Alejándonos de pastelones a lo Tadeo Jones, y con una nobleza, sinceridad y autoconocimiento mucho mayores, Fernando Cortizo rueda la mejor película de animación española en mucho tiempo. Oscura, tétrica y con una animación ochentera que nada tiene que envidiar a los slow motions de genios como Burton, Cortizo se mueve en un terreno que domina y además cuenta una historia de terror y humor más que entretenida.
Recomendable para todos. Sin excepción.
El cartel más bonito, el del Festival de Málaga, sin duda...

Insufrible, penosa y casposa nueva incursión del Cusack en cine scify que hace casi buena a aquella odisea cienciólogica con la que comparte más de lo que aparenta, en una versión apasionantísima de un documental del 2012 que vieron trece personas, entre ellos el directotazo, Robert Kouba, que por lo visto no está obsesionado apenas con la historia (hizo otra peli, "Aurora" en 2015, con casi idéntico argumento y algún súper corto con el Kronos de fondo).
Futuro cercano: Mr Cusack revoluciona el mundo con su ingeniería robótica, pero se le va de las manos y la guerra definitiva entre máquinas causa estragos, así que se saca de la mano un avance más, la primera I.A. real, el Kronos,diseñado para salvar al mundo. Lo primero que hace es enviar unos misiles en efectos especiales rollo año 94 contra todos los edificios de todas las ciudades del planeta, muy normal todo....
Futuro lejano: 97 años después, la raza humana está casi extinta, pero de entre los escombros surge un muchacho soso que ya conocimos al principio (en escena patética de visita a madre enferma), que junto a una mini laracroft, tratan de superar sus penas y amarguras postapocalípticas corriendo por dorados trigales, cascadas y riachuelos, luchando contra enormes mechas y con la velada misión de repoblar el mundo, o vaya usted a saber, porque se suben a un hipermotor destructivo con el poder del talismán del dragón (literal) y llegan, tachan, a las puertas de Aurora, un paraíso entre azteca y dubaití, bajo la expresiva mirada de John Cusak (vale, y su hermano tuerto).
Entonces no sabemos si todo es una paranoia, si es un sueño, una realidad paralela o qué... Pero dejan las puertas abiertas a una improbable secuela.
Y ya está.
No hay por dónde cogerla, en serio...
Bazofia casi casi definitiva.
El primer cuarto de hora, con la musiquita nueva ola de fondo, es de análisis...
P**a m****a.

Soy un cabrón, un guasón y un retorcido enfermo que disfruto imaginándome qué pensarían los "Grandes Padres del Cine" si abandonaran sus blancos y marmóreos panteones hollywoodienses para colarse en una sesión de cine de hoy día en la que, por ejemplo, proyectasen VHS.
También soy un terco y bastante reaccionario dentro de mi liberalismo confuso y no trago mucho el falso documental.
Y tengo una videoteca que haría las delicias de muchos y levantaría las envidias de otros tantos. Son muchos años de contactos y curros ideales, y sigo amando el granillo, la franja pixelada y el desdibuje de las cintas regrabadas una y otra vez.
Me quito el sombrero ante el sorpresón que para mí supone VHS. Un falso documental que se basa en el visionado de otros docus igual de falsos... Si esto no es metalenguaje postmoderno a lo Die Antwoord que venga Dios y lo vea...
Unos vándalos( o suevos o incluso alanos) son contratados para invadir una casa y encontrar una cinta vieja de VHS. Allí encuentran un cadáver y unas cuantas pelis que ver.
De algo tán simple, y con cinco euros de presupuesto sale una brillante broma reflexiva de hacia dónde va el cine comercial y un entretenimiento de dos horas grandguiñolesco donde si bien en alguno de los episodios se desbarra un poco, en su mayoría y sobre todo como compendio aristotélico más que cartesiano, es imposible no disfrutar.
Gore ligero a veces, cutre y exagerado otras, tetas a tutiplén, beefies buenorros y falsos espíritus.
Un gustazo.
Además tiene un susto, de verdad, cojonudo.
Lo mejor: Es un placer.
Lo peor: No verla a lo grande en una sala vacía a oscuras y pasar miedo del bueno.
Gracias exbloom...

Y a lo mejor por eso le doy el diez que le acabo de dar... Después de Canino uno ya podía esperarse cualquier cosa del director que revoluciona el cine de su país de una vez por todas. Con una idea absolutamente enfermiza que no puede provenir del cerebro de una persona equilibrada y emocionalmente centrada y unos personajes que rozan la línea del ridículo y lo absurdo, la película te agarra de manera que aunque te repugne y ofenda lo que estás presenciando eres incapaz de apagar, desconectar e irte a la cama tranquilo. Igual es porque yo sí he perdido a seres que amaba y sigo echando de menos lo que tapaba los huecos que dejan. O igual es que estoy igual de enfermo y descentrado emocionalmente que el tal Lanthimos. Pero desde luego me ha dejado todo menos indiferente.
Luego uno se pone a analizar las cualidades narrativas del tipejo y lo flipa, porque a base de pinceladas que parecen no calculadas se monta una lección de cómo hacer cine de manera diferente y renovadora, heredera de autores consagrados pero infectada de una genialidad única, extraña y realmente chunga a la que no se le puede poner tacha alguna. Y te planteas si realmente la forma envuelve al fondo o viceversa, porque realmente y por separado ambas cosas hacen sentir incómodo, diferente e idiota.
No sé qué coño acabo de ver pero lo he flipado y mucho.
Lo mejor: Que se acaba.
Lo peor: Que se acaba y empiezas a darle vueltas.

Si algo merece la pena verdaderamente del excesivo remix que supone Spartacus es eso, su exceso y extremismo sin límite que no hay que tomar en serio. Si partimos de esa base y no esperamos encontrar un obra maestra como Roma, clarísimo referente aunque desacertado por completo, nos encontramos con una serie entretenidísima, de factura impecable y capaz de levantar pasiones y lo que no son pasiones desde su primer minuto.
Con una estética absolutamente gayuna, donde las piernacas, los torsos peludos y los brazos titánicos, sudorosos y guarros alternan con escotes femeninos inconcebibles, tetacas siliconadas, cejas dacias y bárbaras perfectamente depiladas y labios carmín de peli X, Spartacus supone un mix entre Gladiator, el peplum menos reciente y el Conan más bruto, donde hay sitio para los diálogos casi soeces, perfectas y sangrientas como pocas luchas coreografiadas y efectos visuales más que destacables. Con sólo eso la serie ya sería más que recomendable. Pero es que además la trama es adictiva, con un esquema clásico aventuril, y momentos francamente inolvidables ( no sólo los de Andy Whitfield luciendo musculazo al estilo Chi Chi La rue).
Véanla, es una gozada.

Lo mejor: La estética Pierre et Gilles. Su salvajismo rozando el gore. Delicioso.
Lo peor: Podemos tomarla demasiado en serio y sentirnos defraudados. Craso error, porque en su estilo es casi perfecta.

Ah.... Produce Sam Raimi... Así que ya hay un aval más para darle una oportunidad...