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Críticas de Hartmann
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
3
11 de junio de 2007
82 de 140 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spielberg se puso la cámara al hombro y a base de casquería, montaje mareante, sonido estruendoso e histeria, sobre todo mucha histeria, se metió en el bolsillo a buena parte de la crítica y del público (amen de otra millonada de recaudación, para variar). Con un argumento endeble, maniqueo y tramposo, el responsable se empeña en hablarnos del horror de la guerra... regodeándose de manera casi sádica en lo más atroz de ésta. Vamos, que si hubiera intentado denunciar un caso de violación le hubiera salido un porno. Ah, y dejando claro que cuando muere un norteamericano es horrible, pero que los alemanes (o cualquier otro enemigo de los primeros) es lo menos que se merecen.
Y eso no es lo peor, sino el descaro con el que rapiña de otros largometrajes de cine bélico mucho más dignos y menos recordados que éste: el cinéfilo mínimamente experimentado no tardará en cazar "préstamos" de Rojo Uno, Masacre: ven y mira, La colina de los diablos de acero, La Colina de la Hamburguesa (tan floja como ésta, pero no tan injustamente aclamada) o hasta la simpática Los Violentos de Kelly (esos tigreees...), y me dejo alguna en el tintero. Por desgracia, nada de lo copiado mejora en su réplica.
El rigor histórico apenas aparece por más que se presuma de ello de manera pedante, pero lamentablemente enumerar todos y cada uno de los fallos en ese terreno requeriría mucho más de 3000 caracteres.
Y las escenas bélicas, como la tan cacareada escena del desembarco... un buen director (y él lo ha sido a veces) no debe confundir narrar una escena confusa con narrar confusamente. Entre golpes de efecto fáciles y gratuitos, Spielberg cuela tal cantidad de trampas en la dirección que si pudiéramos visualizar sus combates en un plano general, sin un montaje que disimula la pobreza de éstos a base de planos cortos y una cámara con parkinson, se nos caería la cara de vergüenza. Sirva de ejemplo la costumbre de los alemanes de correr hacia los disparos enemigos, o la escena de tiro al blanco entre dos trincheras separadas apenas un par de metros. A ver, ¿cómo han llegado los yanquis a la suya sin morir acribillados por el camino? ¿Alguien sabe para qué se utiliza una granada de mano, en lugar de asomar las cabecitas por turnos para disparar?
Lo dicho, pena de limitación de espacio porque este título da mucho de sí. Y no en el buen sentido de la expresión precisamente...
Hartmann
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6
19 de junio de 2007
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Krull fue uno de esos muchos intentos, casi siempre desastrosos, de seguir la estela del éxito de La Guerra de las Galaxias con menos presupuesto, talento e ideas que el original. Y teniendo en cuenta la colección de bodrios producidos entonces, Krull es de lo que sale mejor parado, con todas las carencias que pueda tener, y que las tiene.
El mensaje bebe directamente de las fuentes míticas y de los cuentos de hadas, pero no llega al grado de complejidad ideológica que sí veríamos en la formidable Excalibur de J. Boorman. Apostando por una lectura más ramplona e infantil (de hecho, en mi nota la nostalgia tiene mucho que ver) lo más destacable serían los decorados, algún diseño de vestuario y el ver a un entonces desconocido Liam Neeson en un papel secundario.
Los efectos visuales, pobres desde la perspectiva actual, tienen algún acierto e intentan adelantarse al morphing que más tarde pondría de moda Cameron en su Terminator 2, recurriendo ya a la infografía.
Pero Krull es, ante todo, una prodigiosa (que diría Garci) música de James Horner, mejor que otras suyas más laureadas pero injustamente olvidada al verse arrastrada por el fiasco que supuso esta cinta a nivel comercial. Una potente y rica instrumentación, ya habitual en él, y sobre todo el excelente tema principal, con resonancias de Schumann, destacan claramente sobre el apartado visual. Sólo por esta inspirada banda sonora merece Krull ser sacada del olvido.
Por lo demás, una cinta más orientada al público infantil y que en ese sentido funciona discretamente, sin más.
Hartmann
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5
12 de agosto de 2007
54 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Las Tropas del Espacio" es una apreciable novela de ciencia ficción del autor Robert A. Heinlem, novela de cariz abiertamente fascista y xenófobo, pero al estilo norteamericano, con la justicia y la "democracia" como banderas (v. spoiler).
Décadas más tarde, cierto gamberro apellidado Verhoeven decidió emprenderla con este clásico y parodiarlo de la manera más feroz, poniendo en solfa de paso varios de los vicios del que fue su país de acogida. Así la adaptación admite una doble lectura, primero como simple ejercicio de entretenimiento y segundo como crítica del militarismo más cerril. Y ahí está el problema: como entretenimiento la película es aceptable, pero como crítica fracasa.
"Starship Troopers" opera por pura exageración. Se toman elementos del original literario, se simplifican, se descontextualizan y se inflan hasta lo imposible: uniformes con reminiscencias nazis, planas interpretaciones, diálogos de parvulario y un incesante llamamiento a la alienación total a través de simpáticos anuncios caen en avalancha sobre el espectador. Pero eso no basta. Una crítica hay que argumentarla, con hechos o palabras, como ya hiciera Lubischt en su magistral diatriba antifascista "Ser o no ser".
Por desgracia Verhoeven piensa que con la hipérbole es suficiente, y se equivoca. Si exageras algo para evidenciar sus contradiciones, pero no argumentas tu crítica, te arriesgas a que te tomen por aquéllo que criticas, no en vano varios usuarios de Film Affinnity tildan a esta película de fascista, o el pobre de Casper van Dien se empeñó en considerar en una entrevista que el suyo era un papel trascendente en una película seria. Además, cuando una sociedad entra en una dinámica ideológica degenerativa su propaganda se vuelve cada vez más burda, con lo que acaba absorbiendo a su propia imagen distorsionada: cualquiera que haya visto los anuncios reales de reclutamiento del ejército norteamericano encontrará calcos de los anuncios que salpican esta película. Así, lo que era exagerado pierde su causticidad y pasa a formar parte de la "normalidad". Una normalidad que da miedo.
Un ejemplo: si decimos que la grotesca "Independence Day" ha sido dirigida por Verhoeven y "Starship Troopers" por Emmerich no faltaría quien dijera que la primera era una parodia genial del ramplón patriotismo yanqui y la segunda pura propaganda fascista, ¡pero las películas seguirían siendo las mismas!
La reiteración de escenas de una violencia brutal y sanguinaria y el "final feliz" contribuyen a que a Verhoeven le pase lo que en su más lograda Robocop: acaba participando de aquello a lo que critica. Lástima de ocasión desaprovechada.
¿Como entretenimiento?: buena partitura de Poledouris, excelentes efectos especiales de naves (menos afortunados los de los insectos) y unas escenas de acción algo ramplonas pero con el ritmo preciso. De ahí (y de las buenas intenciones del director) lo del aprobado raso.
Si no se le pide demasiado, hasta se puede recomendar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hartmann
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3
6 de julio de 2011
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El año de su estreno esta cinta hizo pasar una hora y media realmente fascinante a un niño, pero varios años más tarde una película que era exactamente la misma fotograma por fotograma provocó un recital de carcajadas en un adulto. De haber sucedido al revés, me habría preocupado seriamente. Y es que por más que se diga, las películas no cambian: cambia el público, y cuando afirmamos que una cinta ha envejecido nos limitamos a usar una gastada licencia poética para intentar quitarnos años de encima.

Si los italianos fueron capaces de dejar obras notables al imitar al cine norteamericano en géneros como el oeste o el terror, en la ciencia ficción los resultados fueron casi siempre catastróficos. Y no es que “Choque de Galaxias” sea la excepción, ni mucho menos, pero de entre toda la chatarra parida tras la estela de “La Guerra de las Galaxias” merece destacar por los siguientes puntos:
Caroline Munro. Musa de la Hammer y que aquí vuelve a demostrar que sus dotes físicas son inversamente proporcionales a su talento interpretativo.
Christopher Plummer. El principal responsable del pésimo nivel de los efectos especiales y del tropel de chicas en bikini, ya que su sueldo se comió el presupuesto para maquetas, decorados y vestuario. Su arenga final mirando a cámara es uno de los alegatos más estremecedores contra el consumo de drogas que se haya filmado jamás.
David Hasselhoff. Debutaba en un título a su altura para demostrar que la suya ha sido la carrera más constante de la Historia del Cine: siempre ha sido igual de malo.
John Barry. Deja una muy meritoria banda sonora que hubiera ganado un par de puntos si hubiera prescindido de unos arreglos setenteros. Años después, una elaborada variación del tema central le valdría el Oscar por “Memorias de África”.

Al margen de esta colección de curiosidades, y pese a todos sus abundantes y clamorosos defectos, la cinta de que hablamos, como casi todo el subgénero al que pertenece, tiene una gran virtud: no ofende (o muy poco) No tuvo un presupuesto multimillonario, su taquilla fue discreta, no ganó ningún premio y nadie la considera una referencia de culto para público o crítica. En todos los ámbitos ocupa el lugar que se merece. En cambio, cosas como “La amenaza fantasma” o “Transformers 2” (seguro que pueden añadir docenas de títulos más a la lista, no se corten, hay mucho donde escoger) son bodrios perfectamente equiparables a poco que rasquemos bajo la costra de millones con la que intentan ocultar sus muchas vergüenzas. Y sólo en su promoción se (mal)gasta más dinero del que costó una película que, precisamente por su falta de medios, puede al menos disfrutarse como una inocua gamberrada perpetrada por unos tipos conscientes de que el talento no se puede comprar, ni disimular, a golpe de talonario. Cozzi y compañía no estafaron al personal forrando su chapuza galáctica con billetes, y eso ya es algo de agradecer en estos días de nuevos ricos sin oficio… ni vergüenza.
(Sigue en el spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hartmann
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Appleseed: The Beginning
Japón2004
6,4
1.851
Animación
4
9 de septiembre de 2007
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconociendo el manga de Shirow en el que se basa esta cinta no puedo considerar si se acertó o no con la adaptación al cine del referente impreso. Como película, el gran punto fuerte de este trabajo reside en la indudable espectacularidad de sus escenas de acción y en la envidiable capacidad de los japoneses para crear unos diseños futuristas tan brillantes como funcionales: visualmente, impacta. Técnicamente, Appleseed tiene sus altibajos. Nos encontramos ante una animación original y de calidad, que no oculta su carácter intentando pasar por imagen real, como se intentara en la también espectacular e igualmente fallida Final Fantasy. La fusión de la infografía y los sistemas de captura de movimiento da un resultado al que sólo podemos ponerle un pero (dos, si contamos la ya crónica rigidez en el modelado de las manos): una cierta inexpresividad de los personajes que hace perder credibilidad a sus "interpretaciones". Por lo demás, si la cuestión se quedara aquí, Appleseed sería merecedora de un notable. Pero...

La película peca de unos personajes tan artificiales como sus expresiones, esbozados con trazo grueso y que en ocasiones constituyen poco más que un repertorio de tópicos (el viejo camarada paternal, la mujer dura pero de buen corazón, el intrigante severo...), y sobre todo de ciertas incongruencias internas del argumento que descompensan el conjunto (v. spoiler). Como consecuencia, las escenas en las que se intenta exponer la fallida trama acaban siendo recibidas con un cierto aburrimiento ante la sospecha de que son meras excusas para la siguiente exhibición de destrucción masiva. En otras circunstancias no sería una objeción muy seria, pero Appleseed apuesta por un mensaje adulto y con pretensiones, discurso final incluido. Y eso hace que ciertos patinazos no sean perdonables.

Los biodroides tienen sus emociones mitigadas, pero con harta insistencia muestran reacciones impulsivas, sorpresa, miedo, zalamería o ira; la llegada de la protagonista a Olimpo parece una visita guiada protagonizada por dos pijas cualquiera de compras en unos grandes almacenes (atentos a la estructura de su conversación); la sucesión de traiciones e intrigas palaciegas es previsible y superficial; y con demasiada frecuencia se intenta dramatizar situaciones que afectan a personajes a los que apenas conocemos, con lo que los momentos culminantes se pierden en la indiferencia. Valga como ejemplo el final contrarreloj, en el que se da por sentado el desenlace y en el que la clásica sucesión de contratiempos de última hora hace asomar la sonrisa.

Al final, la enésima demostración de que con una narración pasable y una avalancha de talento gráfico no basta. Si el espectador sólo busca una exhibición de explosiones y tecnología punta disfrutará lo suyo (suba la nota a siete u ocho). Pero si cree que se puede ofrecer espectáculo sin renunciar a unos personajes de carne y hueso y a una historia con enjundia y bien construida, Appleseed le dejará a medias.
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Hartmann
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