Roman Polanski hizo un joya, eso sí, de brillo oscuro…
Lunas de Hiel es el encuentro entre dos parejas en un crucero. Una al borde de la monotonía y la otra…la otra en el infierno. A través de juegos y trucos, Peter Coyote (grandioso) relata su historia a Hugh Grant que de tonto roza la estupidez extrema. Esta historia comienza con un amor perfecto, romántico, pasional, donde la leche del desayuno que resbala de la boca es erótica y evoluciona hasta una silla de ruedas, una mujer desconsolada en un baño que sólo atina a decir: “nosotros vamos más lejos”. Misterio y trampas, el erotismo se transforma en lástima. Polanski habla de degradación máxima, de cómo se sabe que estás en el infierno porque no puedes salir de él. Pero hay otra historia, la que se produce en el barco entre los cuatro mientras Peter Coyote habla, sabes que pasa algo, pero no el qué. También sabes que Hugh Grant no se entera de nada, y de momento tú tampoco. Hay opiniones que dicen que el final es lo peor de la película, para mí en absoluto.

Reconozco ser una enamorada de esta cinta, la cuento entre mis películas preferidas en general y de terror en particular. El terror antiguo es sabido que es bueno dado que la falta de efectos especiales hacían agudizar el ingenio y la banda sonora. Pero normalmente envejecen mal, sin embargo este clásico lo ha hecho con mucha dignidad, salvando alguna cosa que luego cuento en spolier. Si no la has visto nunca, ambienta la habitación (luz baja, nada de amigos con cervezas, una mantita) y déjate llevar. La historia tiene muy buen guión, muy buenas actuaciones y para mi gusto una magistral dirección. Lo que más miedo da es cuando no pasa nada, y eso sólo lo consigue un genio. Y la música, claro. Las películas actuales buscan el miedo en los golpes de efecto. Música que sube de tono de repente, efecto visuales que hacen que te duela la cabeza... Nada de eso hay aquí. El ambiente se crea con facilidad desde el principio, un protagonista marcado por la tragedia, la búsqueda de la paz en el piano y la soledad, y una casa "de la sociedad histórica" demasiado grande para una sola persona.
Y una pelotita cayendo por las escaleras. Pum pum pum
Una curiosidad personal. Vivo en una casa de 250 años bastante pintoresca. No recuerdo por qué un balón pequeñito y dos pelotitas de tenis descansan tranquilamente debajo del hueco de las escaleras. Podía haberlas quitado de ahí, pero es un guiño a esta película, y ahí siguen. No creo en fantasmas, pero me fascina el buen cine.

Siendo una película de quien es no me esperaba algo para todos los públicos, ni que me gustase en el sentido estricto de la palabra. No puedo votarla más que como "interesante" y no porque la historia no me haya gustado, o porque me haya parecido lenta, es que no sé que quiere Haneke. Él te muestra una realidad para qué tú y sólo tú opines y saques conclusiones. Pero ha elegido justo ese lugar, esa época y esa generación porque quiere decir algo. El nazismo no salió de la nada, eso lo sabemos todos, pero si lo que pretende decir es que fue producto de una educación, me parece simplificar demasiado y eso no es típico de él... A mi padre los curas salesianos le pegaban en la cabeza con una campana, y vale, anticlerical salió, pero con tendencias exterminadoras no... Ahora eso sí, si la intención de Haneke es que acabe la película con cara de poker y esté dos días pensando en ella, entonces debería cambiar mi voto por un 10. Es interesante, inquietante, diferente, bien contada, perfectamente dirigida y totalmente desconcertante.

Acabo de terminar de verla y la conclusión es "que pena no haberla visto en su época". He leído el libro dos veces (soy stephenkiniana) y había oído hablar toda la vida sobre este clásico de la televisión, pero por desgracia no la vi en su momento En resumen, la historia es buena (como no podía ser menos) pero si tienes menos de 30 años y no eres un freaky de los clásicos, te vas a reír en varias escenas. Los que hablan de ella desde el la distancia recuerdan con escalofrío el niño en la ventana, los mordiscos y los vampiros capullos. Pero con ojos actuales el resultado es un tanto diferente. El momento "me levanto de la tumba y te muerdo" es risorio. Qué lástima. Mal envejecer se llama.