Los primeros 10 minutos de película ya lo dicen todo. Están cargados de simbolismo y de una visión directa en la que es imposible no sentirse identificado.
Un día con un calor insoportable, atrapado en un atasco monumental, con los coches pegados, sin espacio, rodeado de humo.
El aire acondicionado no funciona, la mujer todo el tiempo pintándose los labios sin parar asomando su asquerosa lengua, los niños del autobús escolar gritando y dando por el saco, hasta la mirada de la niña del vehículo de delante impertinente y fija. Los maleducados dando voces por el teléfono y tocando el claxon, aun a sabiendas de que la fila no va a avanzar por más que toquen la bocina. Y la mosca, la mosca cansina que es imposible de eliminar.
Y de repente sale la bandera norteamericana colgada del autobús escolar, y esta vez no es para cobrar la subvención, es para señalar abiertamente a quien se critica.
Si, es a la sociedad norteamericana del momento.
Es una crítica mordaz hacia la mala educación, hacia la violencia, hacia las normas absurdas, hacia el modelo de vida estresante y cargado de odio y falta de empatía.
La alienación de una sociedad entera y su modo de vida.
Michael Douglas, está atrapado, y no sólo en el atasco, sino en la propia vida y sociedad. Todos nos sentimos como el.
Pero ya no aguanta más y se rompe.

Un grupo de catetos y algún que otro chuleras se empeñan en subir al Everest, sin saber porqué ni para qué.
Infumable episodio con pésimas interpretaciones.
Totalmente prescindible.

Lo he intentado en dos ocasiones, y tiene la cualidad de provocar un sueño insoportable.
Una cinta tediosa y aburrida, insoportable.
Ideal para acabar desnucado en el sofá y que ni el mejor de los somníferos pudiera haber imaginado.
Deberían usar este engendro en los departamentos de estudio del sueño de los hospitales, es digno de estudio.

La industria del cine a falta de imaginación y nuevas historias vuelve a caer en un nuevo remake, y esta vez es la tercera versión de la fábrica de chocolate.
Esta vez sustituyen al niño por una niña negra y otros personajes también de cuota oscura.
Empalagosa, dulzona, satura y harta.
El pobre Willy, objeto de menosprecios y burlas como buen hombre blanco que es. Se muestra ridículo y calzonazos.
Me quedo con la versión de Johnny Depp y en todo caso con la de Gene Wilder.
Un musical excesivo y mórfico.

Quitando el acontecimiento trágico del hundimiento, sólo quedan un montón de efectos especiales y una historia ñoña y ridícula.
Un pastelón difícil de digerir, ya no sólo por su duración sino por empalagoso argumento.
Recuerdo en su día la brasa que me dieron con la dichosa película, sobre todo las "charos" de mi trabajo que se deshacían de la forma más vulgar pensando en Leonardo.
El final, y no me refiero a que el barco acabe en el fondo del océano es malo con avaricia.
No hay nada mejor para hacer una crítica que hacerla desde la lejanía del estreno sin que la influencia del momento y la propaganda para vender el producto ejerzan su maléfica influencia.. Como en la vida es malo pensar o tomar decisiones en caliente.