Una comedia negra cuya protagonista Marla Grayson (Rosamund Pike) es una tutora legal y ángel protector para ancianos, débiles, incapacitados y personas vulnerables en general que oculta en su interior a una persona amoral, cruel, sociopata, que ve el mundo de forma binaria y se considera a sí misma la depredadora dominante.

J Blakeson, el director inglés vuelve a sus fueros tras la debacle de “La quinta ola” para ofrecer un trabajo de guion y dirección más en la línea de su anterior trabajo “La desaparición de Alice Creed”, ofreciendo planteamientos interesantes, varios giros, y muy buenas actuaciones.

No pretende ser una crítica social, sino un vehículo de entretenimiento que se regodea en ciertas actitudes para buscar un toque ácido y oscuro, aunque su premisa contiene veracidad, que es la de que las leyes, empresas y gobiernos pueden ser controladas y manipuladas por gente sin escrúpulos, y es que Marla, la heroina de esta cinta, siempre suele cumplir con las normas y la legalidad vigente, solo que a su favor claro.

No explota todas sus posibilidades, y se mueve dentro del terreno de lo previsible, aunque sigue siendo destacable y contando con una Rosamund Pike, implacable y gélida como villana estrella de la función y Peter Dinklage, que es siempre una garantía.

Enrique Urbizu se adentra en el formato de las series, con una historia de cine negro que muestra a una familia que vive al margen de la ley y de espaldas a la sociedad, imponiéndose por la fuerza y la crueldad entre escoria y aplicando la ley del más fuerte.

Tanto la personalidad del patriarca, un José Coronado que ya había trabajado con Urbizu en películas como La caja 507 o No habrá paz para los malvados, y que borda su registro, como la de los hijos interpretados por Daniel Grao, Isak Ferriz y Carlos Librado, están muy bien ejecutadas y conseguidas.

La serie va al grano y cuenta lo que quiere contar, sin embargo, quizá un poco más de detenimiento para mostrar un poco más del pasado de la familia o de algunos aspectos y personajes, de forma más pausada, podría haber hecho que la serie trascendiera más y fuese un poco mejor.

Laura (Holliday Grainger) es una aspirante a escritora que acaba de pasar la treintena y vive con su mejor amiga Tyler (Alia Shawkat), ambas salen de fiesta casi cada día, se emborrachan y consumen drogas con frecuencia y llevan lo que a su manera consideran una vida bohemia que no es tal, ya que en realidad Laura posterga todo lo importante sin llegar a ningún lado ni conocerse a sí misma o saber lo que quiere.

Las dos actrices están muy bien, tienen carisma y cuentan con una buena química entre ellas, el trabajo de cámara es también acertado, pero la propuesta es en general tan superflua y vacía como los intereses, proyectos y tumbos de sus protagonistas.

Un archivista (Mamoudou Athie) experto en la restauración de cintas analógicas, es escogido para un trabajo.
En él debe encargarse de unas cintas vhs grabadas en los años 90 por una documentalista (Dina Shinabi), tras una grave tragedia conectada con el incendio de un edificio y con la que parece estar más involucrado de lo pensaba.

Se trata de una serie que se va desplegando poco a poco y que va de menos a más, pero su aspecto más cuidado y su gran triunfo reside en su atmósfera, trabajada con cuidado y que logra evocar un mundo distinto, con algo de misterio, seres antiguos, sectas, y un universo con referencias de Lovekraft entre otros.

Más que una serie de terror, la veo como de investigación, que con el tiempo quiere introducir aspectos sobrenaturales aunque desde el misterio o lo incogniscible, con un terror más psicológico y cósmico.
Los actores principales hacen un buen trabajo, la participación de Martin Donovan también encaja perfectamente, tiene buena fotografía, banda sonora adecuada, bastantes detalles curiosos o que dan pie a interpretación, y en cuanto al final de temporada, es bueno de forma independiente pero no es definitivo, sino que sentaba las bases para ampliar la historia y que la serie siguiese creciendo, una serie sin duda interesante y que vale la pena que ha sido cancelada.

Una comedia "alocada" de referencia de los 80s, del gran maestro del género de la comedia adolescente, John Hugues.

Un atleta, un cerebro, una inconformista, una princesa y un criminal se reúnen en la biblioteca del instituto un sábado para un día de castigo.

Son personajes estereotipados y que en cualquier otra situación nunca habría hablado entre sí. John Hugues juega con estos estereotipos y poco a poco, a través de sus choques, aburrimiento y ciertas escenas de baile que no podían faltar en los 80s, da profundidad a esos personajes, ocultos tras sus máscaras.

Muestra las inseguridades y dudas de cualquier adolescente, sus presiones, sus emociones a flor de piel, sus problemas con sus padres, sus miedos, y su búsqueda por averiguar quienes son.

Y lo hace con un lenguaje cercano y personal y actuaciones naturales y creíbles, y abordando temas como el maltrato físico y psicológico, la discriminación, la clasificación social y la enseñanza.

Una extraña mañana de sábado, en la que cinco personas sin nada en común (a simple vista), establecen una conexión real.