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España España · West Coast
Críticas de Dabi
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Críticas 113
Críticas ordenadas por utilidad
3
18 de febrero de 2023
77 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
Florian Zeller es un dramaturgo y novelista francés que, en 2020, dio el salto al medio cinematográfico adaptando El padre, una de sus propias obras, con la ayuda del veterano y multipremiado Christopher Hampton. El padre es un debut prácticamente redondo, puede que uno de los mejores de los últimos cinco años, por eso me sorprende tanto que estemos en esta situación. Que después de un estreno potente llegue un segundo trabajo decepcionante no es raro. Pero es que El hijo no es decepcionante, sino un descenso de calidad tremendo. El hijo es mala. Considerablemente mala.

La premisa de la película no es demasiado rompedora, pero bueno, es la típica que te da lo necesario para hacer como mínimo una cosa resultona, de estas que rascan dos o tres nominaciones al Oscar y poca gente recuerda un año después. El hijo nos cuenta la historia de Nicholas, un adolescente con depresión que decide irse a vivir con su padre, que acaba de tener un bebé con su nueva esposa. Como El padre, es también una adaptación de una obra previa de Zeller, pero ahí es donde acaban las similitudes, porque cada virtud de El padre se convierte en defecto aquí. Si El padre se beneficiaba de tener foco argumental, El hijo es dispersa como ella sola, intentando establecer múltiples relaciones entre varios personajes y estirando la narrativa hasta que se diluye. Si los diálogos en el padre eran sutiles y verosímiles, aquí son tan zafios, tan risiblemente melodramáticos y están tan programados para subrayar el conflicto que son muy difíciles de comprar. Y si El padre utilizaba la enfermedad de su protagonista como recurso narrativo para crear un relato fresco y original, El hijo recurre a todos los tópicos posibles del drama de sobremesa.

Lo más decepcionante de todo es la imperdonable superficialidad del guion. Cuando acaba la película, la mayor impresión que me llevo es que Zeller no entiende la depresión, y desde luego no tiene absolutamente nada significativo que decir sobre ella. O sea, vale, tal vez la entienda, pero como yo entiendo el fútbol. Yo sé lo que es un fuera de juego, y un centrocampista, y una tarjeta roja, pero jamás podría ejercer de árbitro. De la misma forma, Zeller tiene una vaga idea de cómo suena una persona deprimida, pero no consigue rascar el exterior y encontrar la verdad de su propio personaje, y es igualmente incapaz de establecer un mapa emocional definido de Nicholas en relación a su entorno y a los personajes que le rodean. La relación entre él y Peter, columna vertebral emocional de todo el proyecto, queda desangelada y flácida, y ni las patéticas escenas a cámara lenta ni los edulcorados flashbacks logran compensar esta falta de sangre.

Y luego están los actores. Normalmente en una película así y después de poner a parir al guion me tocaría decir “pero por suerte el reparto está estupendo”. Este no es el caso, y la verdad, no sé por quién empezar. Vanessa Kirby no tiene mucho con lo que trabajar porque la construcción de su personaje es básicamente una servilleta en la que pone “madre primeriza muy cansada todo el rato”, pero Kirby la interpreta como si se hubiera fumado tres canutos. Más que cansada, a mí me parece que está a gustísimo. Laura Dern resulta más convincente (o al menos parece tener más ganas de trabajar), pero abusa de ese recurso tan suyo del rictus entreabierto y me da un pelín de pereza. Hugh Jackman salva la papeleta en algunas ocasiones, pero por lo general está bastante desafortunado (el baile ridículo no le beneficia, y el momento WHY ARE YOU SAYING THIS? WHYYYY? TELL ME WHYYYY me hizo descojonarme de la risa, de verdad, es que me meo con la intensidad barata). Anthony Hopkins aparece en una escena y se come a todo el reparto con patatas, y de hecho meter a este Jackman en un duelo interpretativo con este Hopkins me parece un ejercicio de sadismo importante, más o menos como meterme a mí en un ring de boxeo con Mike Tyson.

Por desgracia, el clavo final en el ataúd lo pone Zen McGrath, el actor que interpreta a Nicholas. Os juro que me sabe mal darle cera al trabajo de un chaval tan joven, pero bueno, como tampoco me va a leer, supongo que me puedo explayar sin problema. La de McGrath es posiblemente una de las peores interpretaciones que he visto en todo el año, y cuando estamos hablando del personaje principal, del que tiene que ser el ancla emocional de toda la película, esto es bastante problemático. McGrath no tiene presencia escénica. No tiene carisma ninguno, y le cuesta Dios y ayuda vender sus diálogos de manera convincente. No es capaz de despertarme ni un gramo de empatía, más bien todo lo contrario. Escucharlo recitar sus líneas de forma tan llorona y tan artificial, tan pretendidamente dramático e insípido todo él, me pone de los nervios. Lo siento mucho, pero me parece una actuación horrorosa y termina de hundir algo que ya de por sí era difícil de salvar.

En resumen: El hijo me ha parecido muy, pero que muy mejorable. No sé qué me esperaba de Zeller, pero desde luego no me esperaba esto. Por sacar algo positivo, diré que me gusta la elección cromática de la puesta en escena, con esa sobredosis de azules y esos marrones usados como contraste, que sirven para crear atmósfera y para reflejar el ánimo general de la historia, pero vamos, que tampoco es algo tan increíblemente bueno como para construir toda tu propuesta estética alrededor de eso, que es lo que parece hacer Zeller. Ni su historia, ni sus personajes, ni la exploración de sus ideas, ni mucho menos sus actores consiguen convencerme, así que por mi parte me resulta imposible recomendarla. No pasa nada, Zeller. La próxima te saldrá mejor.

Calificación: Mala
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dabi
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6
25 de enero de 2019
50 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de admitir que mi impresión de El blues de Beale Street está íntimamente ligada a mis expectativas, y es que esta era probablemente mi película más anticipada de 2018. Moonlight, el anterior trabajo de Barry Jenkins, se ha convertido tras múltiples visionados en una de mis películas favoritas, así que esperaba con ansia su nuevo trabajo. Y qué puedo decir, el resultado, aunque decente, me ha parecido decepcionante.

Uno de los (muchos) elementos que tanto me cautivaron de Moonlight era lo reservada que se sentía. Moonlight callaba mucho, y a menudo los silencios y las miradas decían más que los diálogos. Moonlight no pensaba por ti, te dejaba pensar. Por ello, cuando nada más empezar El blues de Beale Street escucho la voz en off de la protagonista, me echo a temblar. ¿Sutileza? ¿Dónde está la sutileza en una película que te lo dice absolutamente todo? No me DIGAS lo mucho que se quieren Tish y Funny, coño. ENSÉÑAMELO. Si tus imágenes son tan bellas, si tus montajes son tan líricos, ¿para qué necesitas una voz en off?

Porque eso no lo voy a discutir: la película es preciosa de ver. Las imágenes que imprime Jenkins son elegantes y fluidas. Es un director con un gusto exquisito y el alma de un poeta, cuyo lenguaje me recuerda a veces a Malick o a Wong Kar-Wai, pero sin ser ninguno de ellos. Tiene un estilo y unas sensibilidades muy personales que le ayudan a crear su propio universo. A esto también ayuda la banda sonora, que es una maravilla. El problema es que no conecto. Y no sé si son mis expectativas, o la decisión de utilizar una narrativa no lineal, o el uso de una voz en off que en ocasiones se acerca peligrosamente a la moralina barata, pero no conecto. Los dos personajes protagonistas me resultan demasiado blandos y poco a poco van perdiendo mi interés. El conflicto que se plantea ya lo he visto recientemente en otras películas, y en esta ocasión no creo que esté desarrollado de manera particularmente compleja. Los diálogos resultan a veces perspicaces e incisivos, a veces tópicos y facilones.

El elenco de actores funciona bien. KiKi Layne y Stephan James cumplen con sus papeles (él más que ella), pero no me parece que hagan nada espectacular. Son los actores secundarios los que realmente destacan. Regina King está fantástica, y no diré que no merece el reconocimiento que está ganando en la temporada de premios, pero para mí es Colman Domingo, que interpreta al padre de Tish, el verdadero MVP de la película. Teyonah Parris, a pesar de tener pocas escenas, también me parece de lo más memorable. "No sé si arrancarte la nuez con las uñas o con los dientes". Ole, amiga. Ojalá fueras tú la protagonista.

En resumen, que estoy muy decepcionado con El blues de Beale Street, tal vez porque esperaba que me enamorara tanto como lo hizo Moonlight hace un par de años, cosa que no ha pasado. Ni de lejos. Y me da rabia, porque pensé que sería de mis favoritas del año. Y eso no significa que me parezca un trabajo fallido, ni mucho menos. Me parece una película sólida, con un puñado de virtudes y varias escenas notables, pero su sutileza y su calidad están en las imágenes, no en el guion. Creo que conforme avanza se va desinflando y pierde delicadeza, volviéndose a ratos aleccionadora y demasiado obvia, cosa que probablemente no pasaría si Jenkins hubiera confiado más en su enorme talento visual y hubiera eliminado, entre otras cosas, esa voz en off que tanto me impide implicarme en la historia. Será cosa mía, qué le voy a hacer, pero no puedo evitar tener la sensación de que con El blues de Beale Street, Jenkins ha dado dos pasos atrás en lugar de uno hacia adelante.

Calificación: Recomendable
Dabi
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4
26 de febrero de 2019
44 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que no soy seguidor de Mayhem, ni del black metal en general, pero sí que estoy familiarizado con la infame leyenda negra que es Euronymous, por lo que esta película me llamaba muchísimo la atención. Creo que hay potencial para hacer un trabajo súper interesante.

Nada más empezar Lords of chaos, tengo que reajustar mis expectativas. Es obvio desde los créditos de inicio que la película no pretende ser rigurosa en su forma de narrar los acontecimientos y de retratar a los personajes. Venga, vale. No era lo que yo buscaba, pero en fin, no tiene por qué ser algo negativo. Pero es que también tengo que acomodarme al carácter. Habría preferido una película mucho más oscura, más psicológica, pero es evidente desde el minuto uno que ese no es el camino que pretende tomar el director. Bueno, no pasa nada. Igual su enfoque me acaba ganando. Por desgracia, va pasando la película y poco a poco voy perdiendo el interés.

Esto se debe a varias cosas. Una de ellas es que tonalmente me parece irregular y poco comprometida con su propia visión. Hay una desconexión importante entre cómo una persona externa a la movida satánica percibiría a los protagonistas y cómo se perciben los protagonistas a sí mismos, y me da la sensación de que Lords of chaos está en constante lucha entre estos dos puntos de vista, sin decidirse por uno. A veces son descritos como una panda de payasos con ínfulas, y aquí Lords of chaos se torna irreverente y sarcástica, pero en otras ocasiones se les toma súper en serio. Me hacía pensar constantemente en Trainspotting, que combinaba maravillosamente el patetismo con el humor, tal vez porque lo hacía de manera gradual, como si fuera un descenso a los infiernos. Lords of chaos no consigue esa fluidez, siendo más bien farragosa y, sobre todo, disonante.

Otro de mis problemas está en el casting. Rory Culkin está estupendo como Euronymous, eso desde luego. Al Varg de Emory Cohen, sin embargo, no me lo creo en ningún momento. La escena que más disfruté de él fue probablemente la de la entrevista, aunque tengo la sensación de que me hizo reír más por cómo está enmarcada y editada que por la interpretación de Cohen, que por lo general me parece sosa, poco amenazante y carente de interés. Se ve que el chaval está intentando dar mal rollo y transmitir la locura latente de Varg con sutileza, pero el resultado no me funciona. Del resto del elenco me he olvidado ya, y eso que vi la película ayer.

La construcción de Euronymous es excesivamente blanda. No me refiero a su personalidad, porque creo sinceramente que consiguen construir a un personaje interesante (de hecho, el único personaje interesante de toda la trama, a pesar de que en ningún momento sea capaz de creerme que el Euronymous real fuera remotamente parecido al que nos vende esta película), sino a su arco argumental. Diré por qué en la sección spoilers, para no joder a nadie.

En fin, que no me ha convencido Lords of chaos, no porque no me diera lo que esperaba, sino porque considero que lo que pretende dar no está bien hecho. Salvo a Rory Culkin, la banda sonora y alguna que otra escena aquí y allá, pero el conjunto me parece inestable. Una pena, porque le tenía muchas ganas. Solo espero que los fans de esta película no lean mi crítica y vengan a prenderle fuego a mi casa al grito de "HAIL SATAN".

Calificación: Insuficiente
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dabi
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2
28 de mayo de 2019
31 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paso de complicarme. Así, en líneas generales:

-No he leído el libro en el que está basada esta película, y no sé por qué pero sospecho que la adaptación no le termina de hacer justicia. Es un pálpito que tengo.

-"Creo que mis críticos dirán que eres una fantasía masculina". Vaya, a lo mejor es porque he visto femmes fatales mejor escritas en películas de los años 40. Que sí, que Amber Heard está muy buena y todo lo que tú quieras, pero pensaba que a estas alturas escribíamos mejores personajes femeninos. Se ve que no.

-"No soy uno de tus personajes unidimensionales, Sam". Mis cojones que no.

-Nicola Six parece el nombre de un planeta del universo de Marvel.

-Amber Heard se llevó una nominación al Razzie. Comprensible, porque lo hace mal, pero lo sorprendente es que su actuación no es ni de coña la peor de todo este engendro. Billy Bob Thornton está pensando en sus cosas y se ve que le importa una mierda todo. A Theo James aún no lo he visto actuar bien en una película. Johnny Deep da mucha pereza cuando se pone en este plan. Y lo de Jim Sturgess no tiene nombre, si actuar mal fuera delito le caía la puta perpetua por esto.

-Visualmente no está del todo mal, tiene un toque así como elegante y estilosESPERAD QUE ACABA DE SALIR EL FUEGO HECHO POR ORDENADOR, NO HE DICHO NADA.

-La narración de la voz en off es lo más monótono y flácido que he oído en mucho tiempo.

-"Si Londres es una telaraña, tal vez yo sea la mosca". Y si esta película fuera una parodia, tal vez estas líneas no darían tanta vergüenza ajena.

-El niño psicópata merece un spin-off.

-Los dardos. Los putos dardos. Que alguien me explique por qué tantas escenas jugando a los putos dardos.

-Estoy confuso. ¿Estos personajes me deberían caer bien? ¿Mal? Porque es que directamente me dan igual. Me importa una mierda quién asesine a Nicola. Como tardéis mucho igual entro en la peli y la mato yo para poner fin a esto cuanto antes.

-Las motivaciones de Nicola son incomprensibles. Toda su personalidad es incomprensible. Todo lo que pasa alrededor de ella es incomprensible. Lo estúpidos que se vuelven todos los personajes en cuanto se relacionan con ella es incomprensible. ¿Qué mierda es esto?

-La movida de Enola Gay y Little Boy. Y los cabrones intentan mantener la tensión y todo. Y te lo revelan como si fuera un súper giro de guion. En serio, yo no tengo por qué aguantar esto.

En fin, una peli de poco más de hora y media y la he tenido que ver en tres tandas. La música no está mal, y como dije, visualmente tiene algún toque medio allá. Por lo demás es un desastre, y aún peor, es aburrida a más no poder. Yo os he avisado. Alejaos de London fields.

Calificación: Muy mala
Dabi
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4
2 de febrero de 2016
56 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Me gusta el chocolate? Me encanta.
¿Me gusta la piña? Más o menos.
¿Me gustan los chicles de menta? Pues también.
¿Me gusta el tomate? Sí, pero en pequeñas cantidades.
¿Me gusta el pollo? Pues claro.

Ahora bien, ¿me gusta comer ensaladas de tomate, pollo, chocolate y piña mientras tengo un chicle de menta en la boca? Pues no, joder. Qué puto asco.

¿Me gusta "Romeo y Julieta"? No es de mis favoritas de Shakespeare, pero bueno, sí, me gusta.
¿Me gustan los diálogos shakesperianos? Mucho, aunque a veces empalaguen.
¿Me gustan las camisetas hawaianas? Me hacen gracia, más que otra cosa.
¿Me gusta "When doves cry"? Obviamente. Una de las mejores canciones de los años 80.
¿Me gustan los montajes acelerados? Depende, cuando encajan bien tienen su cosilla.

Ahora bien, ¿me gusta ver a Romeo vestido con una camiseta hawaiana recitando diálogos shakesperianos entre montajes acelerados mientras suena una versión góspel de "When doves cry" de fondo? Pues no, joder. Qué puto asco.

Calificación: Mala
Dabi
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