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España España · Zaragoza
Críticas de Escar
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Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de abril de 2006
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Primavera, verano, otoño, invierno...y primavera", "Hierro 3", "Samaritan girl", "La isla"... Kim ki-duk se ha convertido, al menos para mí, en un genio del cine. Me maravilla la calidad poética de sus pélículas, sus silencios, su hermosa y contenida violencia, su originalidad...
Escribía el viernes 31 un crítico de "El País" que muchos se preguntan si Kim ki-duk es un verdadero genio o, si por el contrario, era un sobrevalorado director. ¿Genio o estafa? Así lo simplificaba.
Él, al final, se quedaba en un punto intermedio, elaborando una crítica que recogía opiniones de ambas partes.
Yo no tengo dudas de que Kim ki-duk es un verdadero maestro. Me maravilla su originalidad, su capacidad de construcción de historias inverosímiles pero hermosísimas, su simbología (aunque a veces ésta misma complique la comprensión de sus películas), su facilidad para que sus películas, vacías de diálogo, digan más que cualquier otra.
Kim ki-duk es una bocanada de aire fresco dentro del "fast cinema" en el que está imbuido hoy en día el séptimo arte. Una vía de escape, un reducto donde poder contemplar la belleza en su máxima expresión. Porque Kim ki-duk lo logra en todas sus películas, y "El arco" no es una excepción.
Contaba este mismo crítico en "El País" que la fotografía y la música eran horribles. Pues a mí la música me maravilló y la fotografía, aunque bien es verdad que está algo más descuidada que en anteriores films, sigue estando, en mi opinión, para sobresaliente.
La película, claro está, no es perfecta. Hay algunos excesos en el uso de ese arco que da nombre a la película. Pero todo perdonable.
¿Genio o estafa? Pues si esto es una estafa, ojalá me sigan estafando más a menudo.
Escar
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8
18 de abril de 2006
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver una película de Wong Kar – Wai tendría que ser como eso de plantar un árbol o escribir un libro. Algo fundamental que se debe hacer en la vida. Porque hay algo en el cine de este director que sólo es capaz de ofrecerlo él. Esa belleza visual, poética, majestuosa, mágica… Sólo esbirros como el talentoso Kim ki-duk pueden acercarse a él, aunque de una manera mucho más anárquica.
Wong Kar-wai se vale de esa magia para cautivar al espectador, para arrastrarlo sin piedad por un mundo que sólo él es capaz de dibujar de esa manera tan brillante, donde todo es pura poesía, que te engancha hasta el final de la película. “2046” ha sido la culminación de este proceso, que encuentra sus antecedentes en esta película y en su posterior, “Deseando amar”.
Aquí, Wong Kar-wai nos ofrece su particular “Brokeback Mountain”, mucho antes, claro está, de que a Ang Lee se le ideará adaptar esta novela. Pero aquí no hay montañas, ni tejanos, ni sombreros. Aquí hay dos personajes tan perdidos en Buenos Aires como los protagonistas de “Lost in translation” en Tokyo. Aquí se nos cuenta una historia de amor diferente. Una historia de dos hombres que se necesitan, pero que parecen estar destinados a nunca amarse, a nunca poder optar a disfrutar del amor. Siempre volviendo a empezar, como así lo dice muchas veces uno de los protagonistas. Y ante nuestros ojos podemos observar la erosión que provoca el tiempo en sus sentimientos, las contrariedades, las ambigüedades de sus conductas, los planes errados (ese viaje a las cataratas)...
Y ese “volver a empezar” también puede ser dirigido a la filmografía del director. Porque cada película suya, es una nueva inmersión en un mundo, que a veces puede ser incomprendido, pero que siempre es bello. Un regalo para la vista. Esos viajes en coche, ese humo del cigarrillo… Y, por supuesto, la música, clave en sus films que, además, en muchas ocasiones, tiene acento castellano. Símiles entre sus películas que ya son la firma inconfundible de un maestro.
Escar
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6
16 de junio de 2006
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces es difícil explicar lo que te ha parecido un film después de su visionado. Es difícil, porque la película te ha gustado, pero sabes que tiene muchos fallos y que, de hecho, sabes que en realidad la película merecería el suspenso sólo por la forma en la que se ha hecho.
Pero no puedo. No puedo poner a este film un suspenso, porque no lo merece. Y no lo merece por sus protagonistas (increíble Omar Sharif y estupendo el joven Pierre Boulanger), por su emotiva historia, por su ternura, por su acertada filosofía de la vida, por su magia...
No puedo. Pero no nos podemos engañar. François Dupeyron tenía una historia bellísima a la que se le podía haber sacado mucho más que lo que vemos en el resultado final. A las secuencias les falta la proximidad, la belleza que en potencia tienen. Hay secuencias que, en otras manos, hubieran sido resueltas con mucho mayor acierto y habrían podido elevar el nivel del film.
Es una pena, porque la historia es preciosa y, a pesar del infortunio en la dirección, se puede sentir, aunque de forma lejana y casi imaginada.
Escar
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7
4 de agosto de 2006
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia es muy simple: dos personas (un hombre y una mujer) se encuentran en un café y, allí, deciden irse juntos a un motel a pasar la noche.
Toda la película transcurre en esa habitación del motel. Ellos son los dos únicos personajes que aparecen en la película. Y todo descansa en sus diálogos, en el modo en el que poco a poco se van conociendo.
Y me resultó muy sorprendente (y es verdad) la facilidad que tenemos, en general, de abrirnos ante alguien desconocido, alguien que no nos conoce de nada. A esa persona cuyo pasado desconocemos y cuyo futuro, dilucidamos, también ignoraremos.
Esa persona es, podría decirse así, un purgatorio donde liberarnos de los problemas que agrietan nuestra alma, una redención a una vida atada a la apariencia y a la falsedad.
Con esa persona, somos sinceros. Quizá, al principio, no de forma abosluta, porque normalmente uno nunca dice aquello de lo que más está arrepentido, de lo que más duele hablar (eso también pasa en la película), pero si la conversación fluye por el cauce adecuado, poco a poco todo se va contando a esa persona que escucha y, lo más importante: no valora.
¿Por qué no hacemos lo mismo con la gente que nos rodea? ¿Por qué no hacemos lo mismo con las personas a las que consideramos amigas? Quizá sea por ese engaño que siempre queremos enseñar. Es decir, no mostrar esos puntos vulnerables que todos tenemos (sobre todo, en las experiencias pasadas) para que ello no pueda convertirse algún día en un temor, tras una traición. Y porque, en fin, todos nos sentimos temerosos de que nos muestren el supuesto camino correcto, pero que dudamos coger o no. Porque no todo es tan sencillo como parece desde fuera...
La persona que se ha encerrado conmigo en un motel no valora o, si lo hace, no nos importa su opinión. Al fin y al cabo, es una persona que se ha metido de forma rápida en nuestra vida, sin conocernos de nada, y de la misma manera la abandonará.
Los actores están estupendos, sobre todo Blanca Lewin, toda una revelación.
Fantástica. Es aire fresco en medio de un verano soporífero de estrenos-basura.
Escar
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8
25 de agosto de 2006
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante los estrenos de "United 93" y "World Trade Center", la pregunta es clara: ¿Es demasiado pronto... o quizá demasiado tarde para contar los hechos acontecidos aquel fatídico 11 de septiembre de 2001? El cine, industria acostumbrada a inmortalizar en celuloide los grandes acotecimientos de la historia, puede provocar una reacción ambivalente, incluso dentro de una misma persona. Es mi caso. En los aniversarios posteriores al 11-M se prefirió no emitir aquellas imágenes que pudieran resultar violentas para el espectador, y los británicos en ningún momento exhibieron los cadáveres que dejó el 7-J.
El cine es ficción. Todo es mentira, aunque se base en algo real. Dice Greengrass, director de esta estupenda "United 93", que este tipo de películas son ncecesarias, porque sirve para honrar a aquellos héroes que no tienen capa o poderes mágicos. Simples ciudadanos que tuvieron la pésima suerte de subirse a un equivocado avión un equivocado día.
Y la película es, claro está, un homenaje a estas personas, a aquellas que aquel 11 de septiembre de 2001 subieron al United 93, rumbo a San Francisco. Y es un homenaje extrapolable al resto de pasajeros de los otros tres aviones que también fueron secuestrados aquella mañana, dos concluyendo su viaje colisionando contra el World Trade Center y otro contra el Pentágono.
Lo que diferencia al United 93 del resto de aviones secuestrados fue la audaz y valiente rebelación de los pasajeros contra los secuestradores que les destinaban a la muerte. La película logra transmitir esa sensación de ahogo, de pesadilla, de presión que ejerce la muerte cuando ésta se siente cerca. Los últimos diez minutos son, sencillamente, magistrales. La película alcanza un climax, una tensión que jamás he sentido viendo una película, aún sabiendo de antemano el fatal desenlace de la historia. Sólo esos diez minutos bastan para recomendar una película que, en contra de muchas opiniones, elude el patriotismo barato y que, aunque no escapa de la eterna polarización de buenos y malos, logra humanizar a los terroristas, sintiendo en su interior también las dudas y el miedo a la muerte. Algo que es muy necesario, para no provocar una mayor enemistad entre culturas ya de por sí actualmente muy enfrentadas.
"United 93" es un golpe al corazón. Hacía mucho tiempo que no veía a tanta gente llorar en un cine. Una película muy recomendable, que ofrece, en mi opinión, una visión inocente y nada pretenciosa de un día que nunca podrá olvidarse.
Escar
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