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Críticas de Tokio ya no nos quiere
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
8
26 de octubre de 2009
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se hermanan en District 9 varios motivos ( en mi opinión seguro me equívoco de forma carlosboyeresca) que la convierten en una película casi perfecta en fondo y forma:
Por un lado constata la capacidad de la ciencia ficción como fuente inagotable de metáforas, constructora de alegorías high tech que funcionan como espejos ( abismos deformantes ) en los que la humanidad normalmente teme mirarse ( por no quedarse atrapada) .
Se ha hablado ( y mucho ) de District 9 como una historía en la que el apharteid sudafricano se codifica en forma de fantasía ucrónica y el tema de la segregación racial es sustituido por el rechazo, el desprecio al Otro ( lo Otro) , encarnado en este caso por una raza alienígena que busca asilo en el planeta tierra. No podría estar más de acuerdo, la metáfora es evidente, y sin embargo me ha resultado mucho más descorcentante y terrorífica otra reflexión que subyace en su médula : la capacidad de los Gobiernos ( y las Corporaciones ) para tejer los hilos a su antojo, para deformar los hechos, transformar la realidad ( a través de los mass media ) en algo que no es o nunca fue , y frente a ello la vulnerarabilidad del individuo, su fragilidad ante a ese engranaje monstruoso, su imposibilidad de fuga o de lucha frente a lo inevitable, como un personaje de Kafka encadenado a un proceso que sólo pudiera acabar en tragedia.
Por otro lado su incuestionable capacidad para entretener, su poder palomitero, su potencia lúdica. Puro divertimento en el que se alternan momentos de casquería fina y chorretón sangriento con momentos de humor negro, mala baba ( que quizás no prolifera tanto como debiera), pirotécnicos y por supuesto románticos ( historia de amor truncado incluida) . Se le perdonan algunas decisiones tanto formales ( el salto del mockumentary a la narración convencional ), que si bien le restan cierta coherencia y riesgo nos permiten disfrutar de escenas y tramas que de otra manera sólo podríamos intuir, como argumentales ( ese líquido- combustible- mutador ).
Y sus guiños, nos quedan sus guiños-homenajes repletos de buen gusto : Alien Nación, aquella buddy movie inter-especies ochentera ( cuya idea base practicamente reformula ) , La Mosca del señor Cronemberg, Enemigo Mío...
Y queda su final. Lirismo descarnado y abisal . Cuánto dolor y cuánta belleza. Son así los amores imposibles. Te rompen el corazón. Se beben tu alma. Sin ironías.
Soplan tras este director vientos ( tormentas ) de esperanza
Tokio ya no nos quiere
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8
16 de septiembre de 2009
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongamos que descubrimos el fuego. Supongamos que hemos de otorgarle un recipiente en el que habitar para contemplarlo hipnotizados cuando cae el sol y la noche entra en escena. Llamas en movimiento bailando en la madrugada , simplemente eso, nada más. Y sin embargo cuanto.
Los pirómanos artífices de Gamer han logrado enjaular a ese fuego y perpetrar un incendio cinético, una tormenta eléctrica en forma de shooter con formas histéricas e hiperrealistas que te arrastra como un huracán a su paso.
De fondo, la zombificación de la sociedad del bienestar por parte de un genio malvado con un omnipotente y omnipresente poder billgateriano contextualizada en un futuro más cercano que lejano. Un futuro en la que la (nano)tecnología a perpetrado su propio golpe de estado silencioso y mortal.
Esta carcasa argumental en la que baila Gamer tiene chicha a la que meter mano. Sin duda es una distopía escalofriante y bien planteada. Pero lo que se agradece de Gamer es precisamente que no se pierde en empanadas filosóficas/sociológicas, no camina por derroteros evidentes, no cae en la trampa de la disertación. No juega en esa liga. Su espeluznante fondo sirve de muro en que el descargar un fresco lleno de sangre, velocidad, mutilaciones, explosiones, fuego, tensión, algo de sexo ( poquito, lamentablemente) y ADRENALINA( esa sustancia química que debería mover el universo y nuestras vidas). Es decir, Gamer encarna el concepto de hostiazo, salvaje y puro, en cada uno de sus fotogramas. No hay momentos para el respiro. Una hostia te lleva a otra, una escena te lleva a la siguiente sin que apenas te des cuenta. Quizás, conscientemente, sea menos loca ( formal y argumentalmente ) que Crank, la primera película de sus directores, , más reposada , pero no por ello menos disfrutable. Qué bien funciona. Cómo te hacen pasar un buen rato. Como logran hacerte bailar estos pedazos de hijos de puta tan listos ( atención a ese momento “musical”). Aleluya , joder.
Tokio ya no nos quiere
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7
7 de diciembre de 2008
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las autoridades cinematográficas advierten:

-Llevar chubasquero y botas katiuskas, de lo contrario una tiene un altísimo riesgo de quedar completamente empapado de casquería, sangre y otros fluidos humanos, humanoides o directamente no humanos.
-Estar dispuesto a pasar un buen rato y dejarse llevar por su ritmo “endiablado”, su humor negro como el azabache y su acidez diábolica, que compensan con creces la escasa originalidad de la historia, en la que resuenan ecos argumentales de alguna que otra joyita del mismo género a la que Feast no tiene en absoluto nada que envidiar. Va directa al grano, sin explicaciones que la lastren. A cuchillo. Sin piedad. Sin titubeos.
-Mantengáse alejada de ella a los niños, putamierdistas y a todas aquellas personas para quienes el género de terror no merece el calificativo de cine( no conseguirán pillar ninguno de los giros ni su mala leche). Sólo los verderos creyentes del género apreciarán su eficiencia y destreza.
-La inteligencia de Feast sólo es equiparable a su autoconsciencia y a su gamberro sentido del humor ( engendros que chingan entre sí o se chingan cabezas de ciervos de trofeo), que aprovecha para reirse de si misma y de los tópicos y arquetípos del género, utilizándolos pero a su vez meándose en su calaveras sanguinolentas ( El personaje de Henry Rollins no podía ser más grande).
-La esperanza de vida de Feast es altísima. Aquellos que sepan vislumbrar y disfrutar sus virtudes y su fuerza caústica y sangrienta la guardarán en su memoria a buen recaudo. Allí donde se guardan las peliculas con las que uno ha disfrutado sádicamente como un indio. Sí, ya saben, en ese cajón donde Terror y Humor se dan la mano. Junto a Braindead, los Gremlins, Evil Dead o Abierto hasta el amanacer. Justo al ladito.

Y conforma una trilogia. Qué grande.
Tokio ya no nos quiere
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7
5 de noviembre de 2008
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A través del mecanismo de la mentira podemos maquillar la verdad, podemos transformarla,darle otra apariencia a la realidad , deformarla a nuestros antojo, podemos directamente destruirla , enterrarla o sencillamente reinventarla. Esto último es lo que hace uno de los protagonistas: tejer una mentira para construirse una falsa vida ante la inminente visita de su hermano, el otro protagonista, que vuelve a casa despues de muchos años de rencores y distancias . El tercer elemento del triángulo que sostiene el peso de esta historia será la señora que trabaja en la fábrica de uno de ellos, parte imprescindible de la farsa.
Bajo lo amable del tono y lo cómico de la historia y de alguna de las situaciones surrealistas que retrata, late un drama profundo, una tragedia sobre personajes solitarios cuyas vidas son tan tristes y están tan desvencijadas y raídas como la fabrica de calcetines en la que trabajan , con sus máquinas desfasadas, sus modelos de calcetines de otro tiempo, su persiana rota. Tristes como las paredes de papel pintado de la casa , como la botella de oxigeno, perenne en una esquina de la habitación de la madre muerta un año atrás,
A traves de esa caligrafia centrada en lo diminuto, de esos pequeños detalles de ambientación, de la recreación de las rutinas, de las liturgias cotidianas, se nos dibuja a los personajes, cuyas vidas son tan grises como la realidad que los rodea, como los hoteles de playa, concebidos para el verano y el bullicio , tan llenos de vacio y de fantasmas durante la temporada de invierno.
Quizás, aunque en el fondo no podamos negar lo evidente, engañar a los demás sea la forma menos dolorosa de engañarnos a nosotros mismos , de alejar del alcance del espejo los abismos interiores y no asumir las derrotas que a veces nos tocan vivir.
Una delicia uruguaya. Otra es el Baño del Papa, otra maravilla que recomiendo sin dudar.
Tokio ya no nos quiere
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7
8 de septiembre de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En algún punto cardinal alejado de un Once ultraalmibarado, y de su artilleria cursi, de la lírica verborreica y soñadora de un Antes del Amanecer o de cualquier otra comedia romántica en la que el amor se confunde en el mejor de los casos con la ideotez, existen mundos intermedios, universos paralelos, senderos posibles: In Search of a Midnight Kiss es uno de ellos. Honestamente, no te deslumbrará, pero rezuma encanto por sus cuatro costados. Su sencillez formal y su frescura te embriagarán , te dejarás arrastrar por su historia de corazones solitarios que buscan otros corazones a los que aferrarse como a un clavo ardiendo. En ciertos momentos brillantes puede que su humor te golpee en la vejiga y consiga arrancarte alguna risotada, que siempre, al menos en mi caso, será bienvenida. En otra ocasión se escapará alguna lágrima paseando de la mano con un escalofrío por tu mejilla al igual que los protagonistas de esta historia pasean por los calles de esa ciudad tan extraña que debe ser Los Angeles, mientras poco a poco van conociéndose , desnudando sus heridas, avanzando hacia la medianoche.
Si alguna vez hubo una chica bonita que te hacía sonreir y que se comió tu corazón, posiblemente lo entenderás todo , la sentirás a plena potencia. Si la soledad te ha pasado alguna vez por encima como un tren de alta velocidad o tus grandes planes hace tiempo que menguaron hasta hacerse invisibles, posiblemente te dejarás llevar por esta historia. Y quizás,( lo más probable ), es que su final te hinche los pulmones de esperanza, y los vientos de cambio te recuerden que los malos tiempos ya pasaron como fantasmas de otra vida que, gracias a dios, ya no te pertenece.
Tokio ya no nos quiere
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