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Críticas de La Taverna del Mastí
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Críticas 204
Críticas ordenadas por utilidad
7
8 de marzo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cabe decir que el espionaje es un tema bastante recurrente en la historia del cine, y más en la sociedad actual, en que los avances tecnológicos permiten que nuestras conversaciones sean escuchadas y nuestra imagen registrada, hasta extremos insospechados. La saga de James Bond, creada por Ian Fleming, posiblemente sea la más conocida, y actualmente también son dignas de mención las de Misión Imposible y Bourne; sin embargo, no ha habido ningún filme de espías, centrado en un protagonista adolescente, que esté a la alturas de las circunstancias, hasta ahora. Ya que la película que nos concierne, titulada "Kingsman. Servicio Secreto", basándose en la novela gráfica "The Secret Service" creada por Dave Gibbons y Mark Millar, se centra en un delincuente adolescente que se mueve por los barrios bajos de Londres y que pronto verá como su vida da un giro de 180 grados gracias a la ayuda de un misterioso hombre. De criminal pasa, casi inexplicablemente, a encontrarse en la lista de los espías más importantes del país, protegiendo en secreto las calles que antes usaba únicamente en su beneficio propio.

Huelga decir que la elección del director Matthew Vaughn ha sido más que acertada, ya que cuenta con algunas incursiones similares, tales como "Kick Ass: Listo para machacar" o "X-Men primera generación", que lo hacen estar sumamente preparado para abordar una cinta de estas características. Vaughn imprime un ritmo endiablado, adapta la historia de manera inteligente, y la dota con una factura técnica elegante y con estilo. También es destacable su lujoso elenco actoral, en el que podemos encontrar a Colin Firth, en el que confieso que nunca le había visto repartir tanta estopa, siendo una sorpresa muy gratificante; de hecho, se puede destacar cierta secuencia dentro de una iglesia que al más puro estilo "KIll Bill" de Tarantino, en la cual Firth reparte hasta quedarse solo. Asimismo, encontramos a un divertidísimo Samuel L. Jackson, en un rol que me ha recordado vagamente al que realizó en "Django Desencadenado" (Quentin Tarantino, 2012), hay también un curioso 'cameo' de Mark Hamill (el Luke Skywalker de la trilogía original de Star Wars); además de un notable Mark Strong y un sobresaliente (como siempre) Michael Caine, que le aportan categoría al filme.

Es de agradecer la gran cantidad de guiños y referencias a la saga de James Bond, así como de algunos clásicos del cine, como "My Fair Lady" (George Cuckor, 1964), sirviendo a modo de homenaje; al igual que el tono cómico, histriónico y delirante por momentos de su premisa, y mención especial para las canciones de los ochenta que componen la banda sonora, que en ciertos momentos, consiguen ser todo un puntazo nostálgico, sobretodo el "Money for nothing" de los Dire Straits que abre el filme, y el rabioso solo de guitarra de "Free Bird" de los Lynyrd Skynyrd en la secuencia eclesiástica.

En definitiva, "Kingsman: Servicio secreto" es una genial y recomendable parodia-homenaje al cine de espías, repleta de vigorosas secuencias de acción con sus dosis de truculencia, y una premisa inteligente que propicia que se desmarque del resto de propuestas similares.
La Taverna del Mastí
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6
27 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la trilogía de "El Señor De Los Anillos", se podría afirmar con total seguridad, que Peter Jackson cambió de forma definitiva la concepción del 'blockbuster', además de granjearle multitud de premios, tales como las once estatuillas doradas que obtuvo por "El retorno del rey" (2003), hecho que le propició colocarse como la película más galardonada en los Oscar de la historia, junto con "Ben-Hur" (William Wyler, 1959) y "Titanic" (James Cameron, 1997). Así que en 2012, y visto el gran éxito de crítica y público conseguido, volvió a la obra de J. R. R. Tolkien, pero esta vez adaptando el libro que anticipó las aventuras de Frodo, Aragorn y compañía, titulado "El Hobbit".

El problema más evidente, ha sido la decisión errónea de dividir en tres partes una historia que tendría que haber sido constituida en un sólo filme (o si lo preferís en dos), para conseguir así una mayor efectividad en compendiar situaciones y personajes; del mismo modo, que compactaría perfectamente el tono y los mensajes sobre el heroísmo, el honor, el poder, la avaricia, y el liderazgo.

A pesar de ello, lo más destacado se encuentra en el innegable sentido del espectáculo visual de Jackson, y en la capacidad del neozelandés para reflejar con conocimiento la mítica de Tolkien, al margen de desaciertos en estructura y exposición, ya que el guión contiene bastantes irregularidades, centrándose prácticamente en la acción, siendo el filme una gran batalla alargada hasta la extenuación; aunque, es necesario indicar que Jackson enlaza de forma notable con la primera entrega de "El Señor de los Anillos", con mención especial para la secuencia, en la cual la elfa Galadriel (interpretada por Cate Blanchett) se enfrenta a un espectral Sauron, desterrándolo finalmente a Mordor, y siendo una verdadera gozada ver al gran Christopher Lee (que interpreta al mago Saruman) en tan buen estado de forma en las luchas, teniendo en cuenta que rebasa los noventa años.

Es necesario indicar, que en ocasiones, algunas de las peripecias y saltos en las peleas, quebrantan todas las leyes de la física, siendo totalmente inverosímiles; sin embargo, los efectos visuales son notables, aunque algo cargantes, ya que Jackson ha abusado un poco de ellos, haciendo que muchas veces se asemeje a un vídeojuego.

En definitiva, "La batalla de los cinco ejércitos" es una película muy entretenida, a pesar de no llegar a las altas cotas alcanzadas por la trilogía del anillo, que contiene sus momentos interesantes y oscuros, y siendo posiblemente la mejor, y más lograda, de las tres entregas del Hobbit.
La Taverna del Mastí
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9
5 de octubre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede afirmar con total seguridad que este año 2014 está siendo verdaderamente bastante satisfactorio para el cine español, ya que se han estrenado grandes películas; tales como "Carmina y amén", la brillante secuela de la exitosa opera prima de Paco León; la divertida comedia "Ocho apellidos vascos", de Emilio Martínez Lázaro; además de "El Niño", el vertiginoso thriller sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar de Daniel Monzón; sin descuidar el regreso del soez policía Torrente con su "Operación Eurovegas"; entre otras... sin embargo, por encima de todas ellas destaca la película que nos concierne, "La isla mínima", un potente thriller policíaco que, no solo es el mejor estreno del año, sino que se erige como uno de los mejores largometrajes realizados en la historia del cine de nuestro país.

La trama se centra en dos policías que son expedientados, y enviados, a un remoto pueblo de las marismas del Guadalquivir a investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. Tras encontrarlas brutalmente asesinadas, los dos policías de ideologías opuestas, tienen que lidiar con una comunidad anclada en el pasado, y encontrar al despiadado asesino.

Su director Alberto Rodríguez, responsable de la solvente "Grupo 7", demuestra poseer una sobriedad y un talento increíble, sabiendo manejar los tiempos en todo momento... manteniendo el suspense hasta el final, e hilvanando de maravilla una tremenda historia que pone los pelos como escarpias. Destaca también con creces la ambientación cuidada al detalle, en la cual posiblemente más de uno haya encontrado similitudes con la soberbia serie de Nic Pizzolatto y Cary Joji Fukunaga: "True Detective", no obstante, huelga decir que "La isla mínima" ya estaba rodada cuando se emitió la serie. Aunque tal comparación puede que sirva como pretexto halagador de un trabajo bien realizado, ya que como decía anteriormente, la ambientación es magnífica, que te transporta a los primeros años de la transición española, en la cual los habitantes de los pequeños pueblos y aldeas estaban hartos de formar parte de esa "España profunda", de la etiqueta que los tildaba de paletos, y con la necesidad imperiosa de huir a las grandes urbes para tener una oportunidad en la vida; en otras palabras, de progresar, dejar atrás el tedioso pasado. De ello, Alberto Rodríguez, junto con Rafael Cobos, se sirven para darle al villano de la función la motivación perfecta para saciar sus más bajos instintos.

Aparte de la ambientación, hay que reivindicar la excelente fotografía, a cargo de Alex Catalán, con esos planos picados a vista de halcón realmente impresionantes; de igual modo podríamos considerar el notable trabajo de edición de sonido, que al contrario de "Grupo 7", en el cual no se entendía prácticamente nada de los diálogos, en esta ocasión, el sonido es nítido y muy bueno... chapeau!

Las interpretaciones son notables, tanto de Raúl Arévalo como inspector de policía, al igual que Nerea Barros y Antonio de la Torre que dan vida a los padres de las víctimas... pero sobretodo, cabe destacar la soberbia interpretación de Javier Gutiérrez, un actor que está verdaderamente desconocido, realizando una actuación distinta a lo que habitualmente nos suele ofrecer, tanto en serie de televisión como en largometrajes varios... sin lugar a dudas, la mejor que ha ofrecido en su carrera.

En definitiva, "La isla mínima" es una obra maestra absoluta, dirigida brillantemente por Alberto Rodríguez, que realiza un entramado sutil y muy inteligente, y al mismo tiempo, hace un retrato a los primeros años de la transición española... un filme imprescindible que transciende a los anales de nuestro cine patrio como unos de los mejores ejercicios de estilo en su género.
La Taverna del Mastí
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7
4 de abril de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La esencia de una buena comedia es que haga reír... y si encima lo hace a carcajadas, mucho mejor. O si no que se lo pregunten a los más de tres millones que han inundado las salas cinematográficas de nuestro país para ver esta "Ocho Apellidos Vascos", que irremediablemente, se ha convertido en la película más taquillera del cine español desde "Lo Imposible".

Y todo ello gracias a un filme dirigido de forma ágil por Emilio Martinez Lázaro, responsable de exitosas cintas como "El otro lado de la cama" o "Las 13 rosas" y que posiblemente sea esta su mejor película. Apoyado en un guión solvente de Borja Cobeaga y Diego San José, responsables también del libreto de "Pagafantas" y del corto nominado a los Oscars "Eramos Pocos", en el que han juntado un buen puñado de clichés y tópicos vasco-andaluces, los han hilado bien, y entremezclado con una historia romántica de enredo que funciona y te hace reír. Personalmente me ha recordado a una comedia realizada por Dany Boon que tuvo bastante éxito, convirtiéndose en una de las más taquilleras de Francia titulada "Bienvenidos al Norte", que hasta tuvo su remake italiano (también estupendo) titulado "Bienvenidos al Sur". Ya que la premisa de "Bienvenidos al Norte" se basa en los prejuicios (que según el diccionario es la opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal) de la gente del sur, que son generalmente urbanitas, sobre los del norte, que son más pueblerinos; y que guarda bastantes similitudes con esta "Ocho apellidos vascos", salvando las distancias evidentemente.

Me ha encantado la gran labor de todo el elenco actoral, en el que el cómico Dani Rovira debuta en el cine de forma más que notable interpretando a Rafa, un españolito andaluz, sevillano de pura cepa, hincha del Betis, con el pelo engominado hacia atrás, y fan de "Los del Rio" que se encamina con lo puesto hacia un pequeño pueblo de "las Vascongadas" por el amor de una chica llamada Amaia; bien interpretada por Clara Lago. Allí se hará pasar por un joven vasco, adoptando el nombre de Antxon, seguido de varios apellidos vascos (esos que dan nombre a la película): Arguiñano, Igartiburu, Erentxun, Gabilondo, Urdangarín, Otegi, Zubizarreta y… Clemente para conseguir que le haga caso, entre otras cosas. También encontramos a Carmen Machi, conocida por su personaje en la serie televisiva "Aida", y Karra Elejalde que, sin lugar a dudas, es de lo mejor del filme, interpretando a ese entrañable vasco de pura cepa, pescador y padre de Amaia.

En menor medida, en este tipo de películas, la factura técnica queda relegada a un segundo plano; aunque me ha gustado la ambientación en el pueblo de "las Vascongadas", y la estupenda banda sonora.

En definitiva, "Ocho Apellidos Vascos" es una ligera comedia española, repleta de gags desternillantes que te harán pasar un buen rato, y sin duda, muy recomendable en estos tiempos que corren.
La Taverna del Mastí
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8
10 de febrero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se podría afirmar que "Falso Culpable" ("The Wrong Man" en su título original en inglés) es la película más sombría del maestro del suspense Alfred Hitchcock. Basada en la historia real de Manny Balestrero, tomada tanto del libro "La verdadera historia de Christopher Emmanuel Balestrero", escrito por Maxwell Anderson, y también del artículo de Herbert Brean "A Case of Identity", publicado el 29 de junio de 1953 en la revista Life; nos cuenta como este hombre, un músico de jazz neoyorkino, es acusado por error de haber robado en un oficina de correos. Este hecho hará que su esposa, debido al gran sentimiento de culpabilidad y vergüenza pasada, vaya sumiéndose poco a poco en la locura, recalando finalmente en un psiquiátrico.

La película está rodada en blanco y negro, y bajo un punto de vista subjetivo, va relatando el calvario que pasa este hombre de forma meticulosa y realista; asemejándose a un documental. El actor estadounidense Henry Fonda (que un año después conseguiría el premio Óscar por "Doce hombres sin piedad", de Sidney Lumet) construye un personaje contenido y angustiado de forma magistral; al igual que Vera Miles, en un personaje muy parejo al que interpretó un año antes en el episodio "Venganza", de la afamada serie televisiva del maestro del suspense "Alfred Hitchcock Presenta".

Hitchcock huye del suspense que tanto le caracteriza, y se centra en el drama puro y duro; proponiéndose hacer una historia real ateniéndose a la realidad lo máximo posible. Esto suponía un reto importante para el director británico, que hasta se ofreció a dirigirla sin cobrar su sueldo. Tres años más tarde, retomaría el tema del "falso culpable" en la célebre "Con la muerte en los talones", aunque en esa ocasión enfatizó más en el suspense y la acción.

Además del gran trabajo de los actores principales, destaca el sólido guión escrito por Maxwell Anderson (basado en su propio libro) y Angus MacPhail; y la manera próxima en la que Hitchcock lo plasma; consiguiendo mediante la misma transferir el desasosiego del protagonista. Un buen ejemplo de ello es la genial secuencia cuando Manny es detenido, con el cacheo y la posterior toma de huellas, enfocando en primer plano las manos sucias de tinta como confirmación de su supuesto delito.

Como curiosidad, huelga decir que Hitchcock en esta ocasión no realiza su particular cameo; pero es el encargado de, mediante un pequeño prólogo, advertir al público de que la película se basa en una historia real.
La Taverna del Mastí
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