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España España · madrid
Críticas de esther
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
6
23 de septiembre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy fan del cine negro y las películas de gángsters desde que tenía 15 años. Me encantan las mafias, los protagonistas misteriosos y carismáticos, los tiroteos, los policías corruptos, las intrigas, las traiciones, los fajos de billetes (dólares, los euros tienen mucho menos glamour), las femme fatale de tacones altos y labios rojos. Todo. Me encanta. Por eso fui a ver Enemigos públicos. Por eso y por Johnny Deep, no nos engañemos. Pero salí del cine teniendo muy claro que no me había gustado aunque no entendía bien porqué. Johnny Deep en su papel de John Dillinger está más que aceptable, y lo mismo puedo decir de Christian Bale en la piel de Melvin Purvis. La ambientación se ciñe al detalle y el guión es sólido, correcto e, incluso, brillante en algunas escenas. ¿Qué pasa, entonces?
Lo descubrí a la mañana siguiente cuando, después de 8 horas de sueño, me puse a recordar lo que vi y lo que experimenté al verlo. Entonces caí en la cuenta de que no me emocionó en absoluto, es más, me aburrí, cero en diversión. Me pareció larga, aun teniendo una duración estándar, los protagonistas se vieron claramente superados por los secundarios, Jason Clarke está fantástico y Stephen Graham inmejorable. No me creo la ambientación, ni siquiera las luces o el vestuario me trasportaron a los años 30.Es un retrato de los auténticos gángsters con tirantes y gabardina que, a pesar del obvio esfuerzo realizado, está falto de ritmo, de magia y de credibilidad. Es una película plana y desmedida en algunas escenas de acción. Recuerdo especialmente el tiroteo en el bosque (con Baby Face Nelson pasándoselo en grande con su metralleta) cuyo montaje rápido y caótico evoca a un director Nobel. No entiendo cómo Michael Mann, con sus antecedentes, no ha sido capaz de rodar un tiroteo en condiciones.
esther
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8
2 de enero de 2007
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Marruecos, unos niños hacen prácticas de tiro sobre un autobús de turistas; en EEUU, una niñera decide llevarse a los dos niños a su cargo a México; en Japón, una chica sordomuda con una trágica situación familiar busca desesperadamente su primera experiencia sexual. ¿Qué tienen en común estas historias? Un finísimo nexo fortuito que las entrelaza trágicamente a pesar de la distancia.

Con esa estructura narrativa a la que ya nos tiene acostumbrados el mexicano Alejandro González Iñárritu, se despliega una historia que trata de hacernos ver mucho más de lo que tenemos delante. Una historia de inocencia y de acciones poco reflexionadas, que se llevan a cabo sin ninguna mala intención, pero traen consecuencias trágicas que te sitúan en una realidad injusta a la vez que alarmante.

Iñárritu nos recuerda problemas globales como la inmigración y la incomunicación mundial con un cocktail de inocencia, culturas y almas rotas, en manos de la sinrazón de las políticas y las fronteras. “Babel” nos aparta de la pantalla de cine para situarnos en el mundo en el que vivimos, un mundo enfermo de individualismo que ha olvidado que somos muchos, y muy distintos.

Destacan el ritmo lento y necesario de las secuencias, y la formidable banda sonora del músico Gustavo Santaolalla (Oscarizado por Brokeback Mountain), racial y arraigada en los escenarios que envuelve, dotando a la película de una atmósfera real de humanidad.
esther
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8
13 de febrero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de la mala publicidad que me llegó de Drive decidí ir a verla. Cuando digo mala publicidad me refiero a ese trailer, que por cierto devela media película, que hace que parezca la típica producción americana de gran presupuesto y buenas dosis de acción que yo nunca iría a ver al cine. La vería, pero en casita porque me fastidia pagar para ver ese tipo de películas.
El caso es que hace unos días en un programa de la tele la calificaban como el Reservoir dogs del siglo XXI y pensé que, siendo tan fan de Tarantino como soy, tenía que verla.
La verdad es que Ryan Gosling me parece una actor con muchas posibilidades que sólo necesita unos cuantos buenos papeles para empezar a destacar un poco y en esta película hace un buen trabajo, creo que ha sabido aprovechar la oportunidad. Carey Mulligan está bastante comedida pero acertada y tanto Albert Brooks como Tom Waits derrochan tablas y profesionalidad, se les ve a gusto en sus personajes, y eso me encanta.
El guión está un poco cogido con pinzas y el personaje del marido metido con calzador, así como su relación con Gosling, pero la cinta tiene algunos detalles muy interesantes, sobre todo en las escenas de violencia, y por eso se salva.
Sorprende la violencia estudiada y seca que los personajes llevan a cabo tan fríamente y la banda sonora y la luz consiguen envolver el escenario de pura poesía, brutal y sangrienta, pero poesía.
Me gustó y la recomiendo, pero no le llega a Reservoir dogs ni a la suela de los talones, las cosas como son.
esther
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3
27 de octubre de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de la novela de Fernando Aramburu "El trompetista del Utopía", y ópera prima del director Félix Viscarret. "Bajo las estrellas" es una historia de perdedores, de alcohol, de estatuas de hierro, de falta de estrella y de muy buenas intenciones. Benito Lacunza (Alberto Sanjuan) es un trompetista de poca monta que se gana la vida tocando en tugurios de Madrid, hasta que la inminente muerte de su padre le hace volver al pueblo navarro de Estrella. Allí conoceremos a su hermano Lalo (Julián Villagrán) exalcohólico sensible y humano que pasa las horas creando estatuas de hierro, también a la prometida de Lalo, Nines (Emma Suárez), la chica del pueblo que está de vuelta de todo, y a la hija de ésta, Ainara (Violeta Rodríguez) con quien Benito mantendrá una estrecha y peculiar relación.
A pesar del cuidado aspecto visual y el respaldo de Fernando Trueba en la producción, es una historia sin fuerza contada con extrema calma y sigilo, y digo “extrema” intencionadamente, cansa. Pero no todo es malo, se puede ver un interesante trabajo de fotografía y un Alberto Sanjuan que borda un papel que le viene al pelo y que, posiblemente, salvará la cinta de caer rápidamente en el olvido.
esther
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7
27 de octubre de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La inteligencia es relativa”, bajo este singular slogan se presenta Quemar después de leer, la última película de los controvertidos hermanos Coen. Después de “No country for old men”, que otorgó el oscar a nuestro odiado y amado Bardem, han vuelto con una parodia sobre la CIA cargada de equívocos, malentendidos y sinsentidos. Protagonizada por unos personajes tontos, muy tontos, que se desenvuelven sobre un guión inteligente, muy inteligente, los Coen han creado una parodia de humor absurdo que, previsiblemente, gustará a los fans del cine coeniano y aburrirá al resto. En ocasiones es necesario conocer al autor para entender mejor su obra y, si el espectador no esta familiarizado con el cine de Joel y Ethan Coen, pues soltará menos carcajadas de las que soltó esta servidora. Si disfrutaste con el humor absurdo e inteligente de Ladykillers, “Oh! Brother” o “El gran Lebowsky”, estas dos últimas de Joel Coen, no te pierdas esta.

Osborne Cox (John Malcovich) es inesperadamente despedido de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) por supuestos problemas con la bebida, y decide empezar a escribir sus memorias acompañado siempre de un refrescante ron con lima. Su mujer (Tilda Swinton), que mantiene una relación con un agente federal (George Clooney) pondrá manos a la obra en el proceso de divorcio. Para este trámite hará una copia de los documentos de su marido que, accidentalmente, se extraviará en un gimnasio plagado de excéntricos trabajadores. Y aquí es donde entran en escena una Francesc Mcdormad acomplejada por su aspecto físico, un Brad Pitt idiota adicto al deporte, una silla para masturbarse, las citas por Internet y los rusos.

Es una parodia esperpéntica donde todo tiene sentido hasta que lo pierde. Hay diálogos tronchantes, muecas, gestos y bailes para no perder detalle, y personajes muy bien perfilados que consiguen convencer al espectador de su idiotez y su excentricidad. Esta es una característica fundamental del cine de los Coen. La personalidad de “El nota” en El gran Lebowsky, o el papel de su musa Francesc Mcdormand en “Fargo”, son excéntricos, delirantes, peculiares, raros si se prefiere, y absolutamente geniales.
A la hora de destacar algo debo reconocer que una sucesión de gags se suceden en mi cabeza pero, si he de escoger uno, sería sin duda el de Brad Pitt repitiendo el nombre de Osborne Cox en un tono misterioso sobreactuado durante una conversación telefónica. Sencillamente tronchante.
esther
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