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España España · Calahorra
Críticas de ddarko_1980
Críticas 996
Críticas ordenadas por utilidad
8
23 de septiembre de 2011
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cosas que nunca te dije (Things I Never Told You) se convirtió, desde la primera vez que la vi, en una de mis películas favoritas. A partir de entonces he seguido con especial interés la carrera de su directora (una Coixet a la que sus detractores ridiculizan argumentando que su cine peca de ñoño o cándido, nunca falta quien saca a relucir, de forma especialmente despectiva, sus anuncios de compresas, aunque a mí me parece que su trabajo destaca por bello, poético y sensible). Y es que a fecha de hoy, y aunque su carrera contenga distintos altibajos, nos ha ofrecido otro par de pequeñas joyas: La vida secreta de las palabras (The Secret Life of Words) y la cinta que nos ocupa.

La protagonista de Mi vida sin mí es una mujer, Ann (Sarah Polley), que descubre con horror que le queda muy poco tiempo de vida, por ello decide aprovecharlo al máximo y hacer todo aquello que no pudo o no se atrevió a hacer.

Pero que su argumento no nos lleve a engaño, no estamos ante la típica película con enfermo terminal, llena de lugares comunes y decidida a usar mil y una trampas cuya única finalidad consiste en tocar la fibra sensible del espectador a cualquier precio. No, Coixet es mucho más inteligente que todo eso y consigue emocionar sin caer en falsas moralinas (de hecho, algunas acciones de nuestra protagonista pueden resultan algo reprochables o poco éticas). Atención asimismo merecen los actores, especialmente una impecable Polley. Mi vida sin mí es una maravillosa película que nunca me cansaré de recomendar.
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ddarko_1980
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7
22 de agosto de 2010
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendente y curiosa intriga (lo de encuadrarla dentro del género de terror es más que discutible) dirigida con buen pulso por Narciso Ibáñez Serrador. La historia gira alrededor de una residencia (como bien indica su título) para chicas en las que éstas son educadas con puño de hierro por la señora Fourneau (Lilli Palmer). Un día llega una alumna nueva, Teresa (Cristina Galbó), quien poco a poco descubrirá la dureza del lugar y, sobre todo, de algunas compañeras, quienes parecen controlarlo todo. Además, en dicha residencia también vive Luis (John Moulder Brown), el hijo de la señora Fourneau, quien se relaciona a escondidas con algunas de las internas, para desesperación de su sobreprotectora madre.

Resulta francamente chocante cómo, teniendo en cuenta la época en la que fue rodada, el director introduce en la historia temas tan, a priori, espinosos como el incesto, el voyeurismo o el sadismo. Y, sobre todo, la forma en que logró que resultasen lo suficientemente sutiles como para sortear la dura censura sin sacrificar en exceso el resultado final, es decir, sin que dejasen de resultar evidentes (a pesar de que a lo largo del metraje se noten ciertos cortes).

Lo primero que llama la atención de La residencia es su impecable acabado técnico, su vestuario, su fotografía (atención a las escenas iluminadas con velas) y la magnífica banda sonora compuesta por Waldo de los Ríos. Igualmente reseñable sería el trabajo de los actores (especialmente el realizado por Palmer) y de dirección. Ibáñez Serrador nos ofrece una narración pausada pero rodada con mucho talento (sirva como ejemplo el uso del travelling en varias secuencias). Es cierto que a la misma se le podría poner alguna pega: el enfoque de los asesinatos (totalmente anticlimáticos) o el (mal) uso de la cámara lenta, aún así, el resultado final no se resiente en demasía.
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ddarko_1980
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8
8 de octubre de 2011
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Russell Crowe y Jennifer Connelly, dos de mis actores favoritos, son los protagonistas de este biopic que firma el irregular Ron Howard (cuya inclasificable filmografía se compone tanto de anodinos subproductos comerciales como de trabajos mucho más adultos e interesantes, como éste) y que nos narra la obra y milagros del matemático John Forbes Nash (Russell Crowe), quien tuvo que lidiar con una terrible enfermedad: la esquizofrenia.

Lo que me impulsó a ver esta película fue, obviamente, la participación de Crowe y Connelly. El primero me parece uno de los mejores actores de la actualidad, capaz de dar vida tanto a héroes de acción (Gladiator, Robin Hood…) como a personas con mil y un problemas físicos o mentales (véase la película que nos ocupa), mientras que ella era, hasta que le llegó el reconocimiento con este papel, una de las actrices más injustamente infravaloradas de su generación. En Una mente maravillosa ambos están tan espléndidos como acostumbran.

Pero la película también cuenta con otros valores, como por ejemplo la sobria dirección de Howard, aunque yo creo que su mayor logro como director (por mucho que esta película sea, en conjunto, superior) se encuentra en El desafío: Frost contra Nixon (Frost/Nixon), o un acabado notable (a pesar del terrible trabajo de maquillaje durante el último acto). Que se inviertan grandes cantidades de dinero (se rumorea que el presupuesto de esta cinta superó los sesenta millones de dólares) en producciones de este tipo, cuya historia no parece destinada a entusiasmar a las masas, es de agradecer. Sobre todo si el resultado final es tan satisfactorio.
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ddarko_1980
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8
4 de noviembre de 2010
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sofia Coppola sería el ejemplo perfecto para demostrar que el talento se hereda (doy por supuesto que todo el mundo sabe, o intuye por su inconfundible apellido, que es hija del mítico Francis Ford Coppola). Tras unos trabajos no demasiado gratificantes como actriz, todavía resuenan las terribles críticas que obtuvo por su participación en El Padrino III (The Godfather: Part III), se recicló en talentosa directora debutando con la magnífica película que nos ocupa.

Basada en la novela de Jeffrey Eugenides, Las vírgenes suicidas nos narra la trágica vivencia de una familia tras el suicidio de la hija menor, Cecilia (Hanna Hall). A partir de dicho acontecimiento se enrarece, todavía más, la situación familiar. Los padres, el señor (James Woods) y la señora Lisbon (Kathleen Turner), se dedican a sobreproteger al resto de sus hijas, Lux (Kirsten Dunst), Mary (A.J. Cook), Therese (Leslie Hayman) y Bonnie (Chelse Swain), obligándolas a recluirse en casa, aislándolas así del mundo exterior. Pero, como suele ocurrir en estos casos, tanta represión se vuelve irremediablemente en su contra. Es entonces cuando nace la leyenda de estas cinco muchachas, a las que conocemos a través de los recuerdos de los chicos que se obsesionaron con ellas, con su belleza y con el misterio que rodeó su existencia (un punto de vista muy curioso que exalta la fascinación que desprenden las jóvenes y dota al relato de un aura muy especial).

Coppola logra el perfecto equilibro entre tragedia (lo que ocurre en la película sólo puede ser catalogado de funesto) y poesía (la manera en que retrata incluso los sucesos más tristes). La directora demuestra pulso y, lo que es más importante, estilo propio (más allá del que le proporciona su apellido). Otro de los puntos álgidos de la película lo encontramos en su exquisita selección musical, así como en la labor de sus intérpretes. En este último apartado brillan especialmente los trabajos de Dunst, Turner y Woods. La suma de todo ello da como resultado un largometraje diferente, tan delicado como sus desdichadas protagonistas. Toda una sorpresa, sobre todo si tenemos en cuenta que proviene de una debutante.
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ddarko_1980
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4
16 de noviembre de 2011
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anna Faris produce esta típica comedieta romántica hecha a la medida para su propio lucimiento. Bueno, para el suyo y para el de Chris Evans, su partenaire masculino. Así, Faris se dedica a explotar su vis cómica mientras Evans muestra, a la mínima oportunidad, sus perfectos abdominales (¿pero cuántas veces sale el muchacho sin camiseta a lo largo de la cinta?).

Pero vayamos al grano. La actriz interpreta aquí a una joven obsesionada porque su número de conquistas sexuales no para de subir y sin embargo todavía no ha encontrado al hombre de su vida. Dispuesta a que esto no siga así decide contratar los servicios de su vecino (Chris Evans) para que la ayude a encontrar a sus antiguos novios con el propósito de hallar en alguno de ellos a su media naranja.

No diré que Dime con cuántos es una mala película (tampoco diré que es buena, ojo), pero sí que está llena de tópicos, que no es tan graciosa como se cree y que aporta bien poco al género. Eso sí, Faris y Evans cumplen con sus papeles, consiguieron que soltase alguna sonrisilla (que no carcajada) y al final se deja ver con tanta facilidad como se suelen dejar ver este tipo de sucedáneos.
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ddarko_1980
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