla: "me suena su cara...¿ Éste no salia en aquella película... ? Sí hombre sí, al que lo matan a los 5 minutos como se llama...") vio que le habían dado su primer protagonista y ni se leyó el guión. ¿Y los gritos de la novia y la cara del Maniac Cop? Yo les daba el Oscar sin pensármelo dos veces. Mención aparte la música (¿No es la misma en todas?) y la no-iluminación.

En fín, que estoy harto de ver películas mediocres, con estas por lo menos me parto el culo. Lástima que la serie B prácticamente haya desaparecido.Que se le va a hacer, habrá que conformarse con Cuenta Atrás...

PD: Navegando por la red he leído que Jake La Motta, el boxeador en el que esta inspirado "Toro Salvaje", hace un cameo. A ver quien le encuentra...

Mediados de los 90. Los ordenadores aún no han llegado al común de los mortales y Angelina Jolie aún no ha descubierto que existe Corporación Dermoestética. Unos frikis vestidos en plan futurista y que van en patines a todos lados son la última esperanza del mundo para evitar un desastre medioambiental.

Con unos portátiles con una RAM de 0,0001 megas, Zero Cool y sus amigos son la caña de España (perdón , de Nueva York) y son capaces de hacer de todos con sus Macs, desde cerrar semáforos a su antojo hasta poner mensajitos en edificios (estilo “Manolo ama a Encarni”) para camelarse a la titi de turno. Todo esto tecleando a 4000 pulsaciones por segundo y viendo pasar ventanas por sus pantallas a la velocidad de la luz.
Lo que sea con tal de detener a The Plague (¿Qué clase de villano utiliza un monopatín para moverse?), el ser más malvado y destructivo del ciberespacio, que quiere hundir unos cuantos petroleros en medio del océano.
Pero no pasa nada, porque nuestro amigo (Cool, su propio nombre lo indica) es el más guay del lugar, que por algo fue capaz de bloquear tropecientos ordenadores de Wall Streest con 12 años. El se calza su monóculo futurista y a neutralizar virus, que es lo suyo.

¿Queréis echaros unas risas? Adelante, pasar al universo cibernético de Hackers, piratas informáticos ( hasta el título es de coña, si es que se ve veniiir).

Tan mala que uno acaba pillándola cariño como a un hijo tonto. Hasta me la compre en DVD para verla cuando estoy deprimido.

Un 3 merecido por el buen rato.

Perfecta por hacerme reír.
Perfecta por hacerme llorar.
Perfecta por Jack y Shirley, esos dos pedazos de actores.
Perfecta porque decir que es la mejor comedia del señor Wilder es decir que es la mejor comedia de todos los tiempos.
Perfecta por sus frases míticas que van y vuelven durante toda la película.
Perfecta por ese gran guión (mención para el introvertido I.AL Diamond siempre a la sombra del gran Billy) que hace que pienses que todas los demás guionistas no tienen ni idea de lo que es escribir.
Perfecta por enseñar lo que tiene que ser una película de Hollywood.
Perfecta (como casi todas las grandes películas) por sacar de una pequeña historia sentimientos que emocionan aquí y en la China.
Perfecta por enseñarme a escurrir los espaguetis (y espérate a ver como sirvo las albóndigas).
Perfecta por hacerme ver que el dinero no da la felicidad.
Perfecta por enseñarme lo que es ser un verdadero mensch.
Perfecta por hacerme ver que el amor a veces te hace decir tres cuando quieres decir cuatro.
Perfecta por demostrar que el happy end casi nunca es la mejor opción.

Gracias Mister Wilder. Ójala en tu cielo pasen películas tuyas todos los días.