Desde hace unos años Jason Statham se ha establecido como el último baluarte que le queda al espectador del cine de acción de antaño. El único capaz de, anualmente, conseguir quitarme las ganas de ver persecuciones, tiroteos o peleas que me hagan saltar de emoción más allá de la saga ‘John Wick’.

Así, Statham vuelve por sus fueros con una película echa a su medida y que va a satisfacer a aquellos que, como yo, disfrutan en un momento dado de ver a este hombre dar una buena somanta de palos a unos indeseables. En este caso, de la mano del David Ayer más contenido que he visto en muchísimo tiempo y, quizás, con intenciones de hacer las paces con la industria, protagoniza la cinta ‘Beekeeper’ en la que encarna a su enésima versión cañera, un hombre de una extraña organización preparado para sacudir un avispero repleto de alimañas.

La película empieza muy bien, entre otras cosas, porque somos capaces de simpatizar con lo sucedido en el arranque y, qué demonios, queremos ver a Jason repartir caña a esos imbéciles. Es una cinta de evasión, entretenida, a la que quizás se le antoja un poco sosaina en su tramo final. El cuerpo me pedía algo más, una chispa más de originalidad, pero el resultado, desde luego, cumple con lo que promete.

Para amantes de los guantazos a tocateja.

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Si ‘Dune: Parte 2’ ha sido capaz de convencer incluso a un poco creyente como a mi, no me quiero ni imaginar lo que es capaz de hacer con las hordas de fans que llevan esperándola como agua de mayo desde que se consiguiese dar luz verde a la secuela.

Les entiendo perfectamente, porque hay muchas razones para creer en ella, entre otras cosas porque Villeneuve ha hecho un trabajo de adaptación sensacional, intentando ser lo más fiel posible al material original pero guardándose alguna que otra sorpresa por el camino. Este viaje por la duna, por ese enorme desierto cálido es un viaje alucinante que apabulla visualmente.

El poderío visual que desprende cada uno de sus fotogramas es el de una blockbuster comercial de lo más serio y creyente en lo que está realizando. El espectador cabalga a lomos de los gusanos de Arrakis de la mano de su director y tienes, en todo momento, la sensación de dejarte llevar e impregnar de la emoción. El trabajo de todos y cada uno de los actores es de un nivel de implicación sensacional y, si me permitís, aquí destaco a Austin Butler porque me parece que es capaz de robar el show entre tantísimo actor de talento.

Así, mi problema con ‘Dune: parte 2’ son los mismos que con su predecesora y con su primera adaptación: quiero que me guste, pero la historia no logro que me emocione tanto como quisiera. Por eso, si le dais una oportunidad, seguro que vais a salir muy convencidos y, posiblemente, con ganas de más.

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Siempre que la cartelera no tiene algo que llame especialmente la atención, recaigo en clásicos habituales sin ningún tipo de distinción de género, dirección o época. Soy así, porque cada tipo de cine tiene su magia y merece la pena echarle un ojo, aunque sea una comedia absurda.

Así, esta semana, aprovechando un reciente paso por televisión, he revisitado aquel pueblo perdido de la mano de Dios que la hermosa Tippi Hedren decide visitar justo cuando hordas y hordas de pájaros se comportan de forma extraña, atacando a las personas que viven allí.

El resultado es sobradamente conocido por el cinéfilo de turno, pero es un viaje que merece la pena hacer y repetir de vez en cuando. ‘Los pájaros’ es un ejercicio de cine clásico fantásticamente rodado y brillante a la hora de crear tensión.

Algunos de sus efectos habrán envejecido mal, pero la sensación que tienes al terminar la película es la misma o muy parecida a cuando se estrenó hace más de sesenta años. El maestro, el gran Hitchcock, vuelve a crear una obra maestra de principio a fin en su primera incursión abierta al género fantástico.

Maravillosa.

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En cuanto al mundo festivalero, uno a los que más sigo es al de Sitges. Creo que es de esos a los que terminaré asistiendo viendo el ambiente que se crea en las salas y lo bien que se lo pasa la gente allí. Cuando una película sale vitoreada, no dudo en apuntarla en la libreta para verla en cines para cuando llegue su estreno.

Así, ‘Attack the block’ sonó muchísimo aquel año, pero recuerdo que no me hizo mucho tilín en su estreno. La vi algo descafeinada, como que la faltaba chicha como para todo el revuelo que había causado. Como las revisiones cinematográficas siempre son buenas, decidí hace poco volver a caer en sus redes para descubrir que, en efecto, aquel día que la vi no estuve demasiado acertado.

Esta historia de unos «quinquis» o chicos de barrio obligados a enfrentarse a unos peligrosos alienígenas es un disfrute liderado por un John Boyega antes de ser mundialmente conocido por la saga ‘Star Wars’. Es una película que se nutre de la tradición de las mejores películas de serie B y el toque del maestro Carpenter en ‘Asalto al distrito 13’.

De estas películas que te amenizan una tarde tonta.

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Mi amigo Michael ha sido capaz de hacer algunos de los mejores entretenimientos palomiteros de los años 90, pero en el arranque del nuevo siglo decidió cambiar de productora para llevar al cine un arriesgado guión de ciencia ficción que recordaba a ‘La fuga de Logan’. El resultado fue un fracaso al que, de vez en cuando, a mi me apetece regresar a pesar de sus fallos.

Creo que debajo de ‘La isla’ hay una gran película de ciencia ficción que, si se hubiera cuidado al detalle, habría pasado a ser un clásico del género. Basta con ver su primer ahora de metraje para darte cuenta: con un intrigante arranque, sus protagonistas quinceañeros en cuerpos de treinta engañados por la misteriosa corporación. Todo el diseño de producción, cada detalle está cuidado con mimo para que el espectador se sumerja en la intriga de ‘La isla’.

Bay nunca se traiciona así mismo y da a la película todos los toques característicos de su cine. Aquellos que no le tragan la van a odiar con creces, puesto que en más de una ocasión puede darte la sensación de estar viendo un bonito videoclip, pero a mi sinceramente no me molesta. Donde la película se va desmontando poco a poco es en su segunda parte, en la atropellada huida que protagonizan Lincoln 6 Eco y Jordan 2 Delta.

En esta parte, Bay le quiere dar velocidad al asunto con una desgracia de montaje que deja entrever más de un error, por no hablar que tiene algunas secuencias de acción acrobáticas para mear y no echar gota, por lo rocambolescas que son y por lo bien rodadas que están. Menos mal que, en el fondo, esto es un entretenimiento palomitero, pero si me paro a pensar un poco la escena de la «R» del edificio es para matarle argumentalmente hablando.

¿El resultado? Entretenido, caótico, divertido y al más puro estilo Bay. A mi me gusta aunque puedo entender, perfectamente, que más de uno saliese escaldado de la sala de cine.

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