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Críticas de CarlosLlavona
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
7
4 de septiembre de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que la infancia es la patria del hombre, y a juzgar por la frecuencia con que los cineastas vuelven a ella bien podría ser cierto ("Dolor y gloria", "Los Fabelman", "Los cuatrocientos golpes" o la propia cinta de Tornatore). "Belfast" es una interesante visita a la ciudad natal de Branagh, antes de que éste y su familia se vieran forzados a emigrar.

En mi opinión, tanto los aciertos como los errores de la película son muy fácilmente identificables, y son tanto de índole narrativa como técnica. Branagh acierta apostando por el blanco y negro, concentrando casi toda la acción en una sola calle y no explayándose en exceso. Mención especial merece el elenco del que se ha servido para encarnar a su familia y a su yo de nueve años: Jude Hill borda a su inocente Buddy, Caitriona Balfe construye una espectacular madre coraje y Judi Dench y Ciarán Hinds son unos abuelos enternecedores que parecen sacados de Innisfree.

Dos son las principales pegas que le pongo a la cinta. La primera es la forma en la que se inserta el conflicto entre protestantes y católicos en la película. Tal vez influya en ello el hecho de que está rodada desde la perspectiva de un niño de nueve años, pero la plasmación de dicho conflicto se me antoja algo vacua y mal trabada en el conjunto de la narración. El otro gran fallo está en la elección de los planos. Branagh peca de preciosista, pretendiendo que se note su manejo de la cámara en cada fotograma (Hawks se pondría de los nervios), cuando una película de esta naturaleza, sincera, agradable, sin aparentes pretensiones, pide otro tipo de encuadres. Una puesta en escena más ortodoxa y funcional, y menos artística, habría redundado en una película más ágil y, en definitiva, mejor.

Pese a todo, "Belfast" es una película interesante, capaz de combinar momentos divertidos y emotivos y, todo sea dicho, alguno que otro tedioso. Merece la pena dedicarle hora y media a conocer la infancia de Buddy/Kenneth, su primer amor, la relación con su familia, su natural incomprensión de parte de lo que acontece a su alrededor, su fascinación por el cine y su apego hacia lo malo conocido representado por la ciudad de Belfast.
CarlosLlavona
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5
2 de agosto de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson es un autor, pues su impronta es perceptible en todas sus películas. Al César lo que es del César, tiene un estilo propio. No obstante, dicho estilo se me antoja de lo más estomagante. En "Punch-Drunk Love" advierto los que creo son los rasgos característicos de su cine.

Anderson tiene una extraña habilidad para crear personajes que parezcan a un tiempo planos y grotescos, maniquíes y guiñoles, a años luz de asemejarse a seres de carne, hueso y seso. Diría que ni siquiera están mal trazados, todo lo más garabateados. Algo semejante se podría decir de sus tramas: deshilvanadas, inmotivadas, incapaces de avanzar más que a trompicones.

Sin embargo, tales carencias tal vez pudieran ser excusables si el realizador no fuera tan pretencioso. Rueda películas de tesis, y tras visionarlas uno deduce que quizás Anderson tuviera la tesis, pero no la película. Juega a ser un Bergman gringo (puede que lo lo haya logrado, a juzgar por los elogios de gran parte de la crítica) pero se queda en un Almodóvar californiano, oscilando entre lo patético y lo enfático.

Parece sencillo adivinar el mensaje que transmite "Punch-Drunk Love". ¿El amor como fuerza motriz? Vale, una premisa aceptable, pero hay que saber desarrollarla. ¿No es en cierto modo lo mismo que proclama Billy Wilder en "El apartamento", cuando Baxter pone pie en pared ante su jefe embriagado por el embrujo de la Kubelik? El abismo que media entre ambas cintas es el mismo que media entre el talento y la simulación del talento.

Y es que filmar planos interminables de gente deambulando o mirándose en silencio porque sí no te hace sofisticado sino aburrido. Que un personaje grite a destiempo no lo hace complejo sino estridente. Y sacarse de la chistera secundarios extravagantes sin razón de ser en el guion no sorprende al espectador, sino que agota su paciencia.

Con todo, cabe afirmar que hay algunas escenas de "Punch-Drunk Love bastante aceptables (sirva como ejemplo la llamada del protagonista a la línea erótica al comienzo), que invitan a soñar con el despegue de la cinta, algo que, como Godot, nunca llega. Me parece injusto decir que se trata de una mala película. Desde luego tampoco es buena, así que lo dejaremos en tolerable (gracias, entre otras cosas, a su reducido metraje).

Por mi parte, continuaré vagando por la filmografía de Paul Thomas Anderson tratando de reencontrarme con el cineasta que me fascinó con la magistral "Boogie Nights" y que parece haberse extraviado entre un sinfín de despropósitos narrativos.
CarlosLlavona
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7
25 de noviembre de 2023
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre estas dos pasiones (Francia y el ejército hacen una) pivota el "Napoleón" de Ridley Scott: sobre el líder en el campo de batalla y sobre el marido en la alcoba. El primero asombra, el segundo no tanto. Y es que Scott termina por restarle algo de atractivo al héroe en pro de humanizar (que no ridiculizar, no seamos malpensados) al hombre que la leyenda esconde.

Las virtudes de la cinta de Scott están en la épica que es capaz de construir como pocos, en la belleza de la ambientación y de sus grandes planos generales, y, especialmente, en la espectacularidad de sus escenas bélicas: el Austerlitz de Scott aún se comentará dentro de diez años. Juega a su favor lo canónico de su narración y el no ser un ejercicio de estilo. Por su parte, Phoenix saca un notable y construye un Napoleón más que digno.

Flaquea, dicho está, en el Napoleón doméstico, en el excesivo peso que se le da en el metraje a su relación con Josephine (muy solventemente interpretada por esa reencarnación de Shirley MacLaine llamada Vanessa Kirby), en la tentativa de convertir en personaje freudiano a un héroe de cantar de gesta. Cuestión de gustos.

Al grano, ¿qué es y qué no es "Napoleón"? Pues es una buena película de aventuras, que no aburre, que tampoco es que sea pretenciosa, con secuencias para degustar en pantalla grande y que justifica el esfuerzo de ir al cine. No es, sin embargo, la obra maestra que algunos esperábamos, dado el talento de Scott y, sobre todo, la magnitud del personaje histórico. Es cierto que abandonas la sala con ganas de más. Pienso que la clave para disfrutar este "Napoleón" está en sortear las expectativas y en asimilar que se va a ver una película de Raoul Walsh y no de Kubrick (tampoco es mala cosa). Quizás hubiera materia prima para elaborar un "Gladiator", un "Espartaco" o un "Lawrence de Arabia", es decir, una cinta que pasara a la historia del cine, un hito...pero no es el caso.

Sea como fuere, no sean tan exigentes, vayan a verla y juzguen después. Si no lo quieren hacer por Napoleón, al menos háganlo por la teniente Ripley, por Rick Deckard o por Máximo Décimo Meridio.

Pd: Es incomprensible la ausencia absoluta de España en la película, que supongo que se corregirá en la versión extendida que saldrá en plataformas. Pero bueno, tampoco es un libro de historia, no hay que tomárselo tan a pecho.
CarlosLlavona
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8
28 de febrero de 2023
5 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así tituló Borges uno de sus más célebres relatos. Así podría titularse esta mezcla de "Origen", "Kill Bill" y "Aterriza como puedas", en la que tan importante es lo elegido como lo desechado. "Todo a la vez en todas partes" es una comedia hilarante que oscila entre lo que fue y lo que pudo ser, entre lo potencial y lo efectivo. "¿Quién escribirá la historia de lo que pudo haber sido?" cantaba Calamaro. Pues bien, los Daniels filman todas esas historias, a cada cual más disparatada que la anterior, practicando la rara virtud de no tomarse demasiado en serio.

Las interpretaciones del trío sobre el que pivota la cinta (Michelle Yeoh, Ke Huy Quan y Stephanie Hsu) son tan necesariamente marcianas como el guion exige. Mención especial merece Jaime Lee Curtis, que además de bordar su papel de villana supone para el espectador un rostro conocido en un mundo (o universo) nunca antes explorado.

Quizá el film flaquea ligeramente en el tercer acto, en el que se ralentiza el ritmo frenético que posee durante gran parte de su metraje. Pero es menester reconocer la dificultad de resolver con acierto una trama tan enrevesada, optando los Daniels por hacerlo vertiendo una notable cantidad de azúcar sobre su producto.

En opinión del que suscribe, una aproximación desprejuiciada a "Todo a la vez en todas partes" puede redundar en un considerable número de carcajadas. En resumen, una historia que en clave de drama tal vez sería insoportable, vista desde el prisma de la comedia da como resultado una muy buena película.
CarlosLlavona
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