Verhoeven ha logrado unir sorprendentemente una historia arquetípica de espías con unos personajes muy profundos para tal tipo de cine. Se respira humanidad en este prodigioso entretenimiento gracias a sus talentosos actores y al ritmo vibrante con que el director holandés narra los combates en la sombra entre la resistencia de su país y los nazis.

No prescinde Verhoeven de sus habituales gamberradas sangrientas, aunque sabe, al tiempo, cuando dejar de mostrar ciertos detalles para que los adivine el espectador avezado y para sorprender a los más despistados. Es, en este sentido, un gran bebedor de la intriga de Hitchcock, que aquí adapta a su merced con gran maestría, apoyado en un guión y una música muy logrados.

El argumento podría ser enrevesado, pero en manos de Verhoeven y gracias a un excelente montaje, las más de dos horas que dura la película se hacen muy llevaderas y nadie se cansará de los diversos giros argumentales, todos perfectamente orquestados y con sentido.

Resulta aún más sorprendente que el holandés pulverice la teoría del McGuffin de Hitchcock, dejándonos saber qué es el libro negro sólo al final, cuando ya nos adelanta en el título que ahí va a estar el truco ¡Y la intriga funciona igual! Es una gozosa contradicción, baza principal de esta gran película con muchas otras virtudes que no podría comentar en este corto espacio. Muy recomendable.