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España España · Madrid
Críticas de HeleMir
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Críticas 15
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
29 de julio de 2023
127 de 189 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una película de Barbie dirigida por Greta Gerwig? ¿Protagonizada por Margot Robbie? Desde hace meses esto venía oliendo a bomba feminista. La pregunta era si se trataría de una bomba fétida o de una poderosa.

Bueno… me quedo a medio camino entre las 2. No es cosa fácil hacer una película de Barbie… y mucho menos criticar al patriarcado desde ahí, queriendo salir bien parada.

Empecemos con las sumas...

Siempre me ha causado asombro tanto revuelo entorno a Barbie. La han culpado de ser muy alta, muy guapa, muy delgada, muy rubia, muy blanca... de tener muchos zapatos, muchos vestidos, muchos objetos color rosa… La cuestión con el ejército de haters de Barbie es que creo que la mayoría nunca ha jugado de verdad con una.

Barbie ha sido incluso cuestión de Estado, prohibida en varios países, perseguida por diversas religiones, por dar "mal ejemplo" a las niñas. ¿Es Barbie en realidad culpable de los problemas femeninos del siglo XX? ¿De verdad tantos males de la modernidad le vamos a achacar a una simple muñeca?

Y ahí está la clave de todo este asunto. Barbie no es una simple muñeca. Como bien lo cuentan en la genial introducción de la película, Barbie fue la primera muñeca “no-bebé" que llegó a las manos de las niñas. La primera muñeca con la que una niña podía jugar en primera persona, sin tener que ponerse en el rol de madre o cuidadora.

Pasé vacaciones enteras jugando a la Barbie con mis amigas. Mi vecina, absolutamente obsesionada por las Barbies, tenía cerca de 30, el resto teníamos un número más modesto... 3 o 4 por cabeza. Y así, las reuníamos en torno a la piscina de plástico, juntando la hamaca de una, la barbacoa de otra... palmeras, tumbonas... perros y hasta delfines. Un maravilloso aquelarre de cerca de 50 mujeres (y alguna sirena) en miniatura, bañándose desnudas, desacomplejadas de su cuerpo... cada una tenía su turno en el tobogán, iguales dentro del agua, sin importar su profesión, su número de hijos, su color de piel o su pasado oscuro.

No voy a negar que existía una jerarquía. Primero estaban las recién llegadas, notablemente más guapas, con su pelo aún brillante, su ropa y sus gadgets aún intactos... y luego ya seguían las antiguas, con su pelo trasquilado, su pie mordido, su pierna floja, el velcro de su vestido lleno de pelos... tampoco muy distante de la vida real.

Creo que en este punto la película acierta, mostrando hasta qué punto puede llegar a ser inspiradora una Barbie para una niña. ¿La primera mujer astronauta en los años 60? ¿Una presidenta? ¿Mujeres dueñas de una casa de 3 plantas con piscina al lado de la playa? Todo muy peligrosamente femenino…

Y luego está Ken… he tenido que escuchar a un gran número de ignorantes asegurar que Barbie vende a las niñas el modelo de la esposa perfecta… Aquí hay otro acierto de la película, que muestra a Ken como lo que es: un simple invitado que ni siquiera se sabe en dónde vive.

Para una niña no hay nadie más insignificante que un Ken, con uno en la colección ya basta. En mi caso un GI-Joe de mi hermano venía de vez en cuando a llenar el papel masculino. Ken está allí para necesidades puntuales: llevar a los bebés a la guardería, cuidar al perro y pasar la noche desnudo junto a Barbie. Ken sólo existe a través de Barbie, como bien nos muestra Greta. Y esto también convierte a la muñeca en un peligroso “mal ejemplo”.

¿Por qué me quedo entonces a medio camino? Y aquí vienen las restas…

La película centra la esencia del juego con Barbie sólo en la niña que juega, y la esencia de la muñeca en sus propias dudas existenciales. Creo sinceramente que la esencia de Barbie y su verdadero poder es el de unir niñas (futuras mujeres) entorno a un juego, a un objetivo... La unión es la gran fuerza femenina y la película olvida este punto, mostrándonos mujeres aisladas que solo se juntan por necesidad sin explotar el potencial de esa unión.

En un momento dado las Barbies se tienen que unir para vencer al ridículo patriarcado que se ha instalado en Barbieland… su plan es de lo más inepto, los argumentos para convencer a las muñecas son de primero de feminismo, no se le da voz real a ninguna… dan ganas de vomitar.

Una gran resta de la trama es ese patriarcado de pacotilla que arman los Kens. Hasta un punto es gracioso y Ryan Gosling hace fenomenal su papel de Ken idiota, pero llega un momento en que el nivel de absurdo y ridiculez hacen de boomerang contra la película y su mensaje. Tenían la oportunidad de mostrar cómo se siente la mujer en un mundo masculino… lo medio estaban logrando y de repente las tonterías invaden la pantalla y todo se va al carajo.

¿Dónde están las nuevas leyes de Barbieland para fomentar la inclusión de los Kens en el mundo laboral? Las buenas intenciones no bastan, Greta.

Mi resta máxima va para la voz en off, una narradora horripilante que nos explica todo al pie de la letra como si no tuvieramos cerebro; un manexplaining en toda regla, así, en nuestra cara.

Barbie, te seguiré adorando, pero esta película no le llega ni a tus talones en punta al mujeron que realmente eres.
HeleMir
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4
10 de julio de 2023
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé muy bien por dónde empezar esta crítica, para mí esta Mantícora no tuvo ni pies ni cabeza.

Muy poético lo de la cabeza de tigre, que le da el nombre a la película, pero, para mi gusto, demasiado conveniente para la trama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
HeleMir
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3
27 de junio de 2023
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos en una extraña época en donde las carteleras están plagadas de remakes y de secuelas innecesarias, o de películas tan dramáticas y faltas de color que dan ganas de buscar un cuchillo en la sala para cortarse las venas.

Entre toda esta maraña de copialina, cine woke y dramononones, te aferras a las reliquias del pasado, esperando que no las destruyan con un descarado remake inclusivo.

Y te preguntas... ¿Qué ha pasado con el supuesto séptimo arte? ¿Qué se han hecho los artistas? ¿Dónde habrán ido a parar los genios?... ¿Estarán todos escondidos en TikTok haciendo vídeos de su desayuno vegano? ¿O quizás están en YouTube haciendo tutoriales de crochet?

Y entonces anuncian una nueva película de Wes Anderson, y recuperas la fé en la humanidad, aunque sea por un ratito. La genialidad no nos ha abandonado del todo...

Te sientas en tu butaca, se apagan las luces y cruzas los dedos para que no se repita la misma tragedia de La Crónica Francesa. Esa bomba de información visual y verbal que, después de 2 años, aún sigues digiriendo.

Y pese a tus rezos y plegarias... la historia se repite. Sólo que en peor. Un bombardeo sin piedad a tus neuronas post-covid en donde las pancartitas que anuncian el comienzo de cada acto sólo te hacen recordar lo eternas que pueden llegar a ser dos horas de tu vida.

Evocando constantemente que todo se trata de una producción dentro de una producción, y que tú tienes que seguir ese juego, estamos ante una historia sin feromonas que atraviesen la pantalla, no hay oxitocina, ni endorfinas... ¡ni siquiera adrenalina!... nada medianamente terrenal. Todo un artificio de donde después de varios días no logró todavía sacar conclusión alguna.

Creo que Wes Anderson está tan adelantado a su época que ya hace cine para los cyborgs del futuro: vomitonas indigeribles de información, carentes de emoción y conexión.

Catalogada como comedia no sabemos cómo, los intentos humorísticos destacables se pueden contar con los dedos de una mano.

No hablaré de cada actuación porque no terminaría nunca. Conecté únicamente con Tom Hanks, quizás porque siempre llevas en tu corazón a esa persona que te enseñó que la vida es como una caja de chocolates y que te hizo llorar por un balón de voleibol.

Personajes innecesarios como la profesora o la actriz que hace de actriz encarnada por Scarlett Johansson... ¡Qué nauseas! cualquiera de los niños de la película habría hecho mejor ese papel.

Mis 3 puntos van por el extraterrestre, la mayor genialidad de esta película, y por el diseño visual. Siempre es un gusto ver una producción en donde la estética de cada plano se cuida al detalle.

Wes, sigo creyendo que eres un genio. A pocas personas les debe caber tanto en la cabeza como a ti. Quiero contarte que todavía hay humanos que vamos al cine. Sorpréndenos, sal de tu caja de remakes, vuelve a hacer una película para nosotros, por favor.
HeleMir
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4
31 de mayo de 2023
40 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahí estaba yo con 4 años, sujetando la mano de mi mamá. Llegamos tarde a la peli... éramos 8 primos, llegar a la hora era imposible. Entramos rápidamente por el pasillo central y nos acomodamos en las últimas filas, no cabía un alfiler en la sala. Una enorme e intimidante sala negra, pronto entendí hacia donde tenía que mirar.

Y ahí estaba ella, con su melena color frambuesa, coleccionando objetos de mundos lejanos... Ariel, nadando entre burbujas, bajo el mar.

34 años más tarde, Disney, ávido de dinero y falto de ideas, decide sacar un remake de carne y hueso. Unas olas poderosas te dan la bienvenida en esta nueva versión, para luego sumergirte en las profundidades del océano.

"Una sirena no tiene lágrimas, por eso es mayor su sufrimiento", nos recuerda una frase sacada de la novela original. Un comienzo emocionante en el que la cámara te invita a descender en primera persona, para descubrir poco a poco una Atlántica algo insipida y sombría.

Para mis hijos la película no estuvo mal. Se enamoraron de Sebastián y de Max, medio disfrutaron el nuevo rap de Lin-Manuel Miranda...  (¿qué pasó ahí Lin-Manuel?) Se sumergieron completamente en la historia, no sin notar los agujeros del guión, haciéndome preguntas sin parar: ¿Mamá, pero dónde está su mamá? ¿Por qué Úrsula es un pulpo, si es hermana de Tritón? ¿Por qué sus hermanas son todas tan distintas? ¿Son todas hijas de la misma mamá, mamá? ¿Por qué Tritón manda a un cangrejo a cuidar de su hija y no va él mismo?...

En mi caso, me resultó imposible no comparar las dos versiones. 1989 vs 2023; una película que acompañó la infancia de mi generación vs su copia de 200 millones de dólares. Así que teniendo en cuenta el listón, pero también las decepciones (todo hay que decirlo), de la primera, hablaré de esta versión live action que tanto se hizo esperar.

Empecemos por el contexto histórico-geográfico. ¿Por qué trasladar toda la trama al Caribe si ni siquiera te vas a tomar la molestia de filmar en el Caribe? Pusieron unas palmeras alrededor del castillo, creyendo que con eso bastaba, pero esas playas rocosas no nos engañan... Las escenas exteriores fueron filmadas en Cerdeña (otras en Londres). No, señores de Disney, el Caribe no se parece al Mediterráneo, por mucho reggae y salsa que pongan de fondo.

Se supone que ahora Eric vive en una isla ficticia del Caribe. Una isla imaginaria en donde funciona una monarquía absoluta, y en donde hay un castillo que resulta muy europeo, entre unos riscos muy europeos. El príncipe, europeo o no, es clavado al de 1989, pero se inventan un enredo de una adopción para justificar que su madre, la reina, sea negra. Porque parece que esta ficticia isla caribeña no fue tocada por la colonia ni la esclavitud, tampoco quedan rastros de los pueblos indígenas pre-conquista. ¿No habría sido más fácil dejar la trama tranquila en Europa? ¿O directamente no darle ningún tipo de contexto real y hacerlo todo fantasía?

Quisieron hacer una película súper incluyente y diversa, pero tanta diversidad queda forzada. Se les coló por ahí un señor japonés, criados traídos de Pakistán, señoras blancas con pinta de esclavistas repartiendo frijoles gratis en la playa... pero ¿qué pasó con la agenda "body positive"? La única con kilos de más es la mala más mala y más bruja del océano, que se vuelve talla XS para ganarse al príncipe... Uy Hollywood, me parece que ahí te pillamos, ¿no estarás escondiendo tu doble rasero de la inclusión?

Halle Bailey nos regala a una Ariel guapísima, con una sonrisa cautivadora y una voz espectacular. Su actuación, sin embargo, no acabó de convencerme. Entiendo que era un trabajo difícil hablar la mitad de la película con un pez anoréxico y la otra mitad ser muda. Las rastas están geniales, pero hicieron que el chiste de peinarse con un tenedor perdiera toda su gracia.

Sacaron la cara los roles masculinos. Javier Bardem hizo lo mejor que pudo con lo que le dieron para encarnar a Tritón. El príncipe Eric, en principio el personaje más soso de la historia, logra ser convincente. Y bueno, qué decir de Sebastián, volviendo a conquistar corazones con una de las canciones más legendarias de Disney, "Bajo el Mar".

Creo que faltó más despliegue de imaginación en cuanto a vestuario y maquillaje. Estamos en 2023, el maquillaje profesional tiene un nivelazo, pero se limitaron a abusar de la purpurina y de las sombras para ojos con brillitos, dejándole el resto al CGI.

Había leído críticas sobre los problemas de iluminación y la cosa es REAL. En la mayoría de escenas hay que hacer un esfuerzo para descifrar lo que está ocurriendo en la penumbra. Sí, vale, son las profundidades del mar, pero somos humanos a este lado de la pantalla, nuestra pupila no tiene esa capacidad de dilatación. ¿Costaba mucho subirle 3 puntitos a la exposición y a la saturación?

Opuesto a esto tenemos el brillo excesivo de las escenas diurnas sobre la superficie del mar. Cuando Tritón sale a flote dan ganas de llorar, tiene todo el sol del mediodía en la cara, unas sombras rarísimas, se marca cada gota de agua resbalando... ¡Es el rey del océano! Un poco de respeto, por favor.

¿Tanta prisa tenían por terminar la película? Un coco-loco en la playa y 3 horas más tarde la escena final habría quedado de cuento de hadas. Ah no, perdón, que en Cerdeña no hay cocos... Ah no, perdón, que ya no es un cuento de hadas...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
HeleMir
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8
30 de mayo de 2023
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llovía ese día y no sabía muy bien qué plan hacer con los niños. Super Mario Bros Le Film, era la única opción medio decente en cartelera para el público infantil... así que ¡chubasqueros, todo el mundo! Nos vamos a cine.

Todo empieza con una nostálgica escena del primer primerísimo y pixelado Mario. De repente y sin avisar, me inundó ese penetrante olor a vacaciones. Me vi rodeada de todos mis primos en la misma habitación, rotándonos los controles en tensión máxima, un solo objetivo común: rescatar a la Princesa.

Una película que divierte enormemente a los más pequeños y apela a la nostalgia de los adultos que crecimos "perdiendo el tiempo" en el mundo Nintendo, cabalgando a lomo de Yoshi.

Un toque justo de humor, aventura, suspenso y acción, mientras nos paseamos por esos mundos de fantasía que nos resultan tan extrañamente familiares. Un excelente ritmo para una trama muy sencilla y agradable.

Mario y Luigi nos reciben calurosamente, anunciando su nueva empresa de plomería. Minutos más tarde conocemos a toda la entreñable familia de inmigrantes italianos, de la que dan ganas de saber más.

Poco después ya estamos viajando al maravilloso reino de los honguitos, del que ya nunca querremos salir. Pero habrá que salir, el reino está en peligro y solo Mario está a la altura de esa peligrosa misión.

Una Princesa Peach rescatada de su estereotipo de doncella frágil e indefensa. Decidida, inteligente y ágil, sin dejar de ser carismática, dulce y encantadora. Fue el personaje que más me sorprendió.

Bowser se luce, mostrándonos las múltiples facetas de su personalidad. Mientras todos sus secuaces, nos van recordando poco a poco cuán grabado está este videojuego en nuestro inconsciente.

Ríos de lava corriendo por el castillo, tortugas zombies que reviven de los huesos, el detestable Kamek, ese villano imposible de matar... la magia infinita de los power-ups, el peludito traje de mapache (qué ganas de tener un control en la mano y darle al B para hacerlo volar)... una visita al reino de Donkey Kong, la adrenalina de Mario Kart...

Me sentí como una niña durante 2 horas, salí cantando en bucle la canción de Mario y al volver a casa me descargué Mario Run en el móvil, para empezar a Nintendiotizar a mis aún inocentes hijos.

¡Larga vida a la princesa Peach! Y algún premio para el que compuso la canción de Bowser, ¡es un auténtico GENIO!
HeleMir
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