Tras meses de ‘hype’ llega a Amazon Prime Video ‘Los anillos de Poder’, adaptación libre de la obra maestra de JRR Tolkien que, vista la primera temporada, pasará a los anales de la historia por ser la ficción más cara producida hasta el momento, más que por sus logros artísticos. Pero vayamos por partes.

Recientemente se publicó un artículo de prensa donde se explicaba la génesis del proyecto: Tolkien Estate (la empresa de los herederos de Tolkien que gestiona la obra del autor) subastó los derechos de LOTR al mejor postor. Al pitch se presentaron HBO Max, Netflix y Amazon, cada uno con un enfoque diferente y una oferta económica para hacerse con tan jugosa licencia. Amazon Prime Video se llevó el gato al agua por diferentes razones. La primera fue la cercanía con los herederos de Tolkien, que tendrían voz y voto en las decisiones creativas. La segunda es que, en vez de hacer un remake de la trilogía de Peter Jackson, los showrunners decidieron contar la historia previa a lo que vimos en el tríptico cinematográfico, que comienza con la batalla donde elfos y humanos unidos derrotan a Sauron por primera vez. Es decir, el combate que presenciamos en los primeros 5 minutos de ‘La comunidad del Anillo’.

¿Cómo contar de forma sorprendente una historia que ya conocemos todos? Los showrunners han decidido jugar al despiste durante toda la primera temporada, planteando un ‘whodunnit’ disfrazado de fantasía épica. El gran secreto de la primera temporada consiste en descubrir la verdadera identidad de Sauron, que los guionistas ocultan tras un tapiz de personajes ambiguos y tramas que, lentamente, van interconectando hacia el grand finale del episodio 8. El encanto de los diferentes personajes es irregular y el desarrollo argumental confuso, merced a los constantes saltos espaciales, que si bien ayudan a despistar a la audiencia del motivo central de la temporada, también abruman y, por qué no decirlo, aburren al respetable.

‘Los anillos de poder’ se plantea como una obra nueva e inédita, inspirada libremente en ‘El señor de los Anillos’ y sus textos de apoyo. Los showrunners han confeccionado un artefacto que casa a la perfección con el legado de Peter Jackson, reforzando y ampliando su visión épica del universo Tolkien. El resultado es un producto fastuoso, repleto de CGI y cientos de extras, que cumple con lo esperado en el terreno visual pero decepciona en muchos otros aspectos. El argumento dista mucho de ser (plenamente) satisfactorio, los diálogos son toscos y engolados, la realización ramplona y previsible, y algunas interpretaciones dejan bastante que desear. Conforme avanza la serie los espectadores asistimos con desesperación al extenso metraje, comprobando que la épica prometida se pospone y nunca aparece. Un contrasentido cuando hablamos de un producto que podría ser etiquetado como ‘fantasía épica’.

¿Merece la pena verla? Yo creo que sí, aunque sólo se la recomendaría a ‘hardcore fans’ de la obra de Tolkien. Es una serie lenta y aburrida, que falla a la hora de generar emoción pero que se esfuerza por ofrecernos un nuevo punto de vista sobre la Tierra Media y, por ende, sobre la obra de Tolkien. Un objetivo que cumple con creces y que, por sí solo, justifica la existencia de esta serie.