Para mi gusto, la cosa se resuelve demasiado hacia el palo romántico. Cuando lo más habitual habría sido un divorcio como un castillo de grande. Pero supongo que... eso vende menos, no sé.

¿Os acordáis del extraordinario vídeo de Aphex Twin ‘Come to daddy’, dirigido por el singular Chris Cunningham? FLESH CITY se enmarca en un lugar parecido, y los que estáis familiarizados con todas estas obras que estoy mencionando, sabéis cómo (y más o menos dónde) está ese lugar. Está en las afueras, en barrios deprimidos y descuidados, en sitios donde se acumulan los desperdicios, y el ambiente es deprimente y húmedo. Diría que esta película alemana es secuela, o spin-off, de la belga OCURRIÓ CERCA DE SU CASA, pues esas barriadas dejadas de la mano de Dios son casi idénticas, aunque es cierto que los suburbios de todas las grandes ciudades se parecen. El bichejo que emerge y ataca en el largometraje de Fleisch (no entro en spoilers, descuidad) está hecho de la misma pasta asquerosa que esas criaturas pseudo-infernales que os he dicho, o que otras muchas como la “cosa” grimosa de LA POSESIÓN, o como el demonio cybernético de HARDWARE. Todos estos seres están hechos de, y se alimentan de escombros, de putrefacción, de ratas, de vicio, de abandono, de miedo, de venganza, de repugnancia, de muerte. Aunque adopte formas muy diversas.

Y para que veamos que este es un terreno con posibilidades, muchos monstruos tradicionales han sido reinventados para adaptar sus guaridas a la atmósfera de la ciudad, como los chupasangres de JÓVENES OCULTOS y de LOS VIAJEROS DE LA NOCHE, o los diablos de HELLRAISER y EL SEÑOR DE LAS ILUSIONES. La vanguardia bebe de los clásicos, y eso está bien, y estoy convencido de que el amigo Thorsten posee una buena cultura cinéfila.

En FLESH CITY también se nos ofrece la posibilidad de observar el mundo a través del enloquecido ojo del bicho, y como os podéis figurar, es como ver el mundo con un filtro de sangre coagulada, polvo rancio y demencia pura –si la música electrónica muy machacona os estresa, puede que tengáis dificultades para acabar la peli–. Esto ya se hizo en peliculones que os recomiendo como la austríaca LA ANGUSTIA DEL MIEDO, la holandesa DESAPARECIDA o HENRY: RETRATO DE UN ASESINO. O EDMOND, una peculiar cinta donde el “bueno” de la peli poco a poco va convirtiéndose en el malo conforme las calles nocturnas le van absorviendo más y más. En LA CARNAZA (y ya paro de hacerme el entendido en cine), la forma de la criatura es la de una niña inocente y adorable… ¡pero es que bajo la engañosa luz de la Luna, nunca se sabe lo que se abalanzará sobre ti!

Cabe destacar a autores más conocidos a nivel internacional (también porque exploraron este campo mucho antes) como Shinya Tsukamoto y su trilogía de TETSUO, aquel tipo que es engullido por los cables, los hierrajos y la tecnología analógica. Aunque no siempre hay que buscar estos terrores en entes sobrenaturales e inexplicables. Porque si algo hemos aprendido de los thriller protagonizados por ‘psycho-killers’ (y de las noticias del mediodía), es que el monstruo más terrorífico es el ser humano. Y el ‘giallo’ italiano (o el hollywoodiense, que también hay, como CORAZÓN DE MEDIANOCHE o las inefables pelis policíacas de Charles Bronson) es en parte fuente de inspiración para estos cineastas que han llevado un paso más allá ese pavor hacia los perseguidores de las sombras (el antiguo hombre de saco, vaya, el Coco de toda la vida), esos que hacen que volver andando a casa muy tarde si vives en un mal barrio… no siempre sea buena idea.