Actuaciones horrorosas, guión inexistente, dedos amputados de porexpam, flashbacks innecesarios, diálogos soporíferos, sangre de la que se suele echar en los frankfurts y un protagonista con parálisis facial, para un producto de serie Z que recorre con inusitada lentitud el largo y aburrido camino hacia un más que previsible final. Menuda boñiga de, digamos, película. Para amantes de lo cutre y de las siestas en posición sentada.

Ví esta pelí por primera vez con catorce o quince años, y me pareció divertidísma, original y casi una obra maestra. Tras sucesivos visionados en la tele, donde la programan cada quince dias, fui descubriendo la poca gracia que tiene al mismo ritmo que me iba haciendo mayor. E igual que, en su día, me encantaban los chupetes pero hoy no estaría nada más que ridículo chupando uno, dejó de gustarme esta comedieta destinada al público infantil de los ochenta. Su humor ha languidecido envejeciendo al mismo ritmo que cambiaban los tiempos.
Vehículo al servicio del señor Murphy, en el que él es el más guapo, fuerte, honesto, romántico, sincero, simpático y trabajador, con una carga de moralina optimista que empalaga como una cucharada de nocilla con miel, y sin diferencias con otras de sus obras también realizadas en esas fechas pretéritas. Precisamente, el posterior declive y actual olvido de ese señor radica en que nunca cambió de registro (Pluto Nash, del mismo estilo, parece realizada en los primeros noventa).
Recomendable para nostálgicos y para gentes con muy pocas exigencias, de esos de risita fácil.

Si bien el argumento es interesante y las actuaciones muy buenas, el desarrollo es de una lentitud extrema y decantándose siempre hacia el lado mas efectista y maniqueo.
Muy sonrojante la escena final (ver spoiler).

¿Que el guión es magistral? Lo dudo, ya que necesita de una resolución precipitada de la trama secundaria para avanzar. ¿Las actuaciones son perfectas? Ni mucho menos: tan sólo Jude Law convence, mientras Hawke y Thurman parecen esculturas de hielo. ¿La música es excelente? No, en algunos momentos sobra de verdad.
Al margen de que el discurso sobre genética de la pelicula haya quedado desfasadísimo hace años, la trama sea tan difícil de creer y a veces tan ridícula (la aparición sorpresa del hermano policía, y el chapuzón nocturno de ambos es patético).
En definitiva, que cuenta con demasiado lastre como para ser ni de lejos la película tan impresionante que, según demasiadas críticas, era esta peliculilla de domingo por la tarde.

Extraña boñiga, que a veces es una comedia sin gracia y a ratos un drama esperpéntico. El argumento es tan inverosimil que precisa de larguísimos diálogos tediosos para poner en antecendentes al sufrido espectador.
Entre todo ello hay escenas de extrema violencia, que sorprenden y desagradan por no venir a cuento. El Affleck en su linea petardeante de siempre, y el resto del reparto no apesta mucho menos.
Única flor entre tanta basura: la Hayek en otro de sus números de strip-tease, que parece que es lo único que sabe hacer bien ante una cámara.
Para recomendar a conocidos con los que prefiramos no volver a hablarnos nunca más.