Ví esta pelí por primera vez con catorce o quince años, y me pareció divertidísma, original y casi una obra maestra. Tras sucesivos visionados en la tele, donde la programan cada quince dias, fui descubriendo la poca gracia que tiene al mismo ritmo que me iba haciendo mayor. E igual que, en su día, me encantaban los chupetes pero hoy no estaría nada más que ridículo chupando uno, dejó de gustarme esta comedieta destinada al público infantil de los ochenta. Su humor ha languidecido envejeciendo al mismo ritmo que cambiaban los tiempos.
Vehículo al servicio del señor Murphy, en el que él es el más guapo, fuerte, honesto, romántico, sincero, simpático y trabajador, con una carga de moralina optimista que empalaga como una cucharada de nocilla con miel, y sin diferencias con otras de sus obras también realizadas en esas fechas pretéritas. Precisamente, el posterior declive y actual olvido de ese señor radica en que nunca cambió de registro (Pluto Nash, del mismo estilo, parece realizada en los primeros noventa).
Recomendable para nostálgicos y para gentes con muy pocas exigencias, de esos de risita fácil.