La película en su conjunto me va pareciendo mas fantástica a medida que han ido pasando las horas después de su visionado. Seguramente con el tiempo se convertirá en una referencia del genero. El relato es contado con una dinámica lenta, excepto contados momentos de tensión perfectamente colocados que hacen de lanzadera para ir navegando por el mar de reflexión introspectiva que el director crea con maestría. Brad Pitt es el centro del Universo en todos los sentidos: por ser referencia absoluta, por como borda su papel y también porque ese viaje espacial que centra parte de las mas de dos horas que dura la película es en realidad un viaje sobre si mismo, sobre su existencia y en general sobre la existencia humana y sus interrogantes que son sutilmente comparados con la inmensidad de ese vasto e infinito espacio que nos rodea. James Gray en Ad Astra te engaña de una manera absolutamente maravillosa que hace que salgas del cine con una sensación rara (positiva) casi sin poder articular palabras. Un tremendo impacto mental que conlleva hacernos pensar sobre nosotros mismos, sobre nuestros miedos, esperanzas y finalmente como colofon dejar subrayado en negrita lo pequeñitos que somos también en ese vasto universo interior en el que navegamos diariamente. Peliculón.