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España España · A Coruña
Voto de Vic_Olié:
6
Ciencia ficción. Aventuras Último capítulo de la trilogía de precuelas de Star Wars, en el que Anakin Skywalker definitivamente se pasa al lado oscuro. En el Episodio III aparece el General Grievous, un ser implacable mitad-alien mitad-robot, el líder del ejército separatista Droid. Los Sith son los amos del lado oscuro de la Fuerza y los enemigos de los Jedi. Fueron prácticamente exterminados por los Jedi hace mil años, pero esta orden del mal sobrevivió en la clandestinidad. (FILMAFFINITY) [+]
7 de septiembre de 2006
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trataba de hilar fino, y las costuras apenas se notan. Lucas firma un episodio notable que, no obstante, ha sido sobrevalorado por la mayoría de la crítica, en una estrategia que parece más campaña de marketing que opinión especializada.
La película se abre con una batalla espacial que no dejará a nadie indiferente, para luego adentrarse en un ritmo algo más lento, pero adecuado al desarrollo de los personajes. Un desarrollo que ha ganado mucho en relación a las dos anteriores entregas.
El matrimonio de Anakin y Padmé es creíble, y no ñoño; Obi-Wan y su padawan parecen al fin un par de amigos que llevan toda la vida juntos, con el segundo mostrando respeto por el primero, pero no por ello dejándose de sentir la cercanía entre ellos; y, por si fura poco, el tío George ha dado en el clavo al introducir al canciller Palpatine en el centro de la acción.
Las múltiples escenas en las que Anakin se deja embaucar, poco a poco, por sus mentiras, son de lo mejor de la película. Estas escenas intimistas, en las que se tocan temas tan universales, como el amor, la codicia, la amistad y las ansias de poder, están intercaladas mediante un montaje paralelo con pequeños fragmentos de las batallas que se dan en los múltiples frentes de la guerra. Lucas proporciona así una visión amplia del conflicto, en absoluto focalizada, como en anteriores entregas, que nos ayuda a entender la extensión y consecuencias de toda guerra, no sólo a nivel militar, sino también a nivel moral.
La conducta política de la mayoría del Senado Galáctico y de su líder responde a cualquier cosa menos a las características de cualquier estado democrático; y los personajes se ven realmente afectados por la guerra. El pueblo de Utapau es sometido, Anakin y Padmé son separados, la orden jedi sufre graves bajas y , en definitiva, todo es un caos.
Hasta aquí, disfrutamos de este George Lucas antibelicista, que por una vez entiende a la perfección a sus personajes y, mediante un esquema de tragedia griega, los lleva a un terreno más grato del que cualquiera de nosotros hubiera imaginado viendo el resultado de las dos entregas anteriores.
Sólo se le puede reprochar una cosilla en su desarrollo, que hace que La Venganza de los Sith no esté a la altura de los episodios IV y V, es el clímax.
Lucas nos conduce por un camino claramente trágico que va ganando en dramatismo a cada momento, para después dejar que este dramatismo decaiga en el punto en el que más lo necesitamos muchos. La lucha entre Obi-Wan y Anakin.
Tal como pintaban las cosas, yo pensé que me iban a caer lagrimones cuando llegara el momento tan largamente esperado. Pero no. Ese combate es algo forzado. No parece pasional, como debería, sino que en él caben varias pinceladas de racionalidad y, además, la coreografía es bastante exagerada y se les ha ido la mano con los efectos especiales.
Vic_Olié
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