Llevo tiempo pensándome lo de hacerle una crítica a esta maravillosa serie que refleja a la perfección el drama cotidiano al que se enfrentan nuestros adolescentes y que nosotros, adultos poco concienciados de una generación que comía lentejas, no somos capaces de entender. ¿Cómo se puede encontrar un solo fallo a esta serie tan concienciada con la juventud? ¿Cómo podéis tener la sangre fría de criticar la única serie de la televisión que sabe lo que hacen los chicos de hoy en día en un internado para nada elitista? Os quejáis de vicio, estoy segura.

El argumento de la serie ya nos muestra desde el primer momento el eje sobre el que va a girar la historia. En un internado llamado PCA, donde no admiten chicas, por fin las van a admitir. ¡Qué maravillosa noticia! ¡Qué jolgorio tan inesperado! Por supuesto, esto se debe ver como un alegato en favor del feminismo y la igualdad entre sexos, y es un valor que se pretende enseñar a nuestros jóvenes.

Pero es que los personajes no pueden dejarnos indiferentes. ¡Con qué maestría interpretan a los típicos chicos de un internado! Sin duda, la palma se la lleva el chico que hace de negro payaso; sabe manejar el humor fino con una gracia que ni Gila. ¿Y qué me dicen del niño rico? ¿Es que no os creéis su papel? Yo sí, desde luego, igual que lo de que recibe una suculenta paga de su papá porque de algún modo tiene que compensar el poco tiempo que pasa con él. Esto es algo nunca visto en televisión: el drama que arrastran estos pobres niños ricos, que sólo buscan un poco de amor.

Pero, ¿y las chicas? Pues maravillosas de principio a fin. Se las ve jóvenes y sanas, deseosas de labrarse una carrera a costa de muchos estudios y esfuerzos. Y se nota el plan educativo americano. Una de ellas es capaz de crear antimateria en su habitación con un par de tubos de ensayo y un poco de Fairy. Además, no son las típicas chicas bobas. Aquí se muestra una juventud saludable y llena de entereza. Nunca las veréis persiguiendo chicos guapos, ni yendo de compras para no deprimirse, ni rechazando a sus otras compañeras por tener algún defecto del habla. Son chicas concienciadas con los problemas de hoy en día, y eso es digno de tener en cuenta.

Sigo en el spoiler:

Si empecé a ver esta serie fue principalmente porque me suelo enganchar a casi todas las series que saca la MTV, y esta no fue la excepción. Con un argumento sencillo (a veces simplón), con los típicos clichés de una serie de instituto (alumna con profesor, niñas pijas, etc.) y una buena dosis de locura para todos los personajes, pues tenía que verla sí o sí.
Y no me quedé impasible. Así como Gossip Girl llegó a aburrirme mortalmente, esta me atrajo ya desde el primer minuto. Si ya estaba cansada de chorradas tipo Sé lo que hicísteis el último verano, con esta serie volví a engancharme. Y me encanta eso de que la "muerta" fuera la más popular y malvada (sí, por qué no decirlo) del instituto.
Muy recomendable y entretenida.

Con todos mis respetos a los fans de la película, me dispongo a escupir sobre esta cinta que muchos tildan de maravillosa, cargada de mensajes preciosos y una fantasía que puede competir con El Señor de los Anillos. Ah, cuánto daño pueden hacer estas películas!
Partamos de la base de que he leído el libro. Bueno, el libro en su día ya me pareció un pelín raro. La primera parte es muy buena, cuando Bastián lee el libro y sigue las aventuras de Atreyu. Pero cuando Bastián aparece por primera vez ante la Emperatriz Infantil, ahí es cuando la cosa empieza a flojear. Me costaba un montón leer sus aventuras como señor de Fantasía, porque no entendía por qué se había vuelto tan imbécil y altanero cuando antes era todo lo contrario. Tampoco entiendo el regalo de la Emperatriz: si le da el poder de crear un mundo maravilloso con su imaginación y le alienta a hacerlo... ¿por qué Bastián acaba perjudicado con cada deseo que pide? Para mí que la Emperatriz quería verlo muerto, porque no me lo explico.
Atreyu puede que sea el mejor personaje de la historia. Fújur no me atraía demasiado; me parecía un chucho parlante, no un todopoderoso dragón de la suerte. La película atenta contra todo el espíritu de la novela: si ya me había costado un poco leer el libro, más me costó entender la película. Es lenta y soporífera, y el mensaje no acaba de calar en el espectador (a mí no me caló, vamos). Lo único por lo que recuerdo esta película y sus sucesoras (tan malas como esta) es porque me aburrió hasta límites insospechados y me dio la sensación de haber perdido el mejor tiempo de mi vida, un tiempo que podría haber dedicado a cultivar mi imaginación como Diox manda.

Una lástima

¿Se puede decir que has visto una película sin haber oído los diálogos?

Lo digo porque vi este amago de película en un pub, saliendo de marcha con unos amigos. Habían quitado el sonido, pero creo que capté la idea. Lo que pasa es que, leyendo la sinopsis, me parece que o se han equivocado o no he visto la misma película.

Según la sinopsis, dos amigos están intentando salir adelante como mejor pueden, uno intentando sacarse una beca Erasmus y otro buscando la manera de quedarse trabajando para una revista musical. Al parecer, la única manera que este último tiene para superar a su pijo rival en la revista, es ir al Cactus Festival y tratar de conseguir una exclusiva del rockero Slam, que es muy reticente a conceder entrevistas.

Eso es lo que pone la sinopsis.

Lo que yo he visto ha sido a dos tarugos con el cerebro en la polla que se dedican a follarse a todas las tías que se les ponen a tiro (casualmente, todas están buenísimas y con cuerpos de infarto, aunque ellos tienen pinta de subnormales). No he oído los chistes, pero me imagino cómo serán: Pollas, coños, tetas, masturbaciones... Los protagonistas están empalmados todo el rato y se dedican a sobarles los pechos a todas las chicas que aparecen, aunque no las conozcan de nada. Por supuesto, las chicas también son medio retrasadas, porque no me explico cómo permiten que semejantes impresentables les pongan un dedo encima.

La historia, en realidad, gira en torno a las aventuras sexuales de estos dos atractivos mozalbetes, convirtiendo una película que podría ser una comedia normalita y sin muchas pretensiones en un cagarro sin pizca de gracia, solo apropiado para mentes muy fuertes o muy enfermas.

Momentos propios de una película porno de las malas concatenados con otros que no entiendo pero que provocan vergüenza ajena, como la presencia de unos cubanos, en teoría mafiosos, vestidos con chaquetas de color fucsia. No lo entiendo y no tengo ganas de averiguar qué pintan en la peli.

Vergonzoso producto masticado, regurgitado y vomitado por el "excelso" Miguel Martí, que debe pensar que la juventud española es gilipollas o que tiene un cerebro muy limitado para pillar chistes de humor inteligente. Sinceramente, no se la recomendaría a nadie salvo a mi peor enemigo o a alguien que quiera un motivo para suicidarse.

Así es el cine español, y así nos va.