Una cinta tremendamente realista, que muestra la vida en pareja y el amor en sus facetas menos agradables y más comunes. Los secretos guardados y descubiertos, la rutina, la falta de comunicación, los sacrificios por amor.

Esta es una de esas películas que gustan o no gustan, donde no caben los grises. Hay quien la ve blanca blanca como ese pelirrojo seudopijo llamado Tiago y quien la ve negra negra como Buscapé.
Cierto que es realista, cierto que nos enseña algo que algunos aun no conocen (¿de verdad queda alguien que ignora cómo es la vida en las favelas?), cierto que está rodada de un modo peculiar y que tiene algunas escenas impactantes (pocas).
Pero en general es lenta, es violencia gratuita, está sobrevalorada y nos otorga todo el rato esa sensación de ganas de dar un par de cachetones a cada uno de esos niñatos y alguno más para los de más arriba, los que permiten que las calles se inunden de drogas y armas.
Ciudad de Dios es un juego de niños que a falta de videoconsolas se matan de verdad.

Una de esas películas que considero poéticas

Una película que sólo podría haber hecho Almodóvar, llena de su mundo, de sus giros, de su color. Me emocionó varias veces y, aunque muchos se empeñen en pensar que el mundo de Almodóvar es exagerado y ficticio, ya se sabe que la realidad siempre supera a la ficción. Yo me la creí.
Penélope me gusta aquí como no me gusta en el resto de sus films, Candela me gusta siempre, Cecilia, más de lo mismo. Pero me quedo con las interpretaciones de Antonia San Juan y de Marisa Paredes, ambas insuperables.

... el tal Clark Gregg este, lo ha conseguido.
Tiene algunos momentos graciosos, pero la trama es un asco, los personajes tontos, los diálogos casi inexistentes... En resumen: mala.