Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de kubrick_is_alive
<< 1 20 24 25 26 27 >>
Críticas 131
Críticas ordenadas por utilidad
6
20 de julio de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La relación de Thomas Hardy con el cine es muy similar a la que mantienen autores como Emily Brontë, Jane Austen, o incluso Charles Dickens y Gabriel García Márquez. La magia y poesía que transmiten las páginas de sus novelas es tan inabarcable que se pierde en sus adaptaciones cinematográficas, por muchos medios con los que cuenten sus responsables o el respeto y fidelidad que profesen al material original.

La versión que de “Lejos del mundanal ruido” propone Thomas Vinterberg supone una traslación ambiciosa, quizá la más ambiciosa de su filmografía, que va emparejada a la ampulosidad que transmite la novela de Hardy. Todo en ella es grandioso y exquisito. La dirección de Vinterberg es clásica y elegante, ayudada por su directora de fotografía habitual Charlotte Bruus Christensen, la diseñadora de vestuario Janet Patterson (“El piano”), victoriana partitura de Craig Armstrong, y un excelente cuarteto protagonista formado por Carey Mulligan, Mattias Schoenaerts, Michael Sheen y Tom Sturridge, todos ellos estupendos en sus respectivos papeles.

Y sin embargo, a esta nueva y resumida versión de la novela le ocurre lo mismo que a la más extensa y fiel de John Schlesinger. “Lejos del mundanal ruido” es un melodrama romántico que funciona mucho mejor en papel que en imágenes en movimiento. Su envoltorio es embriagador, pero al final no existe en ella esa pasión que desprendían las frases de Hardy, y el guión trata de prescindir de aspectos de la novela cruciales para entender los actos de algunos de sus personajes, como el propio carácter de su protagonista o el poco dibujado personaje de Michael Sheen. Para muchos, incluso, puede hacerse pesada, le puede costar coger el vuelo durante su primera mitad, ya que al fin y al cabo estamos ante una historia de desarrollo lineal, pausado y lento.

Lo que queda es una adaptación correcta, sin ningún arrojo por parte de un realizador tan arriesgado como Vinterberg, que se limita a ofrecer un relato decimonónico cargado de lirismo en sus imágenes y plagado de personajes despechados, orgullosos y vanidosos, movidos por lo que les dicta el corazón y no por las convenciones sociales. Pero tampoco puede hacer mucho como cineasta. Este relato se cuenta por sí solo, y demuestra una vez más que no ha sido nunca carne de celuloide.

A favor: el apartado técnico y que funciona como melodrama
En contra: Hardy no es carne de celuloide
kubrick_is_alive
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2
26 de junio de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ser humano tiende a cometer los mismos errores una y otra vez. Esto, trasladado al campo cinematográfico, viene a significar que hay una tendencia clara a mirar continuamente hacia el pasado en busca de nuevos materiales que explotar. El remake, tal y como lo conocemos todos. Una palabra que es sinónimo de vilipendio para buena parte del público y la crítica, aunque el apelativo sea tremendamente injusto. Hay remakes buenos –“El cabo del miedo”-, otros que echan un digno pulso con su referente –“Amanecer de los muertos”- y otros que, directamente, superan al original –“La cosa, de John Carpenter”-.

Por tanto, es peligroso aproximarse a una nueva versión de un clásico ochentero como “Poltergeist”. Porque a pesar de los muchos dimes y diretes entre Hooper y Spielberg, -cuyas discusiones, a juzgar por el resultado final de aquella película, acabó ganando este último-, aquélla acabó convirtiéndose en una cinta de culto, una obra a referenciar de cara al cine que vino a continuación, a pesar de ser una nueva reformulación familiar del cine de casas encantadas.

Con una traslación a nuestros días, uno podría esperar que el “Poltergeist” de Gil Kenan jugase una doble baza. Por un lado, acercar la historia a nuestros días, objetivo de todo remake. Pero por el otro, apelar a la vena nostálgica de toda esa generación que se acerca a las salas temerosa de que hayan podido prostituir el espíritu de su tan venerada obra. Y ni una cosa ni la otra consigue esta película. No es más que un calco de la original con el piloto automático puesto –hay escenas calcadas, pero carecen de la magia spielbergiana- y sin aportar nada más allá de alguna escena resultona –básicamente, la que tiene como protagonista al dron- y el año en que está ambientada.

En ese sentido, no satisfará a los que adoran la cinta en que se basa. Pero es que tampoco lo hará a quienes se aproximen por primera vez a este material. Porque estamos ante una mala película, repleta de actores que no se creen sus personajes ni lo que les rodea –se lleva la palma Sam Rockwell-, de momentos supuestamente cómicos –sólo funciona en este ámbito el personaje de Jared Harris-, de fallos de continuidad –los personajes entran en una habitación y en el cambio de plano estamos en otra- y de guión, unidos a una realización sin personalidad de la que sólo sobresale la fotografía de Javier Aguirresarobe, sin ser ni por asomo de las mejores de su filmografía.

Es, posiblemente, el peor remake al que nos hemos enfrentado en lo que llevamos de siglo, y sin lugar a dudas una de las peores películas del año. Es tan ridícula que podría pasar como parodia. Pero no lo es. Es solamente un intento de hacer que nuestros ancestros se remuevan en sus tumbas. Y de paso, nosotros en nuestras butacas. Pero no de miedo precisamente, sino de vergüenza ajena.

A favor: algún toque de ingenio y Jared Harris
En contra: prácticamente todo lo demás
kubrick_is_alive
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
18 de abril de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un amor que es como un riachuelo que se seca cuando la lluvia no lo alimenta. Pero hay otro amor que es como un manantial proveniente del cielo, siempre eterno. No obstante, cualquier tipo de amor, incluido el espiritual, es susceptible a la crisis, ya sea en la piel de una pareja que debe hacer frente a sus infidelidades mutuas o en el sacerdote que cuestiona su propia fe y la presencia de Dios en la Tierra. Terrence Malick se ampara en estas dos historias para volver a hablar del amor y el odio que puede llegar a nacer de él, de lo terrenal y lo celestial, de lo humano y su relación con la naturaleza, y en general de la crisis sentimental, familiar, moral y de la fe.

No es fácil ver una película de Malick. Más que películas, el cineasta nos sirve siempre experiencias cinematográficas a las que hay que ir predispuestos mental y emocionalmente. Su cine es para una minoría, la que está dispuesta a dejarse llevar por esa cámara en comunión con la naturaleza, por esa misma naturaleza en comunión con su luminosa fotografía –una vez más inclinémonos ante Emmanuel Lubezki-, por esos personajes que más que hablar dialogan consigo mismos mediante el uso de la voz en off, por ese montaje tan lento que invita a la reflexión.

Todo esto está presente en “To the wonder”, pero hay un detalle importante que diferencia esta nueva propuesta del resto de su filmografía, y es el tiempo que ha tardado en gestarse. Habitualmente, Malick deja madurar sus proyectos, tanto que con casi 70 años ha dirigido tan sólo seis películas. Sin embargo, entre la que nos ocupa y su anterior proyecto apenas ha pasado un año, y el resultado se nota. No por su acabado formal, que vuelve a ser impecable, sino porque parece montada con material descartado de una obra maestra como “El árbol de la vida”. Todo en “To the wonder”, desde lo artístico hasta lo temático, suena a ya visto, y la impresión que da tras verla es que estamos ante una hermana menor de aquella joya que nos regalara hace apenas dos años.

Esto debería contentar a los malickianos como yo, pero no es así. Siempre es gratificante ver un trabajo suyo, y aunque voy predispuesto a vivir la experiencia, no atisbo en ella la misma sensibilidad que en “El árbol de la vida”. Entiendo su temática, pero no me llega, no veo una moraleja ni un discurso que extraer de ella, no soy capaz de adentrarme en su gruesa capa gélida. Me quedo tan pétreo como el semblante de Ben Affleck, al que se come crudo una maravillosa Olga Kurylenko, actriz a la que la cámara adora. El tijeretazo en el montaje es evidente e impide que sea partícipe de su mensaje. Javier Bardem está muy bien, pero su personaje está desdibujado, se limita a deambular por ahí, y lo de Rachel McAdams es poco más que un cameo.

Y, pese a todo, el amor hacia su cine es tal que soy incapaz de suspender un film suyo. Aunque no me haya llegado como esperaba, sigo viendo poesía a través de sus bellas imágenes, acompañadas de una banda sonora como mínimo deliciosa y de un uso de los sonidos naturales prodigioso. Esto lo sabe hacer Malick con maestría, pero ojalá pasen más años antes de poder ver su próximo trabajo. Desgraciadamente, su incontinencia cinematográfica actual lo va a impedir.

A favor: Olga Kurylenko y que visualmente es una joya
En contra: todo suena a ya visto
kubrick_is_alive
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
17 de mayo de 2007
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
(2.5 sobre 5)Spiderman no está bajo el control del simbionte alienígena de dudosa procedencia, sino bajo el control de Sam Raimi, quien ya por fin se ha hecho con el control casi absoluto del proyecto. Su mano, tan irritante e irónica que convertía a la trilogía Evil Dead o Darkman en obras maestras en su género dentro de sus posibilidades con todo un despliegue de mala baba y casquería, se deja ver demasiado en esta tercera parte. El gran problema es que el estilo cachondo de Raimi no es aconsejable para el producto que tiene entre manos, de modo que podría decirse que ya la trilogía se le ha ido de las manos, que la adaptación tras dos correctos y entretenidos comienzos le viene ya grande. Si a eso unimos un guión pretencioso que inserta mucho pero lo desarrolla cuando puede y a tropezones, secuencias puramente cómicas marca de la casa que caen en el ridículo y un metraje denso y largo hasta la saciedad, Spider-Man 3 se convierte en la más floja de la saga.
kubrick_is_alive
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
22 de octubre de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la estupenda “El niño de la bicicleta”, los hermanos Dardenne iniciaron su etapa quizá más optimista dentro de la dureza y marginalidad con la que presentaban sus proyectos anteriores. Y debemos decir que la iniciaban, porque con “Dos días, una noche” parecen haberse instalado en ese optimismo inmaculado, ese rayo de esperanza que siempre puede asomarse a la vuelta de la esquina cuando todo se viene abajo.

Aunque, en el caso que nos ocupa, el final pueda parecer algo amargo, ese reducto de positivismo que acaba encontrando el personaje de Marion Cotillard, una mujer que tiene dos días, y una noche, para convencer a unos compañeros de trabajo contra la espada y la pared de que voten a su favor si no quiere perder su empleo, estriba en la satisfacción que otorga la lucha por la integridad más que por salvar el propio cuello. Y, sobre todo, el orgullo personal que da el no pertenecer a ese grupo del “quítate tú para ponerme yo” que tanto impera en el mundo laboral, acentuado por una crisis de la que todos somos víctimas.

Pero que esto no lleve a error. Los cineastas belgas, aunque hayan modulado su dosis de realismo descarnado para dar a sus personajes una opción B a la que aferrarse, no abandonan su vertiente más comprometida y social, no dejan de lado a esos personajes mundanos rodeados de grandes muros grises e inmersos en una realidad que siempre se empeña en ponerte la pierna encima para que no levantes cabeza. Siguen apostando por un cine comprometido y crudo, de esa dureza que te da el saber que lo que ves en pantalla te puede ocurrir a ti.

Fieles a sí mismos, los responsables de “Rosetta” o “El niño” no nos regalan con “Dos días, una noche” su mejor trabajo ni el más remarcable –al menos no en comparación con el resto de su filmografía-, pero tampoco es esto necesario. Lo que nos dan es otro pedacito de realidad que, eso sí, tiene un enorme acierto en la elección como cabeza de cartel de una Marion Cotillard sincera y visceral, una actriz natural y sublime que llena la pantalla y aporta a su personaje el gramito de fragilidad y entereza que necesita, y que eleva esta nueva propuesta unos cuantos peldaños por encima de lo que podría haber sido sin ella. Ya sólo por su trabajo bien merece la pena su visionado.

A favor: Marion Cotillard, sublime
En contra: no es la más remarcable de los cineastas, aunque tampoco lo necesita
kubrick_is_alive
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 20 24 25 26 27 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow